Hacer colas se ha vuelto algo normal. Con el covid nos acostumbramos a hacerlas en los supermercados, en las panaderías, en las tiendas de ropa, o en las oficinas bancarias. Y ahora se sobrellevan, con mucha calma, hasta en las gasolineras. La subida de los precios de los carburantes ha movilizado a los consumidores a ir a la caza del mejor chollo para repostar el vehículo, y eso aún cuando desde hace unas semanas las compañías de suministro aplican un descuento de unos veinte céntimos por litro.

En la estación de servicio de Cepsa que se encuentra a la entrada del barrio de Las Remudas, en Telde, esperan más se treinta coches, repartidos entre cinco filas junto a los surtidores. Son las doce de la mañana del sábado y la mayoría de conductores que se acercan confiesan que saben que es justo el día de la semana en que se aplica el mayor descuento. Hay que pagar primero para poder servirse, pero nadie se apura. La espera se nota en el bolsillo.

Así lo explica Daniel López, transportista, que por su trabajo tiene que poner combustible hasta dos veces por semana. Como pasa cada día por la autopista que va hacia el Sur ha aprovechado hasta para echar una mirada al cartel de los precios de este surtidor. Aún a vista de pájaro ha podido percatarse que incluso son hasta trece céntimos menos por litro en el gasoil respecto a otras estaciones de la misma compañía. «Aquí el gasoil diesel, el más económico, marca a 1,31 euros por litro, mientras que el premium está a 1,44 euros, y en la gasolinera que tienen en Siete Palmas estaban ayer a 1,44 euros uno y a 1,55 euros el otro». La gasolina marca 1,32 euros la de 95 octanos y 1,46 euros la de 98, frente a los 1,46 euros y 1,57 euros que la misma empresa fijaba en Siete Palmas. Debido a que por su trabajo el carburante es lo básico incluso se ha molestado en comprobar que ayer en esta misma estación de Las Remudas el litro costaba a 1,39 euros, es decir que ya son ocho euros menos de un día para otro. 

«Esto es la ley de la oferta y la demanda», defiende Manuel, uno de tantos vecinos de Telde que ya conoce esta oferta que aplican los sábados en esta estación. Vive cerca, y es la segunda vez que hace la cola. Primero llenó un utilitario de la marca Opel que le hizo desembolsar 50 euros, y ahora, al volante de un Toyota Yaris pretende resolverlo con unos 30 euros. «En un tanque son de 8 a 9 euros que me ahorro», señala mientras espera que se muevan los vehículos que tiene delante para dar por concluida sus recorridos de ida y vuelta a la gasolinera.

Para Ana Belén Suárez, que vive en Lomo Magullo, el sábado» se le hace cortito» porque además de acudir al supermercado y hacer otros muchos recados también es de las que ha aprovechado para acudir a la gasolinera.En una media hora más o menos esperaba dar por concluida la tarea, que hasta ahora resolvía en unos minutos. Pero se lo toma con paciencia «porque merece la pena por lo que ahorro, y así me quedo ya tranquila toda la semana».

En el interior de la estación las dos trabajadoras no paran de cobrar y pasar las tarjetas de crédito. Es un continuo movimiento de clientes que entran para abonar y poder disponer del surtidor. No quieren dar detalles sobre cuánto ha podido crecer la afluencia desde que empezaron con esta política de descuentos, y cómo sobrellevan este ritmo de trabajo. Pero basta contemplar unos momentos para entender que trabajan a la velocidad a las que propulsan combustible las mangueras que sirven gasoil y gasolina, algo de lo que se encarga cada cliente.

 Para Félix Rivero, vecino de Telde, es el tercer sábado que hace cola en esta gasolinera. Dice que hace unos meses no se imaginaba que con la crisis económica, y sobre todo la subida de los precios de la gasolina acabara teniendo que ponerse en fila para esto. Pero tampoco se enerva. Con la reposición de los víveres ya resuelta desde el viernes, lo que espera ya es ir a comer, y luego descansar.

Ha pasado casi una media hora y las filas se siguen nutriendo de nuevos coches. Todo en un orden.  «Venimos de paso», asegura Daniel Sánchez que también tiene previsto aprovechar para dejar bien surtido su utilitario. Calcula que son entre sesenta y setenta litros y que la cuenta se le va a elevar a los 80 euros. «En algún lado hay que echar, y si encima encuentras sitios con ofertas pues hay que aprovechar, porque el combustible se ha puesto por las nubes», subraya.

A otro lado, al volante se encuentra Beatriz, que trabaja en el Sur y dispone del coche cada día. Asegura que es una de las habituales de esta distribuidora porque dispone de una tarjeta con la que acumula descuentos de un 6 por ciento en la gasolina y otro 6 por ciento sobe las compras que realiza en una gran multinacional de alimentación. En su caso, aparte de que sabe que los precios en esta estación son más bajos, insiste que en su caso «se beneficia de un doble ahorro, en combustible y en la comida».