Cuando en 1995 el segoviano Francisco García y el canario Ángel Marrero participaban en el concurso de coctelería organizado por la Asociación de Barman de Segovia en aquella ciudad, quizá poco pensaron que ese sería el germen de lo que hoy es un hermanamiento entre Segovia y San Bartolomé de Tirajana que dura, por ahora, 27 años. «Tuvimos que pelear mucho porque lamentablemente las instituciones públicas eran reacias a colaborar, pero desde que empezamos esto no ha parado de crecer», relata FranciscoGarcía, presidente de la Asociación Cultural y Deportiva de Andariegos Segovianos. Desde entonces, canarios y segovianos se visitan mutuamente una vez año en un intercambio cultural, gastronómico y folclórico que este 2022 celebra sus bodas de plata, sus 25 años, después de que en los últimos dos años no hayan podido reunirse por la pandemia.
Francisco y Ángel se conocieron en el concurso de coctelería y tras eso el segoviano invitó al canario a unirse a la caminata de 100 kilómetros que los andariegos hacían cada año desde Madrid a Segovia. Y la invitación le fue devuelta porque el Ángel invitó a los segovianos a caminar en Gran Canaria, en una ruta de 85 kilómetros que conectaba Las Palmas de Gran Canaria y San Bartolomé de Tirajana a través de montes y barrancos. «Fue entonces cuando empezamos a hablar de que para formalizar estos encuentros Ángel y yo podíamos intentar que cada ayuntamiento firmase un documento de hermanamiento», cuenta Francisco García, «costó mucho trabajo, no lo entendían y creían que no debían comprometerse así, pero lo logramos y se firmó y empezaron las visitas mutuas de las autoridades». «Se creó una amistad que fue creciendo en el número de participantes», cuenta por su parte Guillermo Guedes, actual presidente de la Asociación de Barman ‘Aborigen Canarias’, el colectivo que organiza estas visitas en Gran Canaria.
En cada viaje, canarios y segovianos son recibidos por distintas instituciones y realizan visitas culturales
Este hermanamiento ha permitido a canarios y segovianos conocer las tradiciones de sus pueblos, su gastronomía y su cultura musical, y durante este cuarto de siglo lo que empezó como amistad se ha transformado en familia, ya que en estos 25 años han surgido parejas de estos encuentros.
Los canarios van a Segovia la semana del 23 de abril, para celebrar también el día de Castilla y León, mientras que los segovianos viajan a Gran Canaria en el mes de noviembre. Los viajes incluyen habitualmente recibimientos institucionales en los ayuntamientos de distintos municipios, así como actividades culturales. En esta última semana, la representación canaria fue recibida por el Consistorio segoviano, pero también por el Ayuntamiento del Real Sitio de San Ildefonso. Además, el grupo canario también fue agasajado por la Diputación de Segovia, pues el hermanamiento ha subido un escalón y desde hace siete años también incluye la unión entre el Cabildo de Gran Canaria y la diputación segoviana.
«En 25 años de hermanamiento nuestras relaciones han evolucionado; se han creado lazos afectivos y ahora lo más importante es el contacto diario que tenemos los canarios y los segovianos a título particular», señala Francisco García. Hasta el punto en que muchos se visitan durante el año y se alojan en las viviendas los unos de los otros, al margen de la semana del hermanamiento oficial.
Estas semanas incluyen además la organización de una cena por parte del grupo visitante. En la última ocasión, la semana pasada, la representación isleña sorprendió a los segovianos con un menú que consistió en un entrante compuesto por morcilla de Teror, papas arrugadas, queso semiduro de Agüimes y aceitunas de Tirajana con mojo; un rancho como primer plato, un mero con salsa verde de segundo y un plátano canario flambeado de postre. La cena estuvo amenizada por la parranda canaria La Aulaga, quien además visitó los trajes tradicionales de la isla. Este año también improvisaron un recital musical canario-segoviano para colaborar en la recaudación de fondos que los segovianos hacían para la reconstrucción de un parque infantil en La Palma. Por su parte, cuando los segovianos visitan Gran Canaria preparan judiones típicos y cochinillo asado, que sirven habitualmente en el Aeroclub. La visita incluye recibimientos en otros municipios, como el de Agüimes, Santa Lucía de Tirajana y Teror, que les brinda un almuerzo. «Se ha abierto tanto el abanico y reforzado tanto la amistad que se visitan otros pueblos como Artenara y Tejeda», relata el canario Guillermo Guedes.
Maspalomas y Segovia se homenajean mutuamente en su callejero y monumentos públicos
El hermanamiento no se limita a la actividad cultural y gastronómica, sino que también tiene su reflejo en la realidad física de los pueblos. Mientras que en Gran Canaria hay un monumento en honor al acueducto de Segovia en el Campo Internacional de Maspalomas, placas conmemorativas en los jardines del Centro Insular de Turismo de Playa del Inglés y en el Patronato de Turismo, una plaza de Segovia homenajea al arado canario, calles de distintos municipios llevan el nombre de Maspalomas y la rotonda de La Lastrilla incluye un escudo del Cabildo de Gran Canaria y del Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana.
Francisco García, el segoviano, está contento después de tanto tiempo. «Estoy satisfecho porque lo que en su día fue una idea hoy es una realidad; muchos hermanamientos se quedan en una firma protocolaria y poco más, pero nosotros hemos ido más allá y aunque las instituciones pensasen en terminar, nosotros seguiremos adelante para que este hermanamiento no decaiga». El hermanamiento canario-segoviano nació en un concurso de coctelería, pero sin embargo los dos pueblos todavía tienen algo pendiente: un cóctel en honor a las dos ciudades. «No hay ninguno oficial, aunque seguro que las viejas glorias tienen alguno en sus libros», concluye el canario Guillermo Guedes.
