Un total de 23 vecinos del barrio aruquense de El Trapiche acumularon ayer cuatro días fuera de sus casas tras el derrumbe en la madrugada del viernes al sábado de un gran muro de unos 60 metros de longitud y otros diez metros de alto que soportaba el peso de unos terrenos destinados a jardines anexos, obligando a desalojar el inmueble distribuido en diez viviendas.

Por ese motivo se reunían durante el mediodía de ayer en las oficinas municipales de la ciudad norteña con el tercer teniente de alcalde del Ayuntamiento y concejal de Urbanismo y Vivienda, entre otras áreas, Sebastián Guerra, con el fin de acercar criterios para el posible regreso, cuanto antes, a un edificio que según las primeras estimaciones realizadas por los técnicos, no ha sufrido en su estructura las consecuencias del derrumbe.

Según explica Adrián Bermúdez, vicepresidente de la comunidad de vecinos, la caída del enorme paramento se produjo sobre la una y cuarto y una y media de la madrugada, cuando sus ocupantes oyeron un potente estruendo y tras abrir las ventanas de la parte posterior del edificio pudieron observar como se levantaba una gran nube de polvo, en un suceso que levantó no solo a los afectados sino a buena parte del vecindario.

Con apenas una muda

«Lo primero que hicimos», según relata Adrián Bermúdez, «fue mandar desalojar a las familias de las diez casas y alertar enseguida al 112 para que enviara a los diferentes servicios de seguridad».

Y de hecho, tras el aviso del Centro Coordinador de Emergencia y Seguridad (Cecoes) acudió a la loma de El Trapiche donde se encuentra el inmueble un potente dispositivo, con miembros de la Unidad Nocturna de la Policía Local de Arucas, de Protección Civil, de la Guardia Civil, así como un amplio número de efectivos de bomberos del Consorcio Insular de Emergencias con base en la localidad de Arucas, que recibían refuerzos de los parques de Gáldar y Telde a la vista del volumen de un destrozo que, con las horas, se fue centrando solo en la parte inhabitada, en la que se encuentran una suerte de parcelas a modo de huertos o jardines.

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Desprendimiento en Arucas JC CASTRO

El vicepresidente de la mancomunidad de vecinos ya pasó ese primer día completo en vela, según relata, «buscando distintas soluciones y para ver si podíamos entrar a coger al menos una muda, algo que pudimos hacer durante unos quince minutos gracias a tres técnicos que nos asesoraron y con los que pudimos coger algunos enseres el domingo».

La misma fuente informa que en cualquier caso no han sido desalojados por ninguna orden administrativa, sino que les han recomendado el desalojo, y que la única parte en la que aparece un precinto es la que afecta a la parte inferior del terreno que se vino abajo. Una superficie que dado que se encuentra en una loma transcurre por un buen tramo de ladera.

También explica que las 23 personas que residían hasta este pasado fin de semana en el edificio ahora están casi todo reubicados de manera provisional en casas de familiares y amigos, pero llama especialmente la atención sobre una pareja que es de fuera de la isla de Gran Canaria, con lo que su problema se agrava, en una situación de incertidumbre en la que asegura «que todos lo estamos pasando bastante mal”.

Además se da el caso de una pareja con un bebé de apenas seis meses de edad, y de otras dos mujeres «que van a dar a luz en breve», por lo que están en un momento especialmente «vulnerable», circunstancias que han trasladado durante el día de ayer al concejal de Vivienda para «que busque alternativas que buenamente pueda y nos realojen por si esto se extiende en el tiempo».

Los vecinos, tras las últimas inspecciones técnicas que se realizaban ayer, esperan que a finales de esta semana «tengamos una solución más o menos clara de lo que hay que hacer, porque que en diez minutos tengas que sacar los últimos siete años de vida no es fácil», sentencia Bermúdez en alusión al tiempo que lleva disfrutando de su casa en El Trapiche, unas viviendas que de momento tendrán su superficie menguada con respecto a las huertas, porque como resuelve, «lo prioritario es salvar la vivienda».

En este aspecto señala que el arquitecto que firmó el proyecto de construcción del inmueble está verificando todos los parámetros con el arquitecto municipal, y a su vez los propietarios «estamos buscando a los mejores profesionales y mejores técnicos para garantizar que el edificio no ha sido dañado y no se cae».

Y si bien el vicepresidente de la mancomunidad de vecinos lleva siete años en su casa, otros propietarios apenas acumulaban una estancia de tres meses, como los últimos en comprar casa en la promoción, como recordaba también ayer al mediodía una de las vecinas ante de la reunión con Guerra en las oficinas municipales.

El concejal les apuntaba que su interés era ayudar a los damnificados en todo lo posible, pero también recordaba que se trata de una propiedad privada, y por tanto, en la que no podían actuar de manera directa, pero sí asesorando, ayudando en las medidas más perentorias, «y tratando de dar tranquilidad a los afectados», todo ello, según explicaba, en coordinación con el Cabildo de Gran Canaria y con el Gobierno de Canarias para seguir los distintos protocolos que se ejecutan en estas circunstancias.

Además también brindaba la ayuda policial y de los equipos de seguridad para ayudar a entrar a los residentes en momentos puntuales para cubrir sus primeras necesidades.

Quiebra de la constructora

Hay que reseñar, por último, que la promoción ubicada en El Trapiche comenzó a construirse en el año 2007, por una firma de titularidad gallega, Xunqueiriña, con un plazo de finalización de tres años, pero la quiebra de la empresa en 2011, sin haber terminado la obra, dejó el edificio a medias hasta que lo remató otra sociedad mercantil.

Los primeros propietarios ya pudieron entrar en sus casas en 2013 y los dos últimos hace seis y tres meses respectivamente.