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La abuela de Canarias sopla 108 velas con la alegría intacta

María del Pino Maximina Nuez Rivero, natural de Teror, celebra su cumpleaños rodeada de su gente | "Lo que pido es mucha salud para toda mi familia", afirma

María del Pino Maximina Nuez Rivero, la abuela de Canarias, sopla 108 velas este domingo José Carlos Guerra

Mañana, María del Pino Maximina Nuez Rivero, natural de Teror pero residente en Las Palmas de Gran Canaria, cumplirá 108 años. Es la abuela de Canarias, y por su vista ya cansada han pasado algunos de los acontecimientos que nos han conformado como sociedad en la actualidad, desde la llegada del hombre a la Luna pasando por dos dictaduras o diez Papas. Lo que desea ahora es salud para toda su familia. 

Soplar 108 velas es un hito poco común. No son muchas las personas que se acercan a esta cifra, auténticas supervivientes de cambios profundos en la sociedad que conocemos. María del Pino Maximina Nuez Rivero cumplirá este domingo 108 años rodeada de su familia: su única hija, su yerno, sus tres nietos y su bisnieto. Es en estos momentos la persona más longeva de Canarias, después de haber vivido diez Papas, dos guerras mundiales y una civil, dos dictaduras, tres monarcas y diecinueve presidentes de los Estados Unidos. No quiere desvelar el secreto del éxito, aunque su hija Cesarina insiste en que es cuestión de "raza": el abuelo de María del Pino alcanzó los 105 años de edad.

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María del Pino Maximina Nuez Rivero, natural de Teror, celebra su cumpleaños rodeada de su gente José Carlos Guerra

Con tanta gente desconocida en la casa de su hija, en Siete Palmas, esta terorense, natural del barrio de San Isidro, se encuentra como pez fuera del agua. Vestida para la ocasión con unas manoletinas que no le gustan y con el traje de los domingos, la mujer mira a todas las caras nuevas con esos ojos que tanto han visto en su centenaria vida mientras repite un mantra: "Pido mucha salud para toda mi familia". Y luego le da los mismos buenos deseos a cada una de las personas que estaban acompañándola para la ocasión. Sin tomar medicamentos pese a su avanzada edad, los médicos ya han mostrado su sorpresa por el buen estado de salud del que goza la anciana, pero sobre todo por su espíritu todavía alegre y coqueto. Pareciera que los años no pasan por María del Pino.

Al ser preguntada por los años que cumplía este domingo, 29 de mayo, sale a relucir esa picardía que aflora sobre todo cuando está en la intimidad de su familia. Con una media sonrisa asomando en la cara, cuenta una mentirijilla: "Pues yo tengo 100 años, por lo menos". La hija la reprende por no contarle la verdad al periodista y, todavía riendo confirma que nació en 1914, apenas un mes antes del inicio de la Primera Guerra Mundial.

A los ocho años quedó huérfana y tuvo que sacar adelante a sus seis hermanos, una vida «de mucho trabajo»

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Mucho ha pasado esta mujer desde que viera por primera vez la luz de este mundo, lo último una pandemia que en los últimos dos años le ha causado algo de deterioro físico y cognitivo por el confinamiento forzoso. Con apenas ocho años, quedó huérfana y tuvo que ayudar a salir adelante a sus seis hermanos menores, trabajando en los campos para llevarles un plato de comida que nunca les faltó gracias a sus desvelos. De joven iba caminando, ida y vuelta, desde su Teror natal hasta las tierras de cultivo de Santa Lucía de Tirajana, e incluso cuidaba de los animales. Pero esos tiempos quedaron ya atrás, no así para ella, que afirma una y otra vez que "de tanto trabajar, ni me acuerdo de las cosas".

"Me gusta mucho bailar, pero también ver bailar", asegura María del Pino, cuya gran afición por el folklore canario le ha ayudado a estar bien de movilidad a sus 108 años, ya que se recorre el piso de su hija sin más ayuda que su taca-taca. Solía acudir con su marido, que murió hace ya casi tres décadas, a bailar a las fiestas de su barrio, pero también los fines de semana al casco del pueblo. Ahora, le gusta mucho ver a las rondallas y agrupaciones por la televisión y recordar esos momentos. De hecho, hasta antes de la pandemia -y esperan poder hacerlo este mes de septiembre-, solían subir hasta Teror para visitar a la Virgen del Pino, de la que es muy devota, y entraba por la plaza hacia la Basílica sin mayores inconvenientes. "Le pagué una promesa a la Virgen y Ella me ha traído hasta aquí", comenta.

Como abuela ejemplar, sus nietos le tienen mucho cariño porque les cuidó muchas veces cuando sus padres tenían que salir de casa. Y ahora es su bisnieto, Izan, por quien se le cae la baba. No para de recordar que falta poco para que llegue a almorzar. Hablando de comida, su hija contesta si la dieta es un factor importante para alcanzar la friolera de 108 años: "Está claro que hay que comer bien, variado y sano para que la mente funcione en condiciones".

Para celebrar con Maximina su 108 cumpleaños, la concejala del Mayor de Teror, Minerva Batista, junto al primer teniente de alcalde, Gonzalo Rosario, le han rendido este viernes una visita a la casa de su hija y le han obsequiado con un ramo de flores y una pequeña tarta. Cualquier agasajo se queda corto para la abuela de Canarias.

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