La Basílica del Pino luce a partir de esta semana las 17 vidrieras restauradas que rodean el templo en sus ventanales laterales, fachada principal, crucero y altar mayor, tras casi 3 meses de intenso trabajo de limpieza y restauración de las centenarias obras artísticas, a cargo de los maestros vidrieros Mikel Delika y Manuel Bernabé.

Con esta actuación, la Basílica de Teror culmina los trabajos de rehabilitación del templo que se iniciaron hace casi dos años, bajo la dirección del arquitecto José Miguel Rodríguez, acometiendo una de las reformas más importantes de las últimas décadas en el monumental edificio, con la impermeabilización y reposición del tejado, mejoras en las fachadas y su cantería, restauración de la torre amarilla y la cúpula, y finalmente rehabilitación de las vidrieras.

Las vidrieras de la Basílica del Pino, que datan de 1920 realizadas por J.M. Maumejean, excepto las de la fachada que son posteriores en torno a la década de 1940, se encontraban muy deterioradas por el paso del tiempo, con soldaduras y vidrios rotos, ocasionando además un problema de seguridad.

La minuciosa restauración ejecutada en Teror por los dos vidrieros, en un taller habilitado temporalmente durante los trabajos en el Palacio Episcopal para este cometido, ha consistido en devolverles su belleza original, reconstruyendo las partes dañadas y reforzando su estructura, poniéndoles un marco metálico de sujeción que permitirá un mejor mantenimiento y protección de las vidrieras, ya que no estarán insertadas en las paredes con mortero, como se hacía antiguamente. Además contarán con un cristal isotérmico de protección, evitando la rotura fortuita de las piezas o por actos de vandalismo.

Tanto Mikel como Manuel reconocen el valor artístico de las vidrieras de la Basílica. “Estas vidrieras son impresionantes y tenemos que ser conscientes de su calidad y del alto valor artístico que tienen. Son unas vidrieras de primera categoría y un importante patrimonio de la Basílica y de Canarias”.

Las 17 vidrieras están decoradas con elementos marianos y cristológicos de distintas épocas. Ocho de ellas se encuentran en la naves laterales, 4 en cada lado; y dos en el crucero. Tres se ubican en la fachada principal y aluden a los pontífices Pío X y Pío XII, en los laterales, y a la Virgen del Pino en la parte central. En el altar mayor hay cuatro pequeñas vidrieras, dos de ellas rescatadas con la restauración, que fueron encontradas.

La restauración de las vidrieras ha sido posible gracias a la colaboración económica del Cabildo de Gran Canaria, que ha aportado el 50% del presupuesto, del Ayuntamiento de Teror a través de la empresa municipal Aguas de Teror, que ha aportado el 25 %, y de la Diócesis de Canarias y la Basílica del Pino, que han aportado el otro 25 %. El coste total de la restauración ha sido de unos 78.000 €.

Para la restauración se ha acudido a dos expertos en conservación de vidrieras con una larga experiencia en este tipo de trabajos. Mikel Delika (Vitoria-Gasteiz) y Manuel Bernabé (Alicante) han realizado destacadas restauraciones encatedrales de la península y próximamente se desplazarán a Segovia y Madrid para continuar con otros trabajos en la Granja de San Ildefonso y el Ayuntamiento de Madrid.