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Los anfitriones del turismo (I)

El hombre que trabaja rodeado de delfines en Puerto Rico

Josué Macías lleva seis años patroneando una embarcación turística de avistamiento de delfines en Puerto Rico - Es un apasionado del mar y del contacto con los clientes

El patrón Josué Macías al timón de la embarcación turística de avistamiento de delfines de las Líneas Salmón, en Puerto Rico. Juan Carlos Castro

Josué Macías es un patrón que lleva seis años trabajando en una embarcación turística que cada mañana zarpa con un único objetivo: llevar a los turistas a avistar bancos de delfines a su paso por las aguas isleñas. Con él se inicia una serie de reportajes sobre las profesiones vinculadas al sector turístico en la que los protagonistas serán ellos, los trabajadores que cada día levantan el principal motor económico de Canarias.

Un timón, unos prismáticos, una buena tripulación y la inmensidad del mar. Esas son las cuatro herramientas que hacen que Josué Macías disfrute de su trabajo como patrón de una embarcación turística de avistamiento de delfines en las aguas de Puerto Rico, en Mogán. «A mi me gusta mucho mi trabajo porque me encanta estar ahí afuera, en el mar, y además el contacto con los turistas es maravilloso», relata Josué. Y su experiencia laboral bien le vale para acumular anécdotas, desde los asiáticos que se marean a la media hora de travesía a la posibilidad de contemplar a un delfín devorando a un calamar vampiro, criaturas que habitualmente se encuentran a más de mil metros de profundidad.

Josué, de 33 años, nació en Doctoral, en Santa Lucía de Tirajana, aunque ahora reside en Arguineguín, y hace 11 años decidió abandonar sus estudios de bachillerato para estudiar algo vinculado con el mar, una de sus pasiones. Primero se formó en mecánica naval y realizó sus prácticas curriculares, pero fue ahí cuando se dio cuenta de que prefería patronear un barco en vez de repararlo, así que volvió a la Casa del Mar para cursar el ciclo formativo para ser patrón. Desde que estudiaba, Josué ya se imaginaba patroneando embarcaciones en Puerto Rico.

El patrón Josué Macías en el puente de mando de la embarcación turística de avistamiento de delfines de las Líneas Salmón, en Puerto Rico. Juan Carlos Castro

No tiene antecedentes familiares en esta profesión. «Tenía dos cosas claras: no quería trabajar en el sector de la construcción ni en el de la hostelería porque mi abuelo se dedicó al primero y mi padre al segundo, y a veces en malas condiciones laborales; veía eso desde muy cerca y siempre dije que si podría estudiará algo que me alejase de esos sectores», cuenta.

Lo consiguió, pues tras formarse como patrón estuvo trabajando dos años para una compañía turística «primero un año como marinero y otro como oficial, los puestos previos para ser patrón». Y ya le llegó su primera oferta como patrón en el Funny Days, una embarcación que ya no navega. Ese fue el primer timón que tuvo en sus manos antes de incorporarse a las Líneas Salmón, su actual empresa. «El que se mueve por el sur siempre desea acabar en una empresa como esta», relata. La compañía atesora 53 años a su espalda.

Avistamientos

Hace seis años que Josué patronea un barco de 22 metros de eslora y siete de manga con capacidad para 165 personas, una actividad que combina con la línea regular de transporte marítimo que la misma empresa tiene entre Arguineguín, Puerto Rico y Anfi del Mar. Cada mañana zarpa en una excursión de unas dos horas y media con un objetivo claro: el avistamiento de delfines para que los turistas disfruten de los espectáculos que ofrece la naturaleza.

Antes de iniciar la travesía, Josué inicia su jornada laboral poniendo a punto el barco junto al resto de la tripulación: unos limpian la cubierta, otros supervisan el nivel de aceite del motor o del agua, y él prepara el puente de mando y los cristales de la cabina para tener mejor visibilidad.

Josué patronea una embarcación de 22 metros de eslora y siete de manga con capacidad para 165 personas

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Los viajes para observar a los delfines, que se extienden hasta siete u ocho millas, a veces se complican y son duros. «Esto es el océano Atlántico, aguas abiertas, y a veces el barco se menea cuando perdemos el abrigo que nos aporta la isla», señala, «nunca hay problemas de seguridad, pero sí que hay días en que los clientes agradecen llegar a tierra», cuenta con humor, el referencia al balanceo del barco cuando sopla el viento y las aguas están revueltas. «Pero cuando la meteorología es buena todo el mundo agradece la excursión porque no es lo mismo sentarse a ver un delfín adiestrado que un animal en su espacio natural».

En esta época del año, la probabilidad de avistar delfines es del 95%, si bien no es tan sencillo encontrarlos. De hecho, este patrón forma parte de un grupo con patrones de otras embarcaciones de pesca recreativa que se avisa mutuamente sobre la posición, rumbo y velocidad donde van encontrando bancos de delfines. «Así hacemos una estimación y controlamos por dónde podemos avistarlos», relata Josué.

Su profesión le aporta experiencias únicas. «Cuando salimos a navegar enseguida avisamos a los turistas para que vean peces voladores o tortugas bobas, aunque nuestro objetivo son los delfines; las pardelas nos echan un cable para saber dónde están porque cuando hay un grupo de aves siempre hay delfines o pescado». Y tiene la oportunidad de observar de otras especies como del delfín listado, el moteado, el delfín mular, el rorcual tropical y el común, falsas orcas, tiburones martillos y tortugas bobas. «Hace poco había cuatro ballenas en un radio de dos millas; miras a un lado y ves un soplo, girabas hacia el otro y veías otro, una maravilla».

Josué Macías en la pasarela de acceso al barco unas horas antes de zarpar ocho millas mar adentro. Juan Carlos Castro

En seis años de oficio a Josué le ha dado tiempo a ir recopilando anécdotas, desde las bromas a los turistas con las bolsas de mareo hasta otras menos agradables como el intento de un cliente de llamar a la policía para acusarlos de estafa por no haber avistado ningún delfín por la mala meteorología. «Le explicamos que la política de la empresa nos permitía darle otro ticket para que volviese gratis otro día, pero el hombre se puso en la escala a gritar a otros turistas que le habíamos estafado. Así que previnimos a quienes se embarcarían en el segundo viaje por si querían la devolución del dinero, pero la suerte hizo que a la media hora de trayecto viésemos a más de 800 delfines que venían de Tenerife e iban enfilados hacia Fuerteventura; los turistas flipaban», cuenta el patrón. Otra de las curiosidades que observa es que «los asiáticos se marean muy rápido y lo pasan mal, también los indios y las personas altas, así que desde que los vemos llegar les echamos el ojo y, oye, no falla», señala.

El patrón avisa a las lanchas y las motos de agua para que mantengan la distancia de los animales y respeten su espacio natural

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Josué está a gusto patroneando una embarcación en la que diariamente ofrece una experiencia diferente a los turistas. Y no se imagina trabajando en una gran naviera ni en un buque mercante porque «tengo dos niñas, trabajo fuera de casa y la empresa me trata bien».

Y además de patrón es, en cierto modo, vigía del mar. «Entre todos debemos cuidar más la naturaleza y esta actividad, porque en Canarias somos privilegiados por poder observar a estos animales; muchas veces los delfines están muy cerca de la costa vemos que llegan lanchas y motos de agua que no actúan de la mejor forma, así que intentamos llamarles la atención para que mantengan la distancia y respeten a los animales».

Josué es un enamorado de su profesión, un oficio en constante contacto con los turistas. Le gusta la difusión, por eso lamenta que muchos canarios no conozcan los secretos que aguardan las aguas de las islas. «Mucha gente no sabe que hay delfines o ballenas en sus costas. ¡Salgan del Instagram y conozcan los cetáceos de Canarias, que tenemos una purriada!».

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