Con la recuperación de las fiestas patronales en los pueblos de la isla, tras el paréntesis obligado por el covid, no solo han regresado los conciertos, las verbenas, y han vuelto a salir, en procesión, las imágenes religiosas, sino que también el ganado se ha sumado a la parranda. En Arucas, donde continuaban ayer con el programa organizado en honor a San Juan Bautista, apenas clareaba el día cuando ya unas 255 cabezas de ganado, entre vacas, toros, novillos, becerros, del país y extranjeros; cabras, machos sementales, y machorras; ovejas, carneros y corderos; y burros aguardaban, junto a sus cuidadores, en un terreno anexo a la zona deportiva Barreto, la llegada de visitantes a la feria. Un certamen en el que la pandemia y la subida de los precios de los piensos, generada por la guerra de Ucrania, ha tenido un efecto muy notorio en la participación que ha reducido a la cuarta parte respecto a la última cita en la que acudieron unos 650 ejemplares, según datos de la veterinaria del Ayuntamiento de Arucas, Ruth Yanez.
«El pienso está muy caro, el rollón vale de 13 o 14 euros. Mantienes a dos vacas y vienes a la feria porque tienes un vicio, es casi como al que le gusta el fútbol, porque hasta el transporte ha subido», señala Víctor Díaz, ganadero de Firgas que ha dejado su cabaña al cuidado de su hijo Isidro. Además, remarca que «ya no se puede vivir del campo», como lo hicieron sus padres y sus abuelos, porque «cuesta más el agua que la leche» y que, de hecho, su hijo trabaja como chófer. Con todo, allí estaba presumiendo de Maravillas, que resultó galardonada en la pasada Feria insular de ganado.
También Raúl Rodríguez, residente en Visvique, se queja de lo mismo, y explica que ha buscado un empleo de conductor para poder vivir y ha dejado estas labores. Se le nota, no obstante, que disfruta del ambiente, y que echa en falta esos tiempos en los que participaba en estos eventos con sus burros de la raza majorera.
Es quizás por eso de que hay menos cabaña, que las vacas Taidia y Palmira, que salieron de Guayadeque a las cinco y media de la mañana hacían doblete, y les quedaba aún al mediodía por delante una larga jornada festiva. Tras esta muestra de Arucas, en la que participaron en una exhibición de trilla, tenían previsto regresar a su alpendre para descansar unas tres horas, porque a las seis de la tarde tenían que estar otra vez bien compuestas para asistir a la romería que se celebraba en Telde, también con motivo de las fiestas de San Juan.
A la joven Zenaida del Carmen Cazorla, que compagina sus estudios de segundo año de Veterinaria con las tareas ganaderas a las que se dedican sus padres Juan Manuel y su madre Antonia, en Guayadeque, le tocó ayer madrugar para ayudar a alimentar a los 14 ejemplares bovinos que tiene su familia,y ademas asear a las dos con las que participa en la muestra de Arucas. «Me he criado con esto y mi sueño, desde pequeña, es ser veterinaria y mantener el ganado», asegura. Fue ella la que se puso al frente de Taidía y Palmira en la trilla y la que iba a estar a su cargo en la romería de Telde. «Hay que aprovechar las ferias y las romerías, por lo menos así ganan algo para la comida, que llevan mucho tiempo encerradas sin generar ingresos», explica.
A medida que avanzaba la mañana el recinto se llenaba de familias enteras que acudían para que sus pequeños conocieran de dónde salen la leche y los huevos. Para Briana, una pequeña de apenas de un año, de Tenoya, era la segunda vez que la llevaban a una muestra de ganado. Desde el carro no se perdía un detalle, mientras que su hermano Aníbal se mostraba temeroso a la hora de posar junto a una cabra para la foto.
También las escenas del concurso de arrastre y la trasquilá de lana a las ovejas contaron con muchos seguidores de corta edad, más que todas las atracciones infantiles instaladas en este espacio deportivo de Arucas.
En el mismo espacio, el Club Turbo del Buchón Canario mostraba a unas 28 palomas de raza, una afición, que sin embargo, va en aumento pues de los 1.700 asociados se ha incrementado en estos dos años a los 2.200, tal y como apunta la tesorera de este club, Olivia Talavera.
Sin salir del lugar, se podían contemplar, en un perfecto equilibrio de igualdad de género, aunque con grandes distinciones en el plumaje, 7 ejemplares de gallos y 7 de gallinas canarias, que es este caso organizaba la Asociación La Campera para la recuperación de la gallina canaria, que se crea con el fin de se reconozca esta raza que ha desplazado especies llegada de otros lugares, y las ponedoras o industriales.
Al mismo tiempo, unos sesenta canes de la raza podenco se daban cita en la zona más próxima a las atracciones para participar en el primer concurso que se organiza en Arucas. En este caso, sus cuidadores, entre los que una mayoría se dedica a la caza, estaban expectantes ante el desfile en el que se valoraba al detalle desde el porte hasta la actitud.
