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El Faro de Maspalomas restaura la cúpula para recuperar el brillo original

Puertos de Las Palmas saca el contrato a licitación por un importe de casi 270.000 euros

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Interior Faro de Maspalomas LP/DLP

Como si de un tratamiento de rejuvenecimiento se tratara, el Faro de Maspalomas volverá a retomar el esplendor -aunque nunca lo perdió- que tuvo durante aquel 2 de febrero de 1890 cuando se inauguró. 

La Autoridad Portuaria de Las Palmas publicó durante la presenta semana la licitación del contrato para la restauración de la cúpula del faro, por un importe base de 269.535 euros. 

El técnico de ayudas a la navegación del ente portuario, Nicolás Vega, explica que se va a llevar a cabo «la sustitución de equipos», aunque siempre atendiendo a las especificaciones permitidas por incluidas en la declaración de Bien de Interés Cultura (BIC), que indican que «se debe realizar con el mismo material con el que ha sido construido o realizado». 

Protección de la óptica

Por este motivo, el proceso de restauración necesita de un trabajo de investigación previo, para poder identificar exactamente cuáles fueron los materiales utilizados para elaborar la linterna, ya que «los planos originales desaparecieron». 

Una vez la empresa restauradora cuente con esta información, se procederá a la renovación, «siempre de manera coordinada con el área de Patrimonio Histórico de Cabildo de Gran Canaria»

Según Vega, la protección de la óptica es fundamental, puesto que es el elemento más valioso, ya que en su día se hizo de manera artesanal. «Hoy en día, la pieza de cristal pulido se sustituye por metacrilato», comenta, ya que la labor de orfebrería que supone pulir el cristal es muy difícil de encontrar, «ya que no se encuentran a profesionales que la realicen». 

Con el objetivo de resguardar la óptica de cualquier tipo de afección, se instalará una estructura auxiliar de protección formada por una capa de burbuja, tableros de madera y doble capa de film retráctil. 

Primer faro de la Isla

Aunque no es la primera renovación que ha tenido el faro, sí que es verdad que «será la primera restauración de este tipo» en alguna de estas instalaciones en la Isla. «Hay que tener en cuenta que es un edificio histórico», indica Nicolás Vega, «en el que se ha recuperado maquinaria antigua, automatizando el servicio, lo que permite un mejor control del funcionamiento general». 

De hecho, la última intervención tuvo lugar en 2016, en la que se automatizó la rotación, se retiró el contrapeso gravitatorio que accionaba la relojería y se instaló un pequeño motor de la marca Cruzet. Además, el viejo cambiador de lámparas y las pantallas originales de 1927 para las ocultaciones, fueron renovadas, por lo que el sistema quedó controlado por una tarjeta, que además gobierna el encendido de las lámparas y la rotación. 

En este ocasión, «es una restauración en sí misma», por lo que se sacará la linterna, «para llevarla a un taller, restaurarla y volverla a colocar para ponerla en uso». 

Duración de seis meses

El periodo estimado para la finalización del proyecto es de seis meses «a partir de la fecha de contratación» subraya el técnico de Puertos de Las Palmas; aunque hay que contar con que es probable que durante el proceso «pueden surgir inconvenientes o imprevistos», que obliguen a ser flexibles con las fechas, por lo que «se irá viendo cómo va evolucionando todo». 

Desde un punto de vista más técnico, el proyecto incluye un diagnóstico de la situación actual en el que se explica que en la actualidad, la cúpula del Faro de Maspalomas cuenta con un alto porcentaje de sus elementos (cupulino, montantes, etcétera), en un estado avanzado de oxidación. 

La escalera que da acceso al cupulino también se encuentra deteriorada, por lo que se procederá a su sustitución completa, puesto que no es un método de acceso seguro para las labores de mantenimiento de la estructura. 

Se cambiará gran parte de la tornillería, y será necesaria la colocación de chapas para la restauración de la zona de unión del cupulino con la veleta del faro.

Seguirá el servicio en funcionamiento

Todas estas intervenciones, ya fueron advertidas en una inspección que se realizó en 2013, debido a que se había colado agua de lluvia dentro de la linterna. El resultado determinó que aunque el deterioro de los elementos estructurales no era un riesgo para la seguridad del edificio o las personas, sí que suponía un problema para el mantenimiento de la cúpula. 

El mayor beneficio de esta iniciativa deriva del hecho de que se evita que el deterioro de la edificación vaya a más, debido a que el sistema de funcionamiento de los faros es difícil de mejorar. En este sentido, Nicolás Vega apunta que la tecnología ha ido evolucionando hasta el punto de que «todo está automatizado» y recuerda cuando el Faro de Maspalomas funcionó en sus inicios quemando aceite de oliva, «por eso tenía una chimenea», para luego pasar a utilizar petróleo como combustible y, por último, «ser conectado a la red eléctrica». 

Durante el periodo de ejecución del proyecto, el faro continuará ejerciendo sus funciones, puesto que «se instalará una señal auxiliar con una baliza con tecnología LED», que tendrá un alcance de iluminación de unas 20 millas. 

Sin alteraciones en la fachada

En este proyecto no se contempla ninguna alteración o intervención en lo que es el exterior de la edificación, tal y como subraya Vega: «La fachada no se va a tocar». 

El propio técnico de ayudas a la navegación de la Autoridad Portuaria fue el último inquilino que tuvo el Faro de Maspalomas, abandonando la residencia en el año 2000. Nicolás Vega califica la experiencia como «maravillosa», puesto que «el sitio es genial». 

La estancia los fines de semana era llevadera, pero durante la semana, Vega tenía que desplazarse hasta «el Puerto de Las Palmas o a atender el resto de faros de la Isla», por lo que recuerda vivir en el sur tiene su desgaste. 

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