El verseador y agricultor jubilado Miguel Pepe Rocha acaba de publicar el libro Sobre un eclipse de sombras en el que plasma sus impresiones poéticas sobre la devastadora furia del volcán que asoló a La Palma, a los que los vecinos de la isla acaban de poner nombre: Tajogaite.

Natural de Tijarafe, Rocha, de 68 años, que presenta su libro esta noche a las 20.00 horas, en la segunda jornada del Campus de Etnografía y Folclore de la ULPGC que se desarrolla en el marco de la 27 edición del Festival Internacional de Folclore de Ingenio Muestra Solidaria de los Pueblos, explica que tan pronto el volcán de Cumbre Vieja empezó a devorar con su lava más de 1.219 hectáreas de la Isla Bonita empezó a escribir sus décimas.

«Hasta que no cesó su furia y su amarga historia no dejé de escribir estas décimas. El libro lo hace el volcán como protagonista. Si no hay volcán, seguramente este libro no existiría. Si el volcán no se mueve, yo tampoco. Ahora se llama Tajogaite, pero yo le escribí a un volcán sin nombre. Soy un palmero que adora su tierra», advierte Rocha, que vivió once años en Los Llanos de Aridane y siendo joven se trasladó al sur de Tenerife para trabajar en el negocio platanero de su padre.

«Un poeta nunca puede escribir con rabia, sino con sentimiento», expresa sobre su proceso

«Fueron 85 días de pesar. El volcán rompió de envidia ese valle que es el más hermoso que existe en Canarias», añade el verseador, quien sin embargo confiesa que nunca se planteó escribir desde la rabia sus 85 décimas contempladas en 800 versos: «Un poeta nunca puede escribir con rabia, sino con sentimiento. Me brotó del corazón y del alma para expresar tristeza y desolación… Estás en El Time y no ves otra cosa que sombras oscuras. Mi familia ha perdido fincas de plátanos en La Bombilla y en Argual y ese valle hermoso se ha partido por la mitad, con familias que abandonaron todo ante el avance despiadado de la lava que ha cubierto casi la décima parte de la isla. A veces me empeño en ponerme contento, pero no puedo imaginándome el dolor de los demás», explica Pepe Rocha, que también dedicó unas décimas al incendio de La Gomera acaecido en 1984 en donde fallecieron veinte personas.

«Nací en el término de la cuna de la décima palmera, Tijarafe. La décima está repartida por todas las islas y existe actualmente un auténtico semillero de poetas. Tengo muchos miles de décimas aún sin publicar», recuerda el verserador para quien la décima es «un refugio confortable tanto para expresar sentimientos de alegría y tristeza. Posee una rima perfecta y adecuada y el que la siente la canta. Es más fácil escribirla porque tienes ocasión de corregirla, mientras que cantada la improvisas sobre la marcha. La décima en Canarias hace muchos años era diferente a la que se practica ahora, se rimaba de manera distinta, era más asonante; ahora se busca la delicadeza. Yo aprendí a rimar con los poetas cubanos», destaca.

El futuro, sea como sea

Rocha mantiene que el trabajo que está realizando el profesor de la ULPGC, Yeray Rodríguez, «no lo ha hecho nadie en la historia de Canarias, si bien la labor investigadora que también ha llevado a cabo Maximiano Trapero ha sido importante. Rodríguez ha traído un mensaje diferente y abrió un abanico nuevo alrededor de la décima en todas las islas».

Lamenta que de los doce poetas de su pueblo solo queda vivo él. «Se me murieron todos. Ahora la renovación está en manos del investigador Yapci Bienes, director del taller insular de versadores de La Palma y del proyecto de activación y afianzamiento del arte de los versadores o de las acciones emprendidas por Justo R. Pérez Cruz, coordinador del proyecto La Palma punto y aparte de recuperación y divulgación de la décima escrita e improvisada».

El decimista también dedicó un poema al incendio de La Gomera del año 1984, en el que fallecieron 20 personas

Tiene una casita en Punta Gorda, de la que regresó a Tenerife dos días antes de que el volcán decidiera activarse el 19 de septiembre en la zona de Cumbre Vieja. Con 18 años vivió el episodio volcánico del Teneguía. «Este libro no cerrará más nunca las heridas del volcán de Cumbre Vieja, que demostró que la naturaleza puede más que uno. Las escribí en contra del volcán y a favor del progreso. Ahora hay que seguir trabajando sobre él, sometiéndolo, porque la isla de La Palma tiene que mirar al futuro sea como sea, digan lo que digan los políticos. Si fuimos capaces de romper el volcán de San Juan a pico y pala como lo hizo mi padre en Puerto Naos y diez años después plantábamos plátanos en la zona, cómo no vamos a ser capaces los palmeros a los que no nos tumba nada de sembrar la tierra de nuevo», se pregunta Miguel Pepe Rocha. Como dice uno de sus versos: «En cada surco de lava hay que sembrar una flor». «El volcán no puede expulsar a los palmeros de su isla», concluye el decimista.

El campus ‘despega’ en Gando

La novena edición del Campus de Etnografía y Folclore, que se incluye en el marco de la 27º edición del Festival Internacional de Folclore de Ingenio, enfocó ayer su jornada inaugural en el desarrollo de la bahía de Gando. La vicerrectora de Cultura, Deporte y Activación Social de los Campus de la ULPGC, Cristina Roca, fue la encargada de iniciar el evento. Durante el acto advirtió que este espacio «se consideró, desde el inicio de la aviación en las islas, un excelente lugar en su doble utilidad como aeropuerto terrestre y marítimo». La experta aseveró que la comarca del sureste de Gran Canaria se enfrenta en el futuro a varios retos. «Tendrá que impulsar los tres pilares de la sostenibilidad: socioeconómica, medioambiental y territorial», agregó. El campus continúa hasta el 15 de julio con un programa variado que pivota en esta ocasión alrededor de algunos aspectos de la huella patrimonial y cultural de la isla de La Palma. La jornada de hoy contempla la celebración de la conferencia Debate abierto: indumentaria y oficios artesanos, que imparte a las 19.00 horas la cronista oficial de Los Llanos de Aridane, María Victoria Hernández, y la presentación del libro del decimista Miguel ‘Pepe’ Rocha sobre el volcán. | LP / DLP