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Los anfitriones del turismo (VII)

María Lezcano, la guía turística de Stephen Hawking en Gran Canaria

La experta dio a conocer las bondades del destino al astrofísico británico en su visita a la isla en 2015 - Lleva 22 años en la profesión que para ella es una «pasión»

María Lezcano Mendoza, guía turística, en el parque de San Telmo de Las Palmas de Gran Canaria. ANDRES CRUZ

María Lezcano Mendoza (Firgas, 1975) se declara una mujer «empática, cercana y con sentido del humor», tres cualidades que destaca debe tener una guía turística, una figura que debe poner todo de su parte para que los visitantes se lleven la mejor experiencia posible de la isla. «Los profesionales de este gremio tenemos la responsabilidad moral de dar una buena imagen del destino, porque los turistas son exigentes».

Un mes antes de ejercer como guía turística de Stephen Hawking durante su paso por Gran Canaria en septiembre de 2015, María Lezcano Mendoza estaba «histérica». «Un día antes me quería morir», cuenta ahora con humor, y tras bajarse del crucero ‘Independence of The Seas’ durante una escala en Las Palmas de Gran Canaria «le dije que si era tan amable de no preguntarme nada de física se lo agradecería, porque iba a quedar fatal». Pese a sus nervios, dejó el nivel muy alto porque las siguientes veces que el astrofísico británico, fallecido en 2018, regresó a la isla volvió a contar con ella. «Los guías tenemos en nuestras manos unos días que son especiales para una persona, como las vacaciones, y tenemos la responsabilidad moral de dar una buena imagen del destino», señala. María es una de esas personas que cada día se levanta para ofrecer lo mejor de sí misma para impulsar al principal sector de la economía canaria.

María Lezcano Mendoza, guía turística, en el parque de San Telmo de Las Palmas de Gran Canaria. ANDRES CRUZ

María llegó al mundo por Firgas hace 46 años en una familia que se dedicaba a la agricultura y la barbería, pero su pasión por los idiomas la llevó a matricularse en la Escuela de Turismo de Las Palmas de Gran Canaria, una decisión que no gustó mucho a su padre porque por entonces, en los años 90, la carrera de turismo «estaba denostada y a ella llegaban de rebote personas que no optaban por otras carreras». Pero lo aceptó, y al terminar sus estudios se marchó un año a trabajar a Alemania para una cadena hotelera española, y luego volvió a la isla para trabajar para otra compañía alemana, siempre ocupando puestos de recepcionista. Hasta que de forma accidental vio un anuncio en un periódico en el que buscaban guías acreditados. «Yo tenía la acreditación y me lancé», relata.

«Los guías somos las personas que más tiempo pasamos con los turistas y les tomamos el pulso»

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Rápidamente se dio cuenta de todas las carencias que tenía, así que empezó a matricularse en todo tipo de cursos «porque me encanta leer y estudiar y un guía tiene que trabajar con muchas disciplinas». Su primer trabajo como guía turística le llegó en el año 2000 de la mano de un turoperador alemán llevando a un grupo de turistas a un zoológico del sur de Gran Canaria. «En ese momento no tenía suficiente formación como para hacerme un tour por Vegueta y empecé con trabajos pequeños», explica, «a ese grupo le dije la verdad, que era mi primera vez y estaba súper emocionada. Fueron muy buenos conmigo y la experiencia fue muy divertida, y ahí me di cuenta de que esta sería mi profesión, porque hasta entonces jamás me lo había planteado».  Y ya han pasado 22 años.

Vegueta y El Confital

La guía turística realiza cualquier ruta por la isla para la que considere que está preparada, además de visitas al Puerto de La Luz y de Las Palmas organizadas por el área de turismo del Ayuntamiento a través del proyecto Estación Las Palmas y durante la feria Fimar. Pero su tour favorito es el que pasa por Vegueta. «Me encanta porque, aunque parezca un clásico, se presta a contar mucho de Gran Canaria y en las explicaciones puedes mezclar arquitectura con literatura, y además es un barrio muy querido por los turistas por su limpieza y la amabilidad de su gente», relata. «Intento dar a conocer la capital desde distintos puntos de vista, hablo de historia con la fundación de la ciudad, de literatura con Benito Pérez Galdós o de música con Camille Saint-Saëns», apunta. Y además los turistas se interesan por asuntos económicos y sociales como el precio del metro cuadrado en ese barrio, cómo es el sistema sanitario o la opinión de los canarios sobre la crisis migratoria. «Por eso debemos tener un montón de destrezas y saber de historia, arquitectura, botánica y hasta de geología al vivir en una isla volcánica», añade la guía turística, quien cuenta que lo más raro que le han preguntado es por qué está el cableado eléctrico en las fachadas de los edificios.

En la capital también realiza rutas por El Confital para dar a conocer un yacimiento de fósiles de moluscos y explica a los turistas cuándo llegan los militares en la época de guerra hispanocubana, además de la formación de la playa de Las Canteras. Como además gran parte de sus clientes son británicos, les repasa la influencia británica en la isla, como el paso de Agatha Christie, la creación del club inglés y del primer club de golf de España y les habla del canaringlis. «Se explotan de la risa cuando les menciono la palabra naife o les digo de dónde provienen las papas Kinewa», cuenta.

María Lezcano Mendoza, guía turística, en el parque de San Telmo de Las Palmas de Gran Canaria. ANDRES CRUZ

Fuera de la capital, las rutas más demandadas son las del interior, por el Roque Nublo y la caldera de Tejeda. «También buscan mucho el turismo de experiencia y cada vez noto a la gente más disfrutona de la gastronomía con un gran interés por el producto de kilómetro cero», manifiesta la guía. A ella, por contra, el tour que más le gusta es el que incluye la Fortaleza de Ansite, la cuenca de Tirajana y el Pico de Las Nieves.

 Para María, su relación con los turistas es «muy buena» porque es una persona «cercana y empática». «El turismo es una pasión, es poder compartir las bondades que tiene esta isla con la gente de fuera, y si consigo que se enamoren un poquito y al terminar la excursión me digan que les gustó, me doy por satisfecha». María destaca la labor de los guías turísticos como «las personas que probablemente mayor tiempo pasan con un turista y les tomamos el pulso», por lo que «somos el instrumento del cual las administraciones se pueden servir a la hora de hacer mejoras».

«Cuanto más tiempo llevo en la profesión, más cuenta me doy de que aprender no tiene límites»

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En 22 años, María ha aglutinado cantidad de experiencias y anécdotas, como la de ser la guía de Stephen Hawking por Agaete, Mogán, Tejeda y la capital. «Por protocolo, tenía que tratarlo como profesor, pero solo sé que cuando lo subieron a la guagua le pregunté si no le importaba que, como éramos pocos, me sentase a su lado y que todo fuera más familiar. Me sonrió y se me quitaron los nervios; era cercano, sencillo y simpático», señala, «fue una experiencia inolvidable». También ejerció como guía para el expresidente catalán Pasqual Maragall.

Pero no todo es positivo, pues esta guía turística denuncia el incesante intrusismo laboral en su gremio «porque hasta ahora ha habido pocos controles». «Además de que los guías no acreditados pueden ofrecer experiencias negativas, hablamos de un fraude tributario a la seguridad social».

La vida laboral que ha escogido ha llenado a María de satisfacciones y espera jubilarse en esta profesión, aunque, eso sí, siendo cada vez más selectiva con las excursiones que hace. «Cuanto más tiempo llevo en esta profesión, más cuenta me doy de que debo seguir preparándome porque el conocimiento nunca tiene límites», concluye.

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