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Análisis

Santa Marta tiene tren, pero…

Tras más de medio siglo de turismo, Maspalomas

sigue sin celebrar a la patrona de la hostelería

Turistas tomando el sol en la playa de Maspalomas | | Andrés Cruz

Hoy celebramos en Maspalomas la Festividad de Santa Marta como patrona de todos los profesionales de la hostelería y del turismo. Y un año más volvemos a hacerlo sin lucimiento, sin promoción, sin objetivo ni intención, sin rédito alguno, con mezquindad, por pura inercia y otra vez en la más oscura de las sombras. Lo haremos, como siempre, con sólo una misa y una pequeña ofrenda de comestibles y productos de higiene personal destinados a cubrir el servicio de organizaciones sociales.

Después de más de medio siglo dependiendo tanto de ese sector económico tan importante para nuestras vidas, desde que amanece hasta que nos acostamos, que se dice pronto, resulta inexplicable, incomprensible y hasta imperdonable, que ninguna institución pública, llámese gobierno de Canarias, Cabildo o Ayuntamiento, se haya fajado y arremangado para dignificar a Santa Marta en el calendario festivo laboral con todo merecimiento y con total pulcritud, como una celebración de magnitud superior.

Hago memoria y me resulta deplorable que se banalice tanto al sector turístico, que se le llene de premios institucionales, sin que desde esas mismas instituciones se le reconozca y agradezca a la generalidad de los profesionales dedicados a la hostelería la verdadera entidad socioeconómica que representan para el conjunto de la sociedad isleña y en general para el desarrollo de la vida en todas las islas turísticas.

El que fue durante muchos años director del Hotel Gloria Palace de San Agustín, y después concejal de Turismo de San Bartolomé de Tirajana, ya razonó aquí en 2017 que la Festividad de Santa Marta debía respetarse más y prestársele la atención institucional y mediática que merecen otras como El Pino, La Rama, El Charco, La Traída del Agua o la Bajada del Gofio. «Me gustaría que Gran Canaria entera se volcara y participara en ella con el mismo respeto y la misma devoción. Por la enorme importancia que el sector turístico tiene para nuestra isla y sus habitantes, debería ser una fiesta mayor», decía Ramón Suárez.

Coincido plenamente con este gran profesional del turismo que ideó en 2012 la celebración del cincuentenario turístico de Maspalomas como pilar capital para la promoción de la modernización necesaria que requiere nuestro destino. Como patrona de todo el sector turístico, decía, «Santa Marta debiera celebrarse como una convivencia cultural y con la implicación y participación de todos los colectivos e instituciones».

No es posible que nuestro estatus económico general actual se deba directa e indirectamente al desarrollo turístico, que su necesaria modernización y mejora implique principalmente y de forma casi exclusiva a las infraestructuras urbanas y que, en el marasmo de la operatividad desarrollista y las inversiones, por negligencia política y empresarial o por simple vaguedad y una enorme falta de miras, olvidemos la importancia angular de la base humana sobre la que se asienta tan enorme edificio.

Santa Marta debiera mirarse como un referente aglutinador y servir de lanzadera para proyectar el amplio y diverso sector de la hostelería como el verdadero motor que sustenta a la industria. Cualquier persona que trabaja directa o indirectamente para el turismo es imagen del sector y repercute en el servicio que se ofrece. Y el turista que lo recibe lo aprecia, lo examina y lo comparte. De su decisión pende en nuestros días la verdadera difusión publicitaria de Maspalomas como destino turístico de primera división.

Por eso coincido y comparto con Ramón Suárez que quienes estamos vinculados al desarrollo turístico de Gran Canaria tenemos la obligación moral de convertir el día de Santa Marta en una fiesta general institucionalizada dedicada al reconocimiento público de las profesiones y de los profesionales del turismo. «Se merecen el agradecimiento de defender cada día como auténticos héroes su honrosa actividad de servicio público, porque sin ellos, sin excepción de ninguna clase, el turismo no sería posible. Todos somos responsables de la calidad e importancia de nuestra oferta turística y de mantener su éxito como motor del desarrollo económico insular», reitera cada vez que puede el ex concejal de Turismo de PP-AV preocupado por el alcance y potencial influencia de las redes sociales en el mercado vacacional actual.

Propongo que la celebración se lleve a la calle, al pulmón social y a los trabajadores del turismo y la hostelería, con un sentido dinamizador lúdico-formativo

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Propongo como él que la celebración de la Festividad de Santa Marta con carácter general se lleve a la calle, al pulmón social y a los trabajadores del turismo y la hostelería, con un sentido dinamizador lúdico-formativo y de concienciación, pero sobre todo también a los establecimientos turísticos, con una proyección de evento anual catalizador y multiplicador de los sentidos de los turistas. Esta festividad, como el Carnaval o el Día del Orgullo, debiera funcionar como una experiencia memorable demandada cada 29 de julio, por si misma capaz de publicitar el destino y la oferta de las empresas en particular.

El Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana, el Cabildo de Gran Canaria y el Gobierno de Canarias ya están tardando mucho, en realidad cincuenta años, en articular un programa de acción-reacción para festejar Santa Marta con la premisa motriz de su institucionalización como evento promocional turístico. Además, la Maspalomas pionera debiera ponerse las pilas y trasladar ya ese ánimo a la Asociación de Municipios Turísticos de Canarias y también a la AMT a nivel nacional.

Con el espíritu innovador que le imprimió a esta festividad Águeda Sánchez Dabdub, Ciona Ramírez Ramírez, profesional del sector turístico con más de treinta y cinco años de trayectoria laboral, casi todos como gobernanta del Hotel Riu Palace Oasis, elegida a finales de mayo de 2017 como vocal de Canarias en la Asociación Nacional de Gobernantas de Hotel y otras Entidades (Asego), batalla desde entonces para que la celebración de Santa Marta implique a todos los agentes sociales que componen nuestra comunidad. Su sueño es que cada 29 de julio sea el verdadero día del turismo, y que ese día los turistas sean invitados a participar masivamente de la fiesta.

Santa Marta no puede quedarse en Maspalomas sólo y exclusivamente en una celebración religiosa a una hora intempestiva con una ofrenda monopolizada por una asociación de gobernantas muy corta de miras y secuestrada por un partido político, en concreto NC. Si sigue así, Santa Marta tendrá tren pero no tendrá tranvía. Y el turismo grancanario sin un día clave de referencia para su promoción internacional.

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