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Patrimonio | Las figuras de la Unesco

Risco Caído, entre el éxito y la decepción

Entidades ciudadanas y expertos cuestionan la gestión del Cabildo en el patrimonio de la cumbre

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Recta final de la creación de la réplica de Risco Caído La Provincia

La ubicación de la sede del Instituto de Risco Caído y la Reserva de la Biosfera reabre el debate sobre la repercusión de esas figuras de la Unesco en la vida diaria de la población de la cumbre.

El anuncio del Cabildo de Gran Canaria de que destinará 1,4 millones de euros a la restauración de un edificio de la capital para instalar la futura sede del Instituto Insular para la Gestión Integrada del Patrimonio Mundial y de la Reserva de la Biosfera ha reabierto la polémica sobre la ubicación del centro de mando de esas dos figuras de la Unesco, al tiempo que arrecian las críticas sobre el estado en que se encuentra el entorno de Risco Caído y las propias cuevas que albergan el templo astronómico de los antiguos canarios, cerradas a las visitas desde el año 2018 y rodeadas con una valla que prohíbe el paso por peligro de desprendimientos.

En la Cumbre no entienden que Risco Caído y la Reserva de la Biosfera se gestionen desde un palacete situado a 50 kilómetros, el que se rehabilitará en la calle Buenos Aires. No porque se haga mejor o peor desde allí, sino porque se pierde la oportunidad de crear infraestructuras y puestos de trabajo en el propio territorio que se pretende desarrollar, con oficinas, centros de interpretación y de visitantes, servicios de excursiones guiadas, mejora de senderos o una red de alojamientos ligadas al patrimonio de la Unesco.

La decisión del Cabildo de ubicar una sede en la capital levanta una oleada de críticas

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En las últimas semanas han sido varias las voces que han mostrado su rechazo a que la sede del Instituto se ubique en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria y que han pedido al gobierno insular que establezca todas las dependencias en los municipios de Artenara y Tejeda.

Deterioro

El propio descubridor de las cuevas y promotor de la declaración de Risco Caído como Patrimonio de la Humanidad, el arqueólogo Julio Cuenca, ha iniciado una recogida de firmas para que se reabran las cuevas 6 y 7 a las visitas concertadas, como ocurrió entre 2012 y 2018, pues asegura que no existe ningún informe científico o técnico que justifique el cierre durante los últimos cuatro años. También que se compren y restauren el resto de las cuevas que formaban el poblado aborigen, pues a su juicio se encuentran «en ruinas y con riesgo de derrumbes si no se apuntalan».

El alma de Risco Caído

El alma de Risco Caído LP / DLP

Antonio Díaz, presidente de la Unión de Asociaciones de la Reserva de la Biosfera de Gran Canaria, también expresa su rechazo a que la sede esté en la capital grancanaria, al igual que miembros de los comités científicos, técnicos que participaron en la redacción las propuesta a la Unesco o dirigentes de colectivos ecologistas, caso de José Luján, Carlos García o Daniel González, respectivamente.

Risco Caído, entre el éxito y la decepción

Por su parte, el gerente del Instituto para la Gestión Integrada, José Armengol, asegura que la sede estará compartida con las oficinas que se crearán en el pueblo de Tejeda, en el antiguo Museo de las Tradiciones, cuya reforma también saldrá a licitación en breve.

«Es allí donde va a estar el centro de gestión del Instituto; el proyecto del edificio de la calle Buenos Aires no es nuevo y albergará también parte de los servicios administrativos, porque ni en uno ni en otro centro cabemos todos, pero siempre se ha defendido que se gestione desde el territorio», apunta Armengol, quien atribuye la polémica a que «cada uno hace la lectura que le interesa».

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El gerente rechaza las críticas sobre el deterioro del patrimonio arqueológico y tampoco comparte la idea de que se está perdiendo la oportunidad de usar las figuras de la Unesco para evitar el despoblamiento de esos municipios. A su juicio, «ni Risco Caído ni la Reserva de la Biosfera van a salvar a la cumbre, pero sí a coadyuvar una actividad económica» con la futura sede de Tejeda y la réplica de la cueva de Risco Caído en Artenara. En respuesta a las críticas, niega que existan celos en ambos municipios por la ubicación de las instalaciones y sostiene que en Artenara «están satisfechos» con la neocueva porque «ya está teniendo un impacto positivo».

Respecto al deterioro de Risco Caído, Armengol afirma que desde el Instituto «se están realizando actuaciones de investigación y de conservación en el entorno de todo ese espacio», pero ciertamente se limita el acceso al interior de las cuevas, que solo se abren para las investigaciones. «Dudo que haya quejas de senderistas o de turistas, porque para eso se ha hecho una reproducción en Artenara», insiste.

José Armengol asegura que el centro de mando del Instituto estará en el pueblo de Tejeda

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Antonio Díaz, actual presidente del organismo que agrupa a todos los colectivos ciudadanos de la Reserva de la Biosfera, considera que las dos figuras de la Unesco en Gran Canaria «no tienen repercusión porque nunca se ha contado con la gente de la cumbre». En su opinión, en Risco Caído «se repite la historia de la Reserva de la Biosfera», que se declaró hace más de 17 años, en julio de 2005, y «ni siquiera se ha aprobado todavía un plan de uso y gestión de todo ese territorio».

Díaz comenta que «esa es una de las reclamaciones permanentes al Cabildo, pero no se ha avanzado nada ni en la protección del territorio ni en la mejora de las condiciones de vida porque no se gestiona nada, todo se queda en simple propaganda y eso acaba por desanimar a la gente».

«Uno de los compromisos con la Unesco era montar la sede dentro del territorio, pero no se cumplió con la Reserva ni ahora con Risco Caído, pero como eso la mayoría de las actuaciones que se anuncian a bombo y platillo», apunta el presidente de la Unión de Asociaciones, quien subraya que «la cumbre grancanaria es un territorio con un gran potencial si se piensa en las consecuencias del calentamiento global y el cambio climático; hablan de soberanía alimentaria, pero no creen en ella».

Risco Caído, entre el éxito y la decepción

«El modelo de vida y de pensamiento donde el ropero es más grande que la despensa es insostenible, no hay equilibrio con la naturaleza; aquí en la cumbre las despensas siguen siendo más grandes que los roperos», señala Díaz, quien recuerda que en la propuesta de Risco Caído a la Unesco «se le daba valor a las personas, a los custodios del territorio que aún quedamos en la cumbre y que estamos comprometidos por mantener este estilo de vida, pero a este paso no quedará nadie para conservar eso que se pretende conservar».

Improvisación

José Luján, miembro del comité científico de la Reserva de la Biosfera y cronista oficial de Artenara, también rechaza de forma tajante que se desplace a la capital la gestión de ambos patrimonios de la Unesco. Pone como ejemplo que «a nadie se le ocurriría» ubicar las oficinas de los ayuntamientos de Tejeda y Artenara en la calle Buenos Aires, junto a la Casa Palacio del Cabildo, que es «algo parecido a lo que se pretende hacer ahora».

A su juicio, una buena parte de la gestión en la cumbre «se basa en la improvisación», pues no se han creado los órganos de participación y hay «poca transparencia» a la hora de comunicar las decisiones a la población.

El descubridor de Risco Caído acusa al Cabildo de «secuestrar» un bien de Humanidad

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Daniel González, portavoz del grupo Azaenegue Naturalistas y guía durante varios años de las visitas concertadas a Risco Caído, lamenta que las cuevas 8 y 7 permanezcan cerradas desde que se consiguió la declaración de la Unesco.

«Es una pena porque con esas visitas se mantenían los senderos en buen estado y se empezó a dar valor a la zona de Barranco Hondo, no solo desde un punto de vista arqueológico, sino que también se hacían excursiones con un enfoque más naturalista, mostrando fósiles vegetales o la arquitectura de cuevas, estanques y acequias», declara el antiguo guía de Risco Caído, quien resalta que «ahora está todo parado y con argumentos que son complicados de asimilar, pues oficialmente no se ha dado ninguna justificación.

Por su conocimiento del terreno, González entiende que la única investigación actual es el seguimiento de las condiciones internas de las cuevas a través de aparatos de medición geológica, «pero desde el punto de vista arqueológico no se ha movido nada».

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Tras una inversión de más de un millón de euros para limpiar la cornisa del poblado aborigen y consolidar la entrada de las cuevas 6 y 7, las grutas que albergan el templo astronómico «son ahora mucho más seguras que cuando se realizaban las visitas guiadas», según el dirigente ecologista, quien apunta que «con ese argumento también deberían prohibir la visitas al Bentayga, o a Cueva Caballero, porque la geología de esta zona es la que es».

Las visitas programadas a Risco Caído, según el guía, «le daban vida» a Barranco Hondo y a sus casas rurales, pues todos los sábados y domingos desde julio a septiembre acudían grupos de 10 a 15 personas que eran transportadas por una empresa de Artenara y paraban a comprar o a comer en los establecimientos del municipio.

«Hay personas que hacen lo que pueden, pero se echa en falta que no se haya avanzado más; todos queremos que las sedes estén aquí, que los técnicos vivan la misma realidad que vivimos nosotros porque eso les ayudaría en la gestión, los acercaría al territorio», opina González, quien concluye que «lo que se ve ahora es más de lo mismo, gestionar desde abajo, una especie de recolonización de la cumbre desde el Cabildo, desde la ciudad, lo que no ayuda a que mucha gente del campo vea a los servicios de Medio Ambiente como el enemigo».

Las asociaciones de la Reserva de la Biosfera reclaman que se escuche a la gente del campo

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Más contundente en sus críticas es el arqueólogo Julio Cuenca, quien manifiesta que «es de un cinismo total que desde el Cabildo se utilice el lema ‘la cumbre vive’ y que diga que hay que dar oportunidades a la gente del campo y lo primero que hace es llevarse la sede para la capital». A su juicio, «unos pocos políticos y técnicos del Cabildo tienen secuestrado desde hace años ese patrimonio de la Humanidad, pues nadie sabe por qué sigue cerrado y se han frenado todas las investigaciones».

A la izquierda, imagen aérea del poblado de los antiguos canarios en Risco Caído, con las viviendas de Barranco Hondo y la presa de los Pérez al fondo. Arriba, entrada a la neocueva del centro de visitantes de Artenara. Sobre estas líneas, estado actual de una de las cuevas. |

«Patrañas» del Cabildo

Carlos García, geógrafo residente desde hace 24 años en Tejeda y redactor de dos informes de la propuesta de Risco Caído a la Unesco, acusa al Cabildo de tomar una decisión «incomprensible» y «arbitraria» al no centralizar todas las dependencias del Instituto en la cumbre, tal como se había comprometido con ese organismo de la ONU. A su juicio, la justificación para instalar las oficinas en la capital es «otra patraña» del gobierno insular. A su juicio, esta era una oportunidad de revitalizar la cumbre y consolidar una parte de la población, consiguiendo que todos los técnicos y trabajadores tengan que vivir o desplazarse cada día a Tejeda o Artenara. Aunque considera superado el debate de si se debía crear una Fundación pública, como se prometió a la Unesco, o un Instituto, como finalmente impuso el Cabildo, sí cuestiona la gestión actual y considera que lo primero sería proteger el bien que se pretende conservar, «pero han pasado tres años y en Risco Caído no se ha movido una piedra».| J. M. N.

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