Laura Socorro León (Arucas, 1985) siente una gran vocación por la enseñanza del español a los extranjeros que visitan Gran Canaria. A través de su marca, La Casita de Laura, reúne a estudiantes de un sinfín de nacionalidades para darles a conocer los encantos de la Isla de una manera cercana y familiar.

Con una gran vocación de enseñanza y de socializar de una manera cercana con las personas, Laura Socorro León, creadora de la marca La Casita de Laura, se encarga de recibir a centenas de extranjeros que visitan la Isla para enseñarles español y hacerles sentir parte de la comunidad canaria. 

Laura sintió atracción por los idiomas desde bien temprano. «Siempre me llamaron la atención los idiomas y empecé aprendiendo inglés a los ocho o diez años porque me gustaban las Spice Girls y quería saber lo que decían, aunque luego me llevara una desilusión», comenta entre risas. Esta temprana vocación idiomática la acabaría llevando a estudiar Traducción e Interpretación en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y, posteriormente, el antiguo Certificado de Aptitud Pedagógica (CAP) para poder ejercer como profesora de idiomas. 

«Toda esa experiencia y pasión por los idiomas me llevó a vivir un año de Erasmus en Francia y después a Canadá, con una beca del Ministerio de Educación como Embajadora de la Lengua y Cultura Españolas», explica Socorro, que en 2009 aterrizó en Toronto para trabajar en la Universidad de York dando clases y organizando talleres y eventos en colaboración con el consulado español en Canadá. 

Estando en tierras canadienses, el Instituto Cervantes la contactó para incorporarla como examinadora y para ayudar a otros centros y universidades a preparar los exámenes oficiales de español. «Me hice presidenta del Diploma de Español como Lengua Extranjera (DELE). Fue una gran responsabilidad y una gran experiencia que me fue enganchando todavía más a la enseñanza del español», recuerda.

Lanzamiento del proyecto

Tras tres años trabajando en Canadá, Laura volvió a Gran Canaria en 2012 con nuevos propósitos. Dejó su Arucas natal para mudarse a la capital, Las Palmas de Gran Canaria, y comenzó una búsqueda laboral. Sin embargo, el mantra de la sobrecualificación se repetía una y otra vez a la hora de buscar empleo en empresas relacionadas con Canadá o con los idiomas presentes en la ciudad. «Al final conseguí trabajo durante cinco meses en el consulado de Corea del Sur, pero acabé descubriendo que el trabajo diplomático no era lo mío» señala, recordando que esta situación la terminó empujando a emprender un proyecto laboral propio. 

Después de pasar un tiempo dando clases particulares de español a extranjeros, en 2014 empezó a crear una marca propia. «Como los estudiantes venían a mi casa a dar las clases, mi novio que es italiano y lo conocí aquí durante su Erasmus, me sugirió que la marca se llamara La Casita de Laura», comenta, añadiendo que, aunque de primeras le sonaba algo infantil, al final le acabó gustando tanto que se dio de alta como autónoma, y lanzó la marca a través de Facebook, la red social que más ha utilizado durante su trayectoria, aunque ahora se muestra más activa a través de Instagram.

«El trato humano, la cercanía y el sentir que aprenden es lo que más les llama para seguir conmigo»

Para la profesional de los idiomas, las clases presenciales son clave para su forma de entender la conexión personal con sus alumnos. «Hago partícipes de mi vida a los estudiantes y me hago amiga de casi todos», afirma Socorro. La Casita de Laura ofrece clases individuales, pero también en grupos reducidos de cuatro a cinco personas, ya que el servicio personalizado y de alto valor cualitativo es primordial para la profesora. Sin embargo, el formato de clases online acabó sumándose a su oferta porque muchos estudiantes que se marchaban de la Isla querían continuar con el aprendizaje del español. «He tenido estudiantes que han permanecido dando clases hasta tres años. Yo creo que el trato humano, la cercanía y el sentir que aprenden es lo que más les llama para seguir conmigo», destaca.

Una vez estalló la pandemia del covid, las clases virtuales se convirtieron en el formato habitual debido a las restricciones sanitarias y uno de los eventos que incorporó es el conocido como Spanish Meetup, encuentro virtual con varias personas en el que escogen un tema sobre el español y conversan acerca del mismo. 

Las nacionalidades a las que Laura ha incluido entre su alumnado son de lo más variopintas, incluyendo estudiantes procedentes de recónditos destinos como Alaska (EE. UU.), Tasmania (Australia), Singapur, Burundi o Hong Kong (China). Sin embargo, la mayor parte de las personas a las que enseña la lengua española procede de países europeos que históricamente han surtido de grandes cantidades de turistas al Archipiélago, tales como Alemania e Inglaterra y, más recientemente, Italia. 

El perfil de alumno que recibe La Casita de Laura suele responder a turistas que pasan una o dos semanas en la Isla, para los que prepara cursos intensivos, o estudiantes Erasmus que suelen pasar una media de entre dos y tres meses, a los que aplica programas de aprendizaje de hasta ocho semanas. Sin embargo, el perfil que más atiende en la actualidad es el del nómada digital, un viajero cada vez más presente en Canarias que pasa temporadas que se alargan de tres a cuatro meses. 

Un año llegó a juntar a 90 extranjeros para hacer la peregrinación a Teror durante las fiestas del Pino

Actividades turísticas

La actividad de La Casita de Laura no se ciñe únicamente a la enseñanza idiomática, sino que también incluye la realización de múltiples actividades de carácter turístico con sus alumnos. «Hago actividades como senderismo para descubrir lugares en la montaña, también los llevo a la playa y organizo talleres de cocina para aprender a cocinar paella», relata, aclarando que estos talleres gastronómicos están siempre enfocados en la receta valenciana porque es la más conocida a nivel internacional y porque sus ingredientes son, por lo general, más fáciles de encontrar en sus países de origen que muchos de los incluidos en los platos típicos de la cocina canaria. 

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León explica que esta vocación turística afloró desde muy joven durante su etapa universitaria «Desde que empecé en la universidad y conocí a los primeros Erasmus he tenido esa vocación de ayudar a la gente a conocer la Isla, sus locales de fiesta, restaurantes y también romerías», cuenta la profesional, rememorando que un año llegó a organizar un grupo de 90 personas para realizar la subida a Teror por la Fiesta del Pino. «Una locura», añade, al recordar la vivencia de tamaña aventura acompañada por casi una centena de extranjeros de diferentes países entre peregrinos canarios, botellas de Arehucas y bocadillos de chorizo de Teror. 

Mirando al futuro, el próximo proyecto que tiene cocinándose la profesional de los idiomas es la expansión de su marca al otro lado del ‘charco’. «Actualmente, nos estamos expandiendo a Estados Unidos. Una de mis compañeras colaboradoras que estudió traducción conmigo, Niti, se ha ido a vivir al estado de Florida y va a continuar dando clases desde allí bajo la marca La Casita de Laura», señala León con gran ilusión, dado que el estadounidense es un mercado en el que la población latina ha alcanzado niveles históricos y el español es un idioma al alza.