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Augusto Hidalgo presenta su candidatura al Cabildo para «conquistar Gran Canaria»

El alcalde de Las Palmas de Gran Canaria se marca como reto «llevar al PSOE al palacio de Bravo Murillo»

Augusto Hidalgo, durante la presentación de su candidatura al Cabildo de Gran Canaria. Quique Curbelo/Efe

Hidalgo quiere gobernar la Isla. El alcalde de Las Palmas de Gran Canaria, Augusto Hidalgo, anunció ayer su candidatura al Cabildo de Gran Canaria. Y lo hizo en plan imperial, arropado por los máximos dirigentes del socialismo canario, con un mensaje que no dejó indiferente a nadie: «vamos a conquistar Gran Canaria», porque «vamos a ganar las elecciones» y «vamos a llevar al PSOE al palacio de Bravo Murillo», lanzó el regidor capitalino en la presentación de su precandidatura a estos comicios.

Al acto, que se celebró en la sede socialista de la capital grancanaria, acudió el secretario general del PSOE de Canarias y presidente del Gobierno regional, Ángel Víctor Torres, así como el secretario insular y consejero de Obras Públicas, Transportes y Vivienda del mismo Gobierno, Sebastián Franquis, tras alcanzar el pasado enero un acuerdo que despejaba el camino de Hidalgo a optar por la presidencia del Cabildo.

De ahí las palabras conciliadoras de Hidalgo, que reclamó la «unidad y el apoyo de todo el PSOE» para ganar las elecciones, desde el primer simpatizante hasta el último concejal o alcalde, porque «no puedo caminar solo» y «estamos preparados para cambiar la vida de los grancanarios», sostiene el candidato. Hubo, también, ovación de la sala cuando Hidalgo nombró a Carmelo Artiles y José Miguel Pérez, los dos expresidentes del Cabildo en cuyos legados se apoyará el candidato para «escribir el nombre de Gran Canaria con letras de oro». Hidalgo considera que la Isla ha perdido el empuje económico de antaño y promete proyectos en la línea de sus antecesores socialistas, con la finalidad de que Gran Canaria vuelva a ser el «tractor económico» que genere empleo y tire del Producto Interior Bruto de Canarias (PIB). Por eso apela a «los grandes consensos y no a las unanimidades», porque la Isla necesita seguridad jurídica para facilitar la inversión privada, extranjera y pública, «no un gobierno llorón», sino uno que proponga acuerdos y resuelva los problemas de los ciudadanos.

El «puñado de votos»

No se cortó un pelo al avalar esas consideraciones con su gestión al frente de Las Palmas de Gran Canaria durante estos dos mandatos, incluso comparó la situación de la ciudad que heredó con la del Cabildo actual, con la crisis del ladrillo en ebullición y un clima político en el que «nadie quería hacer nada». Esa gestión municipal también fue destaca por Franquis y por Torres, que se mostraron «seguros» del triunfo de Hidalgo en las elecciones de mayo. «Vamos a lograr el puñado de votos que nos faltó la otra vez», dijeron ambos dirigentes en alusión a la ajustada derrotada de Luis Ibarra frente a Antonio Morales, actual presidente por Nueva Canarias y, previsiblemente, principal rival de Hidalgo si opta a la reelección. Morales, por el momento, se lo piensa, mientras que el resto de formaciones políticas aún no ha movido ficha.

El candidato, que se somete ahora a un proceso de primarias, destacó el «coraje y la humildad» de ese paso dado hacia delante, incluso definió a los socialista como el partido «más democrático» por abrir el proceso de elección al debate interno de los militantes. No se esperan, sin embargo, candidaturas alternativas, por lo que el acto de ayer parecía más una elección que una preselección. La receta para ganar las insulares parece sencilla, al menos en palabras de Torres: «trabajar, trabajar y trabajar», prometió el presidente del Gobierno, que también aspira a repetir candidatura y «concatenar dos legislaturas».

Franquis, en cambio, apuesta por el diálogo y la tradición democrática del PSOE para «ganar holgadamente» y tener por primera vez en la historia socialista el mismo presidente regional en dos legislaturas. Todo combinado con el hipotético triunfo de Hidalgo, porque parecía «imposible» que se hiciera con la alcaldía de Las Palmas y ahí sigue ocho años después. Así de alta luce la moral del pacto de las Flores.

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