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Temporal en Canarias

El agua entra en las casas de Tauro: «Llevo 50 años y en la vida lo había visto»

Las inundaciones en los negocios de la playa de Puerto Rico provocan pérdidas de 50.000 euros a los empresarios

Víctor Brito, a las puertas de su casa, señala la marca que muestra la altura que tomó el agua. LP/DLP

Después de la tormenta siempre llega la calma, pero en el caso de los vecinos de la playa de Tauro, en el municipio de Mogán, esa calma es bastante tensa porque tres días después del fin de la tormenta todavía están arrastrando las consecuencias de las lluvias. Una vez más, y ya son muchas, la acumulación de agua en la desembocadura del barranco de El Lechugal ha vuelto a inundar este poblado costero y por primera vez, denuncian los vecinos, el agua ha pasado de quedarse a las puertas de sus casas formando una gran piscina y enfangando las vías de tierra y arena a entrar hasta el interior de sus viviendas. Y es que en ocasiones ha alcanzado hasta el medio metro de altura, y eso ha destrozado muebles, electrodomésticos y hasta vehículos. Por su parte, en la costa de Puerto Rico la situación no ha sido mejor porque los empresarios se apuraban este miércoles, por tercer día consecutivo, a limpiar sus negocios después de las inundaciones del lunes y el martes y hay empresas que calculan, como poco, 50.000 euros en pérdidas.

El centro del poblado de Tauro, embarrado como consecuencia de las lluvias de la tormenta Hermine. LP/DLP

Fue a las 01.00 horas de la madrugada del martes cuando Carmen Cedrés veía la televisión y tenía que subir el volumen porque no la escuchaba, hasta que se percató de que era consecuencia del elevado ruido que provocaba la lluvia al caer. «Me dio por asomarme a la calle para ver cómo caía y vi que el agua estaba cogiendo ya gran altura, así que me fui a llamar a los vecinos, porque muchos a esa hora estaban durmiendo», recordó Carmen, todavía con el cepillo en la mano limpiando el agua y el barro de su casa, «y cuando abrí la puerta ya se me metió el agua para dentro de la casa».

Desde que la anterior adjudicataria de la playa colocase la arena sobre los callaos, los vecinos que viven o tienen una segunda residencia en la playa de Tauro están acostumbrados a que, cada vez que llega un temporal, el agua que baja por el barranco se acumule en la desembocadura porque la bahía está a un nivel superior al de las casas y el agua queda estancada haciendo un efecto presa que provoca inundaciones. Pero esta vez la situación ha ido más allá y el agua, que hasta ahora se quedaba solo en el exterior, cogió camino hacia el interior de sus viviendas. «El agua se quedaba siempre ahí, como una piscina, pero nunca había llegado dentro; llevo aquí cerca de 50 años y en la vida había visto esto, el agua me llegaba por la rodilla», sostuvo Carmen, mientras su marido Eugenio Ramírez todavía limpiaba el barro que se había acumulado en el interior de su coche. El agua se ha llevado por delante muebles, electrodomésticos y hasta sus sofás y su cama. «El colchón se había mojado y esa noche tuvimos que poner una toalla y dormir con frío», señala.

Varios vecinos de Tauro han perdido electrodomésticos, muebles y se les inundaron los coches

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El Ayuntamiento de Mogán envió este miércoles un tractor para aumentar el tamaño de la zanja y liberar el agua acumulada, y lo mismo hizo el pasado viernes en previsión de la tormenta, pero los vecinos consideraron ayer que aquella actuación fue insuficiente.

Misma situación vivió Víctor Brito , con su casa en la primera línea de la playa. «El viernes limpiaron eso un poco, pero no bajaron el nivel el completo y ha vuelto a crear el efecto embalse», explicó, «como el agua no tenía para dónde salir, empezó a retroceder; y no solo nos afectó a nosotros sino que como no encontraba salida se fue también hacia el lado oeste de la playa afectando a otras viviendas». «A pesar de estar junto a la desembocadura, mi casa nunca se había inundado pero ahora el agua entró y cogió 30 centímetros de altura y me ha estropeado la nevera y un ordenador, un monitor y un disco duro que tenía en la parte baja del mueble; y ahora a ver quién paga todos esos daños», lamenta. A Víctor el agua también le alcanzó el interior de su vehículo, que tenía aparcado en la puerta de su casa.

Estado en que quedó el restaurante Gran Canaria de Puerto Rico tras las inundaciones. LP/DLP

Menci Medina, por contra, se veía venir el agua, fue previsora y colocó parte de sus pertenencias en alto, «pero los muebles y la nevera no puedo, así que ahora toca lavara, lavar y lavar», se lamentó. Ahora, todos esperan que el muro de arena desaparezca definitivamente para evitar situaciones como esta en un futuro.

En la playa de Puerto Rico la situación no era muy distinta, pero allí las inundaciones afectaron a los negocios de restauración y bazares que están en la parte baja del paseo, algunos de los cuales todavía permanecen cerrados al público mientras sus propietarios se afanan en las labores de limpieza.

En la playa de Puerto Rico se acumulan las pérdidas y los establecimientos reabren poco a poco

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Benaisa Mohamed, encargado de los restaurantes Gran Canaria, El Tiburón, Venezia y Atlanta, calcula que la empresa acumula, entre los cuatro negocios, más de 50.000 euros en pérdidas. Los negocios cerraron el sábado porque no había gente en la playa y el domingo ya empezaron a inundarse, aunque lo peor llegó el lunes. «El Ayuntamiento y los bomberos del Consorcio nos ayudaron a sacar el agua, y teníamos previsto abrir el martes pero cuando volvimos se había vuelto a inundar todo», contó. El agua había alcanzado el medio metro de altura y echó a perder neveras, aparatos de música y todo el género. Este miércoles ya pudieron abrir al público ElTiburón al ser el local más pequeño y más rápido de limpiar.

A pocos metros, el bazar donde trabaja Luz María todavía permanecía cerrado y sus trabajadores estaban limpiando todo el agua que entró en el interior. «Por lo menos ahora ha sido solo agua y no barro como hace años», sostuvo. Confía en reabrir el negocio en dos o tres días.

En el mismo paseo, en el restaurante Golden Beach el agua cogió medio metro de altura. «Llevábamos cuatro días sin luz y gracias a que la alcaldesa nos envió un generador eléctrico pudimos conectar una bomba subterránea para drenar agua», explicó la encargada del negocio, quien ayer no daba abasto a contactar con los proveedores para reponer todo el género perdido; solo abrieron para servir bebidas y calcula que las pérdidas económicas tras el pasado de Hermine son «cuantiosas, varios miles de euros».

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