La red insular de carreteras se ha llevado la peor parte del paso de la tormenta tropical Hermine por Gran Canaria. Los daños por las fuertes lluvias superan los cinco millones de euros, de los que cuatro millones corresponden a la red de carreteras y el resto, entre uno y dos millones, a infraestructuras hidráulicas, eléctricas, agrícolas o educativas, según los primeros cálculos realizados por el Cabildo.

Trece carreteras amanecieron ayer cerradas total o parcialmente por las fuertes precipitaciones desde el sábado. Nueve de ellas se tuvieron que cortar al tráfico ante los desprendimientos de piedras y barro sobre la calzada, aunque cuatro ya quedaron abiertas a lo largo de la jornada.

En las otras cuatro se han iniciado procedimientos de urgencia para realizar las obras de reparación los más rápido posible, entre ellas la del muro caído en la autovía del Sur, a la altura de Las Huesas de Telde, unos trabajos que costarán 1,25 millones de euros y se prolongarán durante unos cinco meses. No obstante, en dos o tres semanas se podrá recuperar el carril que permanece ahora cerrado y que está generando grandes retenciones en esa vía. Aunque se han caído 12 metros de pared, habrá que construir un nuevo muro de contención de 130 metros.

En el otro lado de balanza están los 2,71 millones de metros cúbicos de agua que han entrado en las presas de la isla, 1,97 millones en los embalses privados y 741.772 de los ocho públicos. En total, las precipitaciones recogidas en los tres últimos días han incrementado en un 6% el volumen de las presas grancanarias, lo que garantiza el riego agrícola hasta el verano del año 2024, según informó el presidente del gobierno insular, Antonio Morales, quien sostuvo que no se pueden comparar los daños y los beneficios de este fenómeno atmosférico, aunque sí resaltó dos buenas noticias: que no ha habido daños personales y que se mitiga la sequía que sufre la isla.

Morales valoró ayer las consecuencias del ciclón tropical Hermine junto al vicepresidente y consejero de Obras Públicas, Miguel Ángel Pérez del Pino, y del responsable de Sector Primario, Miguel Hidalgo, y detalló que los daños fueron causados principalmente por las lluvias del domingo y el lunes, con una cantidad media acumulada de unos 100 litros por metro cuadrado.

Esas precipitaciones, desconocidas en un mes de septiembre, obligaron primero a cerrar la carretera de La Aldea, en el tramo Agaete-El Risco, que se pudo abrir desde el lunes, y ayer se constataron los desperfectos en otras 13 vías, explicó el presidente, quien subrayó que «los servicios de Carreteras del Cabildo, en colaboración con Protección Civil y los responsables municipales, han trabajado a destajo, y lo continúan haciendo, para dejar en buen estado las vías insulares con gran rapidez y efectividad».

Por su parte, Pérez del Pino detalló que más de 450 personas de la Consejería de Obras Públicas y Transportes y de las empresas de mantenimiento de carreteras han resuelto «sobre la marcha» la mayoría de los incidentes en la red viaria. «Y se continúa trabajando para poner a punto los tramos que han tenido que cerrarse debido a desprendimientos; conforme vayan siendo limpiadas y acondicionadas debidamente, volverán a estar operativas», subrayó. De hecho, horas después de esas declaraciones se anunció la reapertura de cuatro de ellas.

Calentamiento

Pese a que la isla resistió bien, en líneas generales, el paso de la tormenta tropical, Morales insistió en que «el cambio climático es una dura realidad que afectará de manera más directa en territorios insulares como el nuestro» y destacó que el Cabildo de Gran Canaria trabaja desde hace años para hacer frente al calentamiento global.

«Somos la primera institución de Canarias -comentó- que ha logrado una estrategia para la mitigación y adaptación al cambio climático, que ha hecho posible el pacto de las alcaldías por el clima y que ha elaborado con cada municipio un plan estratégico, atendiendo a las peculiaridades de cada ámbito local; siempre hemos defendido que la coordinación y la concienciación ciudadana es fundamental para hacer frente a estas situaciones, y ahora ha dado resultado».

Morales también agradeció la respuesta de la población y la cooperación entre las instituciones, pues desde que se tuvo conocimiento de la posible llegada del ciclón «trabajaron al unísono los servicios de todas las administraciones para analizar los puntos de riesgo, con la revisión y limpieza de aliviaderos y cauces; de inspeccionar los barrancos y las zonas de desagüe, con avisos y retirada de vehículos y otros obstáculos que bloquearan el curso de las aguas; y de localizar asentamientos de personas en riesgo, con la retirada de dos zonas de camping en la desembocadura de barrancos y de algunas chabolas en túneles». El dispositivo estuvo formado por más de 600 personas y no hubo que lamentar daños personales.