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Tejeda

En busca del rastro verde del ‘Hermine’

El ciclón temporal del pasado fin de semana dejó preciosas estampas en el campo de la Isla. Cientos de personas decidieron subir a la cumbre a disfrutar de la naturaleza

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De izquierda a derecha: Andrea, Fibi y Borja, sentados tomando un pícnic. Juan Carlos Castro

El paso del temporal de lluvias el pasado fin de semana ha propiciado que los campos de las zonas altas de la Isla presenten verdes paisajes e incluso barrancos por los que corre el agua. Ya fuera en coche, en bicicleta o incluso en guagua, cientos de personas decidieron pasar la jornada de ayer disfrutando de diferentes actividades como el senderismo, las carreras de montaña o sólo de turismo en contacto con la naturaleza.

No sólo incidencias e inundaciones dejó a su paso el ciclón tropical Hermine el pasado fin de semana en la Isla. El agua que regó los campos de la cumbre también pintó un rastro verde, que como si del camino de baldosas amarillas en el Mago de Oz se tratara, marcó la dirección de cientos de personas que aprovecharon la jornada -haciendo las veces de domingueros pero un sábado- para visitar los bellos y húmedos paisajes de las zonas altas.

La Cruz de Tejeda es uno de esos puntos de obligada visita si se quiere disfrutar de unas vistas privilegiadas tanto de Las Lagunetas como del Roque Bentayga por ejemplo -aunque ayer estaba difícil por la niebla reinante-. Justo en el aparcamiento donde se encuentran en la actualidad parte de los tradicionales puestos de venta -todavía están en obras-, se bajaron del coche Leandro y su familia, que afirmaron que se habían dado «un salto» al campo, para «ver cómo estaba todo verde», después de las lluvias del pasado fin de semana. «El tiempo en el sur no está bueno como para ir a la playa, así que preferimos subir», apuntaron. 

En la misma sintonía, Juan Correa y su mujer Doris Santana eligieron un paseo campestre para aprovechar el último fin de semana antes de reincorporarse al trabajo tras las vacaciones. «Vivimos en el sur -en El Tablero- y solemos darnos una vuelta por el campo y de paso comemos en algún restaurante de la zona», explicó Doris, mientras Juan comentó la odisea que sufrieron el pasado fin de semana a su regreso de Frankfurt (Alemania). «El Hermine fue para nosotros un caos. Tardamos dos días en llegar desde Frankfurt hasta Gran Canaria», dijo. Partieron de tierras alemanas el domingo -a las 12.00 horas-, ante la imposibilidad de aterrizar en Gando, los desviaron a Tenerife Sur, donde tampoco pudieron tomar tierra. «Al final, nos llevaron a Palma de Mallorca -la aerolínea nos alojó en un hotel 4 estrellas y pagaron la comida-. El lunes volamos de nuevo a Gran Canaria, como todavía no se podía, aterrizamos en Fuerteventura y acabamos cogiendo el barco al día siguiente», indicó Juan. «Así que el paseo de hoy (por ayer) sirve para coger fuerzas pensando en el inicio de semana», matizó Doris.

Si bien muchos siguieron el rastro verde que dejó el Hermine en coche, otros optaron por la bicicleta. Fue el caso de Iván Vega, que coronó el alto de la Cruz de Tejeda, después de una ruta que se inició en La Garita, «para subir después hasta Santa Lucía (de Tijarana), Tunte y Ayacata», remarcó. 

Tres jóvenes: Fibi, Borja y Andrea decidieron subir hasta los Llanos de la Pez en guagua para hacer un pícnic

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Iván confirmó que había «disfrutado mucho de la ruta», porque «la Isla está preciosa». «Hay unos paisajes alucinantes desde el sur y se ve cómo corre el agua en los barrancos», describió. Para Iván, Gran Canaria reúne las condiciones perfectas para la práctica del ciclismo -«muchos profesionales vienen a entrenar en estos meses»-, por lo que no pierde la oportunidad de salir a la carretera. «Ahora toca bajar hasta San Mateo, luego pasaré por Tenteniguada y ya en Valsequillo, cojo rumbo a casa», manifestó. 

En el trayecto entre Cruz de Tejeda y los Llanos de la Pez, sentados al borde de un manchón, con mantel y comida, Fibi, Borja y Andrea compartían un par de trozos de pan con dos perros de la zona. «Hacía tiempo que queríamos hacer un pícnic y decidimos aprovechar que con las lluvias el paisaje podría verse verde», dijo Fibi que añadió que los tres jóvenes se habían trasladado «en guagua». Todo un mérito, si se tiene en cuenta que ella reside «en Arinaga, en Las Rosas», mientras que Borja -el más valiente que iba con manga corta cuando el termómetro marcaba doce grados- vive «en Teror» y Andrea «en Arucas».

Las casetas de campaña en el campamento El Garañón eran el preludio de otro de los emplazamientos de obligada visita en una jornada como la de ayer, la zona recreativa de los Llanos de la Pez. Alrededor de uno de los fogones -ya con cinco chorizos parrilleros al fuego- los alumnos del plan de formación y empleo relacionado con el ámbito forestal, que organiza el Cabildo insular, celebraban el fin de curso. «Celebrar por decir algo, porque algunos nos vamos al paro, pero mientras tanto nos reunimos y pasamos un buen rato», apuntaron entre risas.

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