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Barrios del Sureste, pasado y presente (VII) | Pozo Izquierdo

El gran provecho del viento y del mar

Pozo Izquierdo, en Santa Lucía de Tirajana, no sólo es un referente por el windsurf y sus grandes campeonas | Molinos eólicos, investigación y salinas, las otras iniciativas

El gran provecho del viento y del mar | A. CRUZ / A. V. DE POZO IZQUIERDO

Nadie o casi nadie se imaginaba en Pozo Izquierdo, en el municipio de Santa Lucía de Tirajana, qué ocurriría a partir de que a finales de los años 80 del pasado siglo XX cuando varios chicas y chicos, vecinos y vecinas, comenzaban a practicar el windsurf, y poco tiempo después en serio.

El gran provecho del viento y del mar | A. V. DE POZO IZQUIERDO / LP/DLP / M. Á. M. / A. CRUZ

La bahía de Pozo Izquierdo, con sus condiciones idóneas para la práctica de este deporte, por el fuerte viento y los buenos niveles de olas durante casi todo el año, se ha convertido en la cuna deportiva de una gran cantera. Dos de los cinco hijos de Elvira Moreno Almeida y José Ruano Ruano resultaron unas grandes campeonas del windsurf: las gemelas Iballa y Daida Ruano. La primera logró diez títulos del mundo y otro de windsurf de remo; mientras la segunda 18 mundiales. Por su parte, el canario Björn Dunkerbeck conquistó 42 mundiales de windsurf, en distintas modalidades.

Pozo Izquierdo se ha convertido en un referente mundial deportivo y organizativo, ya que ha sido el escenario de 32 ediciones de la Copa del Mundo de Windsurf, donde han competido grandes windsurfistas profesionales de Gran Canaria, de Canarias, como de todo el mundo.

Las distintas administraciones, como el Cabildo de Gran Canaria, el Gobierno de Canarias y el Ayuntamiento de Santa Lucía de Tirajana, entre otras, y empresarios y vecinos han respaldado estas ediciones y proyectos. Asimismo, cuenta con un centro internacional de Windsurf además de cuatro tiendas especializadas en este deporte y al menos una escuela de windsurf, que imparte el aprendizaje en la de bahía de Formas.

El gran provecho del viento y del mar

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Todo ello es un ejemplo de adaptación, de trabajo y de saber sacar partido a un recurso como el viento, como también al mar, con su importancia deportiva, económica y social. De la misma manera se ha conseguido de igual provecho al viento en materia de energías renovables con la instalación de decenas de aerogeneradores en sus alrededores, como se ha hecho en el resto del municipio y de la comarca. Sin embargo, Pozo Izquierdo es mucho más que windsurf, aerogeneradores y viento.

Comenzando por el principio, de dónde procede su topónimo: existió un pozo cerca del pequeño grupo de casas y que estaba a unos cien metros de la playa. Estaba exactamente en el lado izquierdo del barranquillo. Y de esta manera sencilla, apuntan los historiadores, surgió esta denominación.

Hoy en día hay unos cuatro palos largos colocados aproximadamente en el lugar donde se hallaba el pozo, el cual lograba tener agua potable y dulce, gracias a la combinación de la que se filtraba procedente del mar y la que corría por dicho barranquillo, sobre todo en invierno, y además había pequeños manantiales.

El gran provecho del viento y del mar

Respecto a la ubicación de Pozo Izquierdo, cabe recordar, a parte de que surgió este núcleo poblacional pegado a la costa; que al este está el océano Atlántico, al norte se halla Arinaga, en el municipio de Agüimes; al oeste Casa Santa y El Doctoral; y al sur las salinas y Llanos de Tenefé, y el barranco de San Bartolomé de Tirajana, que es la linde con el término municipal de San Bartolomé de Tirajana.

Aborígenes

Hay pruebas claras de que los aborígenes canarios habitaron en esta zona llana y costera, que posteriormente se denominó Pozo Izquierdo. Los investigadores han descubierto y trabajado con once túmulos (sepulcros levantados de la tierra) que se encuentran exactamente en los Llanos de Tenefé.

Este conjunto arqueológico funerario de once estructuras, a unos pocos metros de la línea del mar, fue realizado con piedra seca. Allí se descubrieron restos humanos correspondientes a varones.

Esta necrópolis fue excavada en 2016 y en las sucesivas excavaciones de 2018 no se hallaron más restos humanos. Es visitable y se puede acceder de forma fácil.

Con el paso de los siglos, quedó como un lugar sin población fija, ni llegaba a ser un núcleo poblacional. Eso sí, hay documentos y escritos que aseguran que habían algunos habitantes entre los siglos XVII y XVIII que trabajan y vivían cerca de las salinas que se habían creado, las cuales estaban en el lugar de lo que hoy es Pozo Izquierdo, exactamente en una parte de donde está el aparcamiento, según se llega por al avenida de Las Bajas, y en otra parte del paseo marítimo.

A finales del siglo XIX se hizo frecuente la presencia de labradores que acudían con sus burras, con queso, leche, gofio y suero, para huir del calor que se producía en Sardina o Los Corralillos.

También algunos otros pasaban por la zona para practicar el marisqueo en busca de algún provecho económico o simplemente como comida. A principios del pasado siglo XX comenzaron a construirse más casas a lo largo del litoral, así como entre los años 30 y 50 aumentó el éxodo de vecinos de Sardina a Pozo Izquierdo para pasar los tres meses de estío y para huir del calor. También entre esas dos décadas se recurrió a la pesca como una forma de subsistencia, de conseguir algo más de comida para repartir entre los familiares o para vender entre otros vecinos. Los pescadores, que realmente eran muy pocos que viviesen de lo que capturaban, contaban con pequeñas barcas, a remo o motor, o falúas, con las que faenaban entre Arinaga y Castillo del Romeral, en San Bartolomé de Tirajana.

Molinero

«Mi abuelo paterno, Domingo Hidalgo, vivía en Pozo Izquierdo. Cuando subía la marea de forma especial, entraba agua en la casa, y con sus hijos que eran pequeños. Mi abuelo era molinero [allí había un molino de agua] y agricultor, y pescaba para pasar el rato libre. Mi abuela era Agustina Vega». De esta forma recuerda Marcelino Hidalgo Florido, de 69 años, nacido en Casa Santa, que es el pago que está por encima de Pozo Izquierdo, y que en su extensa llanura se plantaba tomates y alfalfa.

«Una curiosidad es que el pago, desde sus orígenes, se llama así, Casa Santa, porque, a falta de ermita o iglesia, una vivienda se eligió para que allí se oficiaran las misas y demás celebraciones, y así surgió el nombre del conjunto de casas», explica este oriundo del lugar, que, como su familia, tenía y tiene mucha vinculación con el cercano Pozo Izquierdo.

Marcelino Hidalgo Florido es el hijo primogénito de Marcelino Hidalgo Vega, quien falleció a los 54 años, nacido en Telde; y de Antonia Florido Lozano, que murió a los 86 años y era también teldense, exactamente del Valle de los Nueve. Los ocho hermanos de Marcelino son: José; Antonio (fallecido); Leonor, Antonia Rosa (también fallecida); Domingo; Miguel; Víctor; y Orlando Hidalgo Florido, el menor, de 49 años.

Mucho trabajo

Este matrimonio teldense se buscó la vida como podía en Casa Santa y en Pozo Izquierdo. El progenitor trabajaba como ranchero (repartidor de agua de los regantes), al tiempo que ella, además de atender y cuidar a la prole, trabajaba en los tomateros. También, Marcelino y Antonia regentaban la tienda de aceite y vinagre de Casa Santa, la cual era la única en toda la zona y una auténtica institución llamada la tienda de Marcelinito. «Era donde iban a comprar los vecinos de Casa Santa, como los de Pozo Izquierdo, como también los veraneantes, cualquier cosa que hiciera falta, como legumbres, pan o millo, como también petróleo, carburo o aceite», afirma Marcelino Hidalgo, hijo, quien añade que «era el lugar para jugar a la zanga, por ejemplo, como para beber y para informarse. Tenía su importancia social».

La escuela

El hijo mayor, como luego lo harían sus hermanos y hermanas, empezó a estudiar en 1957, con cuatro años, en la escuela de Pozo Izquierdo, con el maestro, el brigada de Aviación retirado, Francisco Rodríguez, hermano del terrateniente Pedro Rodríguez.

En 1960 fue a estudiar a la denominada escuela del Gobierno, que estaba por arriba de Casa Santa y que fue derribada décadas después por la construcción de la autovía GC-1. La maestra era María del Carmen Guedes Valdez, que vivía en Las Palmas de Gran Canaria, y que cada día llegaba y se iba en una moto Vespa con su hermano José Guedes Valdez, quien era maestro de la escuela de Vecindario, la de doña Ana.

El primogénito, cuando tenía 16 años, se hizo cargo de la tienda durante tres años por un asunto de salud del padre. «Entre los años 60 y 70 yo veía pasar por las dos poblaciones a los cochineros, que procedían de Ingenio y Agüimes, con sus burras y con los serones cargados de cochinos negros y blancos. Los vendían sobre todo a los aparceros. Luego se montaba la matanza que era una fiesta, con su hoguera, y cada una y cada uno con sus tareas, y todo lleno de tradición y de sentido», comenta.

Construcción y hostelería

Después de ser el responsable de la tienda, trabajó en la agricultura, en especial con los tomates y, a partir de 1970 aproximadamente, optó por hacerlo en la construcción de hoteles en Maspalomas y Playa del Inglés, como muchos amigos y jóvenes que buscaban otro futuro lejos de la agricultura. Después, pasó a ser capataz de una empresa que creaba los jardines de las instalaciones hoteleras. Por las noches estudiaba en Radio Ecca, como muchos, exactamente contabilidad, cálculo comercial e inglés.

En 1974 hizo el servicio militar obligatorio en la Aviación, siendo elegido para participar en competiciones de atletismo, para después de la licenciatura volver a trabajar tres años en hoteles del Sur. En 1977, se fue a Londres con un amigo para estudiar inglés, donde estuvo dos años. A su vuelta, fue contratado como recepcionista y luego fue jefe de recepción.

Mientras, el joven Marcelino Hidalgo tuvo esos cambios en su vida laboral, en la década de los años 70, en Pozo Izquierdo un mayor número de vecinos y foráneos «comenzó a fabricar, a construir casas. Se trataba de un crecimiento desmesurado y muy desorganizado», apunta Hidalgo Florido.

Con el periodo democrático, Pozo Izquierdo comenzó a registrar muchos cambios y mejoras, más con el transcurso de los primeros años, como en todo el municipio y la comarca, «sobre todo en aspectos urbanísticos y de ordenación».

«Nuestro primer alcalde fue, por las elecciones de 1979, Carmelo Ramírez, quien con unos 26 años era el alcalde más joven de toda España. Hizo un gran esfuerzo, como todo el Ayuntamiento, para lograr más recursos económicos para la corporación municipal», señala Marcelino Hidalgo, quien recuerda que «dio la casualidad de que Carmelo Ramírez y Camilo Sánchez, que también fue alcalde, estuvieron en la veintena de amigos y vecinos del municipio que hicimos la mili a la vez».

En relación otra vez al crecimiento del pueblo, fue también entre los años 70 y 80 cuando muchos veraneantes, especialmente de Sardina, pasaron a residir de forma fija en sus casas construidas por ellos en Pozo Izquierdo.

Marcelino Hidalgo se casó con Mari Carmen Hernández Acosta en 1980, y tuvieron los hijos Acoidán y Yeray Hidalgo Hernández.

La última etapa laboral de Marcelino Hidalgo, que reside con su familia en La Blanca, también en el municipio santaluceño, transcurrió en el Ayuntamiento, después de que obtuviese por oposición una plaza de capataz y se jubiló en 2017, tras trabajar unos 14 años en la corporación local.

Presente

Pozo Izquierdo no paró de crecer a finales del siglo XX y en el XXI, en relación a habitantes y a número de viviendas. La población residente en 2021 fue de 1.400 personas, siete más que en 2020, cantidad que se multiplica por muchos dígitos en verano por los que huyen del calor y por los que, en relación al windsurf, compiten, entrenan, espectadores o aficionados.

Respecto a crecimiento urbano, no ha crecido en la primera línea del mar, sino detrás, en la zona residencial construida, mientras que en la actualidad se construye la nueva urbanización de dúplex.

El centro de Investigación Tecnológica de Energías Alternativas y el Instituto Tecnológico de Canarias (ITC) se hallan próximos a Pozo Izquierdo, que también tiene restaurantes, supermercados, dos canchas de deporte, puesto de socorro de Cruz Roja y Protección Civil, y servicio de guaguas, entre otros. Eso sí, no cuenta con un colegio, instituto, ni farmacia.

Pozo Izquierdo se transformó de forma completa en las últimas décadas. Arriba, una gimnasta se ejercita en el dique norte, remodelado, con la playa y el casco de fondo; y abajo, a la izqda., la playa y las casas, en los años 70; y a la dcha., un niño, con el barranquillo detrás, en los 60. |

Pozo Izquierdo ha cambiado mucho, no sólo urbanísticamente, como en el resto del triángulo de la pobreza, forma de denominar antes a la comarca del Sureste. En las fotos, arriba, a la izqd, Juanito Artiles (izqd.) y Juan Bordón -detrás- y Pepe Artiles y Pancho Rodríguez, abajo (hecha entre 1962 y 1965); y a la dcha, La windsurfista, de Ana Luisa Benítez; en el centro, a la izqda. Pozo Izquierdo, en los años 60; y a la dcha, Marcelino Hidalgo; y abajo, las salinas de Tenefé, con Pozo Izquierdo al fondo . |

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