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El secreto de las manzanas gigantes

Manuel Guerra y sus hijos Desirée y Óliver ganan los tres primeros premios con frutas de 700 gramos | Valleseco atrae a 2.000 personas a las fiestas de La Encarnación

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Fiestas de la manzana de Valleseco Juan Carlos Castro

Cultivar manzanas reinetas de más de 700 gramos requiere mimar los árboles todo el año y también tener algo de suerte, pero existe otro secreto que Manuel Guerra Reyes, vecino del caserío de Monagas, se niega a desvelar. De su finca salieron los tres primeros premios del concurso celebrado ayer en Valleseco para galardonar el mejor lote de cinco ejemplares. En total sumaron 3,496 kilogramos en la balanza.     

Una sola familia, Manuel Guerra y sus hijos Derirée y Óliver, coparon todos los premios del VIII Concurso de Manzanas Reinetas, uno de los tantos alicientes que congregaron ayer domingo en Valleseco a más de 2.000 personas. Una fabada popular regada con sidra, conciertos de pop, muestras de artesanía y un día de campo espléndido dejaron el pueblo pequeño para tantos coches.

Con paciencia, todos los visitantes acabaron encontrando un hueco para su vehículo, desde La Laguna hasta cerca de los barrios de Lanzarote o Carpinteras, y desde el mediodía se llenaron las calles de gente. En la plaza del pueblo, desde las 10.30 hasta las 12.30 horas, se realizaron los pesajes de los lotes de manzanas que presentaron los vecinos de Valleseco, desde grandes productores de sidra hasta vecinos con unos cuantos matos en el huerto de casa.

Y como casi siempre, las manzanas de la pequeña finca de Manuel Guerra en Monagas fueron las más grandes, tanto que dieron para que tres miembros de la familia se presentaran al concurso y ganaran. Se llevaron en metálico 100, 75 y 50 euros, además de las felicitaciones de sus vecinos, los saludos de los alcaldes de Teror, Tejeda y Moya, que entregaron los premios, y un montón de fotos.

«El truco está en que hay que atender los manzaneros de entrada, que el mato no sufra, podarlo, no echarle mucho abono tampoco, quitarle las frutas chicas para que las demás salgan grandes; y lo otro, perdone usted, es un secreto que no se puede declarar», respondió Manuel Guerra, quien confesó que solo tiene cinco árboles y colocados en hilera. La producción, aunque de manzanas gigantes, es para el consumo propio, no alcanza para vender en el mercado o para elaborar sidra.

Las cosechas

De las ocho ediciones del concurso, se ha presentado a cinco y se ha llevado el primer premio en cuatro de ellas. Este año, además, con un peso muy superior al de la última edición, que fue de 2,914 kilogramos. No obstante, aseguró que la cosecha de 2022 en su zona de Monagas ha sido pobre.

Por contra, en otros lugares del municipio la producción ha sido muy superior a la del año pasado, según Salvador Santana Rodríguez , vecino de Lanzarote. Tito, como le conocen todos en Valleseco, es un cocinero jubilado y ayer, como en años anteriores, dirigió al equipo de veinte personas que elaboró la fabada para todos los vecinos y visitantes.

La cocina se instaló en una esquina del parque y desde primera hora se encendieron los fogones para preparar cerca de 60 kilos de fabes, que se acompañaron con chorizos a la sidra, quesos y postres. Con el resto de ingredientes que lleva una fabada, Tito calculó que saldrían unas 600 raciones de ese plato típico asturiano, que evidentemente se sirvió con una vaso de sidra de Valleseco, símbolo del hermanamiento entre ambos lugares.

A las 13.00 horas, cuando salió la procesión de la imagen de La Encarnación, ya había una fila de decenas de personas para recibir su bandeja de fabada. Una hora después, cuando se inició el reparto, la cola se extendía por toda la calle lateral de la iglesia, unos 300 metros. En la espera, los comentarios más repetidos se referían a las colas de coches para llegar al pueblo -también para atravesar Teror- y el buen día para pasear por el campo, con sol, algo de calima y temperaturas agradables, ni el calor del verano ni el frío de esa zona de la isla desde que se tapa el sol.

«La climatología nos ha regalado un día magnífico, que en combinación con los actos que se han programado desde la área de festejos y cultura del Ayuntamiento nos ha llenado el pueblo de visitantes, lo que agradecemos», declaró Dámaso Arencibia, alcalde de Valleseco, quien calculó que más de 2.000 personas pasaron ayer por el pueblo.

«Las ganas de celebrar -apuntó Arencibia- no es exclusiva solamente de los vecinos y vecinas de Valleseco, sino de toda la isla de Gran Canaria; dos años sufriendo por la pandemia, las medidas preventivas y el aislamiento social han hecho que las ganas de compartir espacios como el de las Fiestas de la Encarnación y la Manzana sea la excusa perfecta para ir recuperando la normalidad».

Respecto a los problemas para llegar y aparcar, el alcalde consideró que «ni Valleseco ni ningún otro municipio de Canarias están preparados para absorber puntualmente en un día una afluencia de tantos visitantes; hay que tener paciencia». Tras el almuerzo comunal en la plaza, de unas mil personas según Tito, llegaron las actuaciones. Primero el concierto de Rafa Sánchez, vocalista de la Unión, luego el humor de Omayra Cazorla y la música de Coti.

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