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Anfitriones del turismo

Laura Díaz, las manos que todo lo curan

La terapeuta Laura Díaz es la directora de la Thalasso del hotel Gloria Palace de San Agustín, donde llegó hace 15 años para hacer prácticas y donde hoy combina la gestión con la cabina

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Laura Díaz, terapeuta de la Talaso del Gloria Palace de San Agustín Juan Castro

Laura Díaz (San Bartolomé de Tirajana, 1977) se confiesa «una todoterreno, una compañera que primero tiene que ser líder y qué mejor que demostrarlo que estando en la operativa y seguir dando masajes». La directora de la Thalasso del hotel Gloria Palace lleva 15 años en el sector, de los cuales 12 ha estado dirigiendo este tipo de centros, pues su primer cargo lo obtuvo con la dirección del spa del Gloria Palace Royal de Amadores.

A las 15.00 horas de la tarde de un día de mayo de 2007 se puso frente de un alemán «grande y fuertote» que sin saberlo se había convertido en su primer cliente, en la primera persona a la que iba a aplicar un tratamiento de quiromasaje apenas tres días después de iniciar sus prácticas en el mismo hotel en el que hoy trabaja. «Se quedó mirándome y me preguntó si era yo quien iba a darle un masaje; claro, es que él era muy grande y yo un pizquito, y eso me puso muy nerviosa», recuerda con humor Laura Díaz, una terapeuta que lleva 15 años en la profesión y por cuyas manos han pasado cientos de turistas de toda Europa. «Pero tras acabar el tratamiento, repitió, y ahí fue cuando me di cuenta de que yo valía para esto, fue lo que me motivó a seguir adelante», cuenta, «es un trabajo sufrido, porque trabajas directamente con una persona que te está dando su cuerpo y tienes que dar lo mejor de ti para que el servicio sea espectacular». Laura tiene las manos que todo lo curan y es una de esas personas que cada día se levanta para ofrecer lo mejor de sí misma para impulsar al principal sector de la economía canaria.

Laura Díaz, directora de la Thalasso del Hotel Gloria Palace de San Agustín, en las instalaciones del centro. Juan Castro

Laura encontró Gran Canaria por San Bartolomé de Tirajana en 1977 en la casa de una familia que nada tiene que ver con el sector turístico, pues su padre era taxista y sus hermanos estaban vinculados al mundo del deporte. Ni siquiera ella misma sabía que iba a estar destinada a este sector cuando, tras acabar el bachillerato, comenzó a estudiar los ciclos formativos de quiromasaje, esteticista y peluquería. Una formación que la llevó a hacer sus primeras prácticas en 2007 a la Thalasso del Hotel Gloria Palace de San Agustín y tuvo la «suerte», dice, de que al concluir esa etapa la cadena le ofreció un contrato, que aceptó porque podía combinarlo con su faceta de madre además de poder seguir formándose para actualizar conocimientos en una materia muy cambiante.

Laura comenzó en la cadena en 2007 como terapeuta y ha pasado por la dirección del spa del Gloria Palace Royal

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Después de tres años como terapeuta de campo, la compañía le ofreció un traslado al Gloria Palace Royal Hotel & Spa de Amadores, un cambio que le llegó también con una promoción interna pues no solo iba a continuar con su labor como terapeuta sino que también pasaría a gestionar aquel centro, donde estuvo 10 años hasta que en 2020 volvió a San Agustín para ser allí la directora de la mayor Thalasso de Europa. «Yo entré aquí como masajista y nunca me imaginé que acabaría dirigiendo este centro pues es de los más grandes de Europa y pasar de la terapia a la gestión es un cambio importante», recalca Laura.

Su jornada laboral comienza bien temprano cada mañana con una revisión absoluta de la piscina del circuito puesta en forma para comprobar que el agua y la temperatura están en condiciones, que todo esté perfectamente limpio y que las distintas cabinas de masaje estén ordenadas y tengan todos los productos necesarios. «Luego reviso el planning de trabajo para que cada cabina tenga el producto exacto y los trabajadores no pierdan tiempo; después de eso me pongo estrictamente con la gestión del centro, yo necesito estar activa, no puedo estar quieta», sostiene.

«Es una MacGyver»

Dice su superior, la directora del hotel Lidia Noda, que Laura es una «MacGyver». «Tiene la habilitad de hacer que los demás hagan, de motivar al equipo porque sabe que un equipo no motivado nos manda a la tragedia». Y ese saber hacer Laura lo sigue aplicando porque a pesar de tener ahora una labor principalmente de oficina, no suelta la bata y es la primera que se marcha a la cabina a realizar masajes si la demanda lo requiere. «Yo me sigo manchando las manos, porque si veo que alguno de los trabajadores tiene el planning muy lleno yo me enfundo la bata y comienzo a descargarles de tratamientos y los hago yo, así libero al personal de tanto trabajo», cuenta la terapeuta, «soy una compañera que tiene que intentar ser líder, pero para serlo tengo que dar ejemplo y qué mejor para darlo que estando en la operativa y ayudar a los compañeros porque conozco la parte dura de ser masajista». También lo hace, sobre todo, cuando está muy agobiada de la oficina. «Cuando el despacho me consume, necesito salir y dar masajes, ahí libero mi energía», relata.

Laura Díaz, directora de la Thalasso del Hotel Gloria Palace de San Agustín, en las instalaciones del centro. Juan Castro

A Laura le gusta tener un trato cercano con los turistas. «Soy muy cordial, intento no perder la relación ni como terapeuta ni como gestora, porque la toma de contacto es lo que hace que un cliente tenga confianza y esté relajado, hay que crear feeling, así que siempre me he interesado mucho por sus vidas y por las expectativas que tienen del hotel pues eso es lo que nosotros podemos ofrecer, una buena experiencia».

La terapeuta atesora multitud de anécdotas en 15 años de trayectoria, pero sobre todo destaca cuando un cliente no tiene feeling con un trabajador y quiere cancelar todo un plan de tratamiento pero ella le pide una oportunidad con sus manos y el turista cambia de opinión y decide finalmente acabarlo. «Les digo que antes de tomar una decisión prueben conmigo y si siguen sin estar satisfechos les devuelvo el dinero, pero todavía eso no me ha pasado, no sé que ocurre pero cuando pasan por mis manos luego se quedan, será cosa de energías», detalla.

La directiva está en la gestión del centro pero sigue poniéndose la bata y bajando a la cabina a hacer masajes

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Sabe de lo que habla, y ni en vacaciones descansa porque cuando va a otros destinos y hoteles siempre es de obligado cumplimiento darse un masaje. «Nunca revelo a qué me dedico, pero si hay alguna técnica que me gusta intento indagar en ella para adaptarla a nuestro centro». La directora de la Thalasso dirige ahora un equipo de 15 profesionales y para ella «ha sido una oportunidad y un privilegio llevar un centro así; todo el mundo que trabaje en este mundo quiere gestionar un centro de estas dimensiones, referente para todos, y a mi hasta me dieron la oportunidad de aportar ideas para el proyecto de reforma», señala. 

Laura está satisfecha con todo lo que ha logrado y agradece a la cadena su apuesta por ella. «Vieron en mi un potencial que quizá yo no veía y me formaron; yo no cambiaría nada, han sido años de sacrificio, compromiso y responsabilidad, pero he conseguido llegar a un puesto que querría mucha gente valiosa». A futuro, Laura no sabe dónde estará, pero entre sus objetivos está poder gestionar todos los centros de talasoterapia y spa de la compañía. «Estaría capacitada, porque la empresa me ayuda y tengo un equipo detrás que me apoya en todo», revela. Quién sabe, por las manos de Laura ha pasado una buena parte de los turistas europeos, y seguirán pasando porque, dice, aunque tenga un cargo directivo jamás dejará de ser terapeuta.

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