Dicen, de Telde para el Sur, que Agüimes no hay Fiestas del Rosario sin la tradicional Traída del Gofio y del Agua. Un dicho que ayer volvió a convertirse en realidad, con unos 1.500 romeros y romeras que lo dejaron todo hecho un frangollo.

Y es que nadie escapó al tanganazo de gofio. Tras ser suspendida hace dos semanas por la tormenta tropical Hermine, había ganas de fiesta en el ambiente. Los participantes, ataviados con la vestimenta típica, realizaron el trayecto desde los molinos de Lolita y Ananías hasta el casco histórico, como antaño hacían sus antepasados, cuando iban a buscar el gofio que se elaboraba con el millo de la propia cosecha. Es la 45ª edición de una fiesta con la que Agüimes rememora su pasado agrícola y recuerda las costumbres que forjan su identidad como pueblo. La novedad es que cada vez hay más familias al completo, con niños.