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Barrios del Sureste, pasado y presente (X) | Cruce de Sardina

De lugar de paso a barrio multicultural

Cruce de Sardina, en Santa Lucía de Tirajana, surgió del corte de dos carreteras, la del Sur y la de Santa Lucía | Había dos restaurantes, gasolinera y tiendas en los años 70

El Cruce de Sardina, el pasado miércoles, con la avenida de Canarias, de derecha a la izquierda, que era la carretera del sur, y en el centro y en el fondo, la que era la carretera de Santa Lucía . | | RAFAEL LÓPEZ

Cruce de Sardina era en su origen y desarrollo un lugar importante de paso en el que se interceptaban las carreteras del Sur y la de Sardina, con dirección a Santa Lucía. Era el sitio para refrescarse, repostar y comprar de camino o de vuelta del Sur. Como otros muchos asentamientos de la comarca, ha dejado sus numerosas carencias atrás y es un barrio multicultural y multirracial. Eso sí, tiene su historia y sus personajes.

Cruce de Sardina, en el municipio de Santa Lucía de Tirajana, tiene mucho en común con numerosos sitios del municipio y de la comarca del Sureste, como el Cruce de Arinaga, en el término municipal de Agüimes, a poco más de tres kilómetros. Los dos barrios tienen también sus diferencias con sus personajes y vecinos destacados, como en aspectos de su pasado.

Al norte del Cruce de Sardina están Balos y Los Llanos; al este El Canario; como al oeste Casa Pastores; y al sur Vecindario. Una realidad y una diferencia de este barrio que surgió de un cruce de carreteras es que sus límites con otras poblaciones son muy difusas. Muchos entienden que la frontera con Vecindario es el parque de la Era, y que fue por arriba de éste donde existió una cuartería que comenzó a ser llamado El Vecindario, mientras que el grupo de viviendas junto a la iglesia de San Rafael Arcángel era denominado como San Rafael de Vecindario.

Dos policías en lo que era el Cruce de Sardina en los años 60. | | LP/DLP

Sobre el origen de Cruce de Sardina, el pueblo de Sardina fue en los siglos pasados el asentamiento más importante de la zona baja y del municipio, detrás del pueblo de Santa Lucía. Fue de gran importancia económica y social que durante el pasado siglo XX se construyera y se concluyera la carretera que partía de la metrópoli del municipio y pasara por Sardina, como que después llegase hasta la carretera del Sur, que fue durante mucho tiempo la única y principal arteria del Este y Sur de la Isla desde Telde y de la capital.

Un pozo fue también iglesia y luego un centro cultural donde ensañaba un grupo de rock y se hacía teatro

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Por eso, así se llamó esa intersección entre las dos vías, Cruce de Sardina, y se comenzó la construcción de un grupo de casas y la creación de tiendas, y pocas décadas después de una gasolinera, una oficina de Correos y restaurantes. Así, se convirtió en un lugar de paso, como de parada, si no se había hecho antes en Carrizal, en la villa de Ingenio, o en el Cruce de Arinaga. No hay que olvidar que en los años 70 los automovilistas, como todos los conductores en general, tardaban más de una hora para llegar al Sur, a las playas, apartamentos y hoteles que comenzaban a multiplicarse, y a la vuelta, con las grandes colas de los domingos por la única vía, en torno a una hora y media.

De lugar de paso a barrio multicultural | LP/DLP / M. Á. M. / R. LÓPEZ

Entre las primeras casas que se edificaron en el citado cruce fue la del profesor José Zerpa en los años 30, donde se estableció con su mujer y tres hijos. José Zerpa, quien tiene un instituto de secundaria con su nombre, se merece una mención especial. Nació en Arguineguín, en Mogán, en 1900 en una familia humilde. Fernando T. Romero Romero escribió que el profesor «reconvirtió en aula un pequeño salón de su casa donde daba clases a niños que nunca habían pisado una escuela». «También se preocupó por el entorno social y calidad de vida de aquel incipiente núcleo poblacional, y fue promotor de la instalación del agua corriente y del alumbrado eléctrico». También enseñó a leer y escribir a muchos aparceros, como a niñas y jóvenes que nunca fueron a la escuela y que trabajaban en el empaquetado.

«Este barrio multirracial requiere tener una mentalidad abierta para los desafíos del futuro» afirma Rafael López

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José Zerpa «murió en junio de 1985, pobre, sin haber recibido una pensión de jubilación, a pesar de ejercer su magisterio durante 45 años en Agüimes, Doctoral y Cruce de Arinaga, entre otros. Algunos lo recuerdan en esos últimos años con el coche aparcado frente a su casa vendiendo periódico», señala Fernando T. Romero.

El profesor José Zerpa

El profesor José Zerpa Marcos Álvarez Morice

De otro lado. el aumento del número de casas fue destacado entre 1962 y 1963 por la mayor llegada de familias dispuestas a trabajar en la aparcería, como en las numerosas naves de empaquetado.

En esa década de los 60, en el que comenzó en parte la bonanza económica, los vecinos y foráneos podían ir a los restaurantes Sótano del Sur y el Estrella de Oro, como en la gasolinera Mobil, regentaba por Juan López, junto a la cual estaba la oficina de Correos, que se abría por las tardes. Sobre las seis, la mujer responsable de la misma comenzaba a leer los nombres de los destinatarios de las cartas y paquetes. Los niños y adultos estaban expectantes en la oficina postal, a la espera de oír los nombres y apellidos.

Las labores de los médicos José Ortemí, Casimiro Cáceres y Juan González fueron relevantes en el barrio

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Entre los que se instaló en el cruce fue Julián Alí Dial, de ascendencia palestina, Julianito, quien abrió un comercio de telas. También estaban en ese corte de carreteras la tienda de aceite y vinagre de Juan Torres; el comercio de Amelia Torres; y la panadería de Juan y Plácido González.

El vecino Rafael López

El vecino Rafael López Marcos Álvarez Morice

La Centrífuga

En esos años 60 y principios de los 70, se estudiaba y se hacían muchas actividades a la luz de las velas o con una lámpara de carburo. Al mismo que las carreteras eran de tierra, las casas no disponían de agua corriente y había que ir con los cacharros atados a los ganchos que colgaban del hombro a La Centrífuga, donde estaba un grifo para llenar los baldes de agua. Fue un lugar muy necesario, por lo que tiene una calle dedicada justo en el lugar donde estuvo, enfrente de la iglesia de San Juan Evangelista.

Entre esos niños que iban a buscar agua a La Centrífuga, estaba Rafael López Caballero, quien ahora tiene 65 años, y es el hijo mayor de Rafael López Ramírez, natural de Santa Lucía de Tirajana que falleció a los 90 años; y de Ana Caballero Guedes. nacida en Santa Brígida y que tiene 91 años. Los otros hijos son Francisco, Miguel y Rosendo López Caballlero.

El primogénito nació en La Goleta y poco años después ya lo hacía en el cruce. El progenitor era pocero y trabajó, entre otros, en el de La Goleta, aunque a partir de los años 80 optó por trabajar en el sur, en la jardinería. Ana Caballero era ama de casa y también había trabajado en los tomateros con su padre y en la costura con la madre.

De lugar de paso a barrio multicultural

Rafael López Caballero estudió primero en la escuela unitaria del cruce, que en la actualidad es el centro de educación para adultos y también de Radio Ecca, para después continuar en el colegio de La Goleta, con el maestro Mario Vega Artiles. Después lo hizo en el Instituto Técnico de Telde. También trabajó ocasionalmente en una tienda y en los tomateros.

Sobre 1965 ocurrió un hecho importante para Cruce de Sardina: la entrega de las viviendas sociales, las casas baratas. Suponían unas cien viviendas en las que residían más de 300 personas.

Otra educación

Otro acontecimiento en el barrio fue la inauguración en la década de los 70 del colegio público Tagoror, «en el que se impartía Educación General Básica (EGB) por parte de un grupo inquieto de maestros, que entendió una forma especial y diferente de acercarse al alumnado. Y tenían más interés por la cultura canaria», comenta Rafael López, quien estudió entre 1975 y 1978 Magisterio, especializado en Lengua e Inglés. Tras haber hecho el servicio militar obligatorio, comenzó a trabajar como maestro, el primer año en Castillo del Romeral, en San Bartolomé de Tirajana, y luego 37 años en Casa Pastores.

José Zerpa, quien dio clases en su casa a niños y niñas, y enseñó a leer y a escribir a adultos, murió pobre

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Otro aspecto importante en Cruce de Sardina fue la sanidad, escasa respecto a asistencia pública. Unna relevancia muy especial tuvieron en la zona los médicos José Ortemí, Casimiro Cáceres y Juan González, quien tras más de 40 años de servicio, acaba de cerrar su consulta. La situación ha cambiado en lugar, como en todo el municipio, ya que se pasó de consultorios a centros de salud.

Respecto al deporte, «podríamos mencionar la construcción de los campos de fútbol Manuel Justo, donde llegó a jugar el club Bolaños Morales, que perdería su nombre para volver a ser el club deportivo Cerruda. Y en fútbol sala, el Unión Cruce», menciona López Caballero.

De lugar de paso a barrio multicultural

El 12 de marzo de 1973 el príncipe Juan Carlos I hizo una parada y visita al Cruce de Sardina, como lo había hecho también en San Fernando de Maspalomas, Agüimes e Ingenio. La primera iglesia de Cruce de Sardina se estableció en 1969 en el antiguo pozo situado en frente de las casas baratas, siendo el primer párroco Don Andrés.

Justo detrás de la iglesia estaba uno de los estercoleros donde se depositaba alguna basura. «El conocido señor Peña, con un carro tirado por un burro, depositaba allí lo que había recogido por la zona», recuerda Rafael López.

Mientras se construye la nueva iglesia de San Juan Evangelista, el pozo se convirtió en un centro cultural, donde ensayaba el grupo de rock Keteden y se hacía teatro, como el de la compañía Zanahodia Teatro Estudio, del actor Celso Bugallo, quien la recogida del Goya en 2004 por Mar adentro a mejor actor secundario, recordó a Santa Lucía de Tirajana.

El Cruce de Sardina, que en 2021 sumó 27.621 habitantes, cuando eran 15.895 en 2000, «camina hacia el futuro con muchos desafíos. Era una sociedad en sus inicios muy distinta a la actual, multicultural y multirracial, y eso requiere una mentalidad abierta. Del entendimiento y de la exigencia de las personas que habitan estas tierras dependerá el camino que habrán de recorrer hacia el futuro», concluye Rafael López Caballero.

Cruce de Arinaga conserva algunos de los inmuebles que fueron relevantes en su pasado, otros no, así como rincones concretos, como La Centrífuga, inmueble con grifos donde los vecinos recogían el agua para sus casas. En las fotos, arriba, a la izquierda, la que fue la sede de Cruz Roja, más arriba que la actual, en el cruce; y a la derecha, el profesor José Zerpa; en el centro, a la izquierda, el parque del Pozo, donde estuvo el pozo, una iglesia y un centro cultural; y a la derecha, el vecino Rafael López; y abajo, la que fue escuela unitaria de Cruce de Sardina, el pasado miércoles. |

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