Los cabildos canarios consideran que el autoconsumo es la fase que lleva un mayor retraso en la transición de las energías fósiles hacia las renovables y están concentrando sus actuaciones en facilitar que los ciudadanos y empresas puedan acceder a ayudas públicas para, por ejemplo, instalar placas solares en viviendas o industrias.
La «maraña burocrática» existente entre la Comunidad Autónoma, el Estado y las compañías eléctricas es una de las razones que explican la escasa implantación de las energías limpias en los hogares de las islas, según concluyeron ayer los representantes de los cabildos de Gran Canaria, Tenerife y La Palma durante un debate celebrado en la Feria Internacional Canagua.
El director insular de Energía del Cabildo grancanario, Alexis Lozano, el consejero de Desarrollo Sostenible y Lucha contra el Cambio Climático de la Corporación tinerfeña, Javier Rodríguez, y el coordinador del Centro de Gestión de Energías Renovables de La Palma, Lionel Torres, expusieron durante una hora las experiencias de cada isla a la hora de introducir las renovables y los planes más inmediatos, que se están redirigiendo a subvencionar el autoconsumo y a crear oficinas técnicas para asesorar a todos aquellos, entidades o particulares, que estén interesados en obtener electricidad a través de energías como la eólica, fotovoltaica o geotérmica.
En el caso de Gran Canaria, recordó Lozano, ya se ha puesto en marcha una comunidad energética industrial en el Polígono de Arinaga, con unas 70 empresas que ya han facilitado su perfil de consumo, y otra residencial en las azoteas de la urbanización Siete Palmas, que «será el faro en el que se puedan mirar en el futuro el resto de los barrios de toda la isla».
Además de las complicaciones para recibir o verter energía renovables en la actual red eléctrica, un ámbito en el que los cabildos no pueden intervenir al carecer de competencias, otra dificultad para la implantación del autoconsumo es la falta de empresas instaladoras y de personal con formación para colocar placas fotovoltaicas.
Javier Rodríguez explicó que la apertura en Tenerife de una oficina de energías renovables en 2020 «ha sido un éxito absoluto» y apuntó que «enseguida se vio que existía esa necesidad» y que la ciudadanía estaba esperando por ella para tener un lugar en el que le asesoren sobre cómo instalar un molino eólico o una placa solar. «Tenemos mucha superficie ociosa y eso no se puede permitir en un lugar que no produce ni una gota de petróleo; tenemos que darnos prisa», recalcó el consejero, quien comentó que el Cabildo tinerfeño también aspira a tener un gran almacén de energías renovables, similar al proyecto de Chira-Soria, y precisó que se está planificando una central hidroeléctrica en el Valle de Güímar, donde de forma natural ya existe un gran desnivel para instalar un salto de agua que se utilice como una pila de acumulación de energía eléctrica.
Lionel Torres confesó que la erupción del volcán ha trastocado todos los planes para la transición energética de La Palma, pues incluso destruyó el principal parque fotovoltaico instalado, pero anunció que se está analizando la posibilidad de obtener energía geotérmica con la gran potencia de calor que se está descubriendo en el subsuelo de la isla.
El ingeniero destacó que también se quieren aprovechar todos los saltos de agua naturales que existen en La Palma para generar energía o almancenarla, pues admitió que el agua que cae desde la cumbre hasta la costa para el riego agrícola se acaba perdiendo en el mar.
Preguntados sobre las posibilidades de obtener en Canarias la neutralidad climática en 2040, diez años que en la fecha fijada a nivel mundial, los tres coincidieron en que será complicado, pero no imposible. «Se podrá lograr si hay voluntad de las instituciones y los ciudadanos, pero es un plazo muy ambicioso y será difícil», opinó Lozano.
Rodríguez apostó por tener una visión de conjunto y no centrar la lucha contra la contaminación solamente en la producción de electricidad energías fósiles. Al respecto, citó una mejor gestión de los residuos, que también son recursos energéticos si se aprovechan de forma natural, y fomentar el transporte público porque un 40% de las emisiones contaminantes actuales son de los coches.
