Los anfitriones del turismo (XXIII)

Un guía de kilómetro cero

Rafa Molina lleva siete años mostrando Gran Canaria a los turistas a través de rutas etnográficas en las que conocen queserías, bodegas, agricultores o yacimientos

El guía de senderismo etnográfico Rafa Molina durante una de sus rutas por Gran Canaria.

El guía de senderismo etnográfico Rafa Molina durante una de sus rutas por Gran Canaria. / LP/DLP

Rafa Molina (Las Palmas de Gran Canaria, 1975) es un apasionado de la cultura y la identidad isleña y ese amor por lo local lo plasma en las rutas de senderismo etnográfico que ofrece a los turistas. Los lleva a conocer ganaderías, queserías o yacimientos. «Hay quienes llevan 15 años viajando a la isla y solo después de una de estas excursiones me dicen que han conocido Gran Canaria de verdad; y también muchos residentes».

«Muchos de los turistas que vienen a Gran Canaria salen a hacer senderismo por su cuenta; tienen mucha información, mapas, planos, no necesitan a nadie para ir a caminar. ¿Qué podía hacer yo para que necesitaran a un guía local? Llevarlos a esos lugares que difícilmente van a encontrar porque un turoperador al uso jamás los van a llevar, y es mostrarle a esa gente que se mantiene en los trabajos del campo, que es donde se salvaguarda una parte fundamental de nuestra identidad». Con esa idea, el guía de montaña Rafa Molina creó hace siete años lo que él denomina el senderismo etnográfico: rutas en las que los asistentes no solo salen a caminar, sino que a través de ellas conocen a pastores, agricultores, apicultores, artesanos o el patrimonio etnográfico insular.

Rafa Molina durante una excursión.

Rafa Molina durante una excursión. / LP/DLP

«Son ellos quienes tienen conocimientos con un valor muy importante al ser el legado de nuestros antepasados; a los turistas les encanta porque salen del hotel y conocen todos los valores que hay alrededor de la ruta y cómo el ser humano se ha ido desarrollando a través del paisaje», señala. Rafa es una de esas personas que cada día se levanta para ofrecer lo mejor de sí mismo para impulsar al principal sector de la economía canaria.

Rafa nació en 1975 Las Palmas de Gran Canaria, pero tiene corazón y sentimiento moganero, municipio de donde proviene su familia. Una familia que durante décadas se dedicó al sector de las estructuras metálicas, un trabajo que él ejerció durante 12 años. Aunque Rafa ya había tenido contacto con el sector turístico, pues había cursado esa carrera universitaria, había trabajado en un complejo de apartamentos en Puerto Rico e incluso se marchó un año a Alemania para mejorar sus idiomas. Al volver se fue un verano a echar una mano a la empresa familiar, pero allí se quedó 12 años. Hasta que con el nacimiento de su hija hizo un parón laboral y luego decidió no volver allí. «Me di cuenta de que la industria no era lo mío y necesitaba algo que me motivase», relata. Y en 2015 une su pasión por la montaña, la cultura canaria y su formación en turismo y lanza su empresa Etno Experiencie Canarias.

«Los turistas quieren contacto con la gente local e invertir en llevarse conocimiento del destino que visitan»

Así, Rafa empezó a crear rutas de senderismo interpretadas que además del paseo propiamente dicho incluyen la visita a pastores, agricultores, bodegas, queserías o yacimientos, aportando un valor añadido a todas las excursiones. «Siempre he tenido una gran preocupación por perder todo el conocimiento del campo; se va la gente mayor pero entra poca gente joven, así que pensé que este era un proyecto que tenía que ayudarnos a nosotros mismos y tuve claro, y era novedoso, que cada persona debía cobrar por las visitas», cuenta.

Este guía tenía claro que quería «mostrar todo aquello que los turistas no van a encontrar nunca en Google». Y con esas rutas, el sector primario, que a priori no está directamente enfocado al turismo, también ha empezado a percibir ingresos directos por esas visitas. «A mis rutas, el valor se lo dan ellos, y créame que ha sido un trabajo importante y costoso hacer que entendieran que ellos debían cobrar por las visitas y así dignificar su imagen ante la sociedad», agrega.

Asistentes a una excursión guiada por Rafa Molina.

Asistentes a una excursión guiada por Rafa Molina. / LP/DLP

El perfil de turista que opta por este tipo de actividades en destino es el de una persona que no solo busca hotel y playa, sino que también busca sumergirse en la cultura local a través del contacto directo con los lugareños. «Los turistas quiere cada vez más relacionarse con la gente local, tener un contacto personal; quieren invertir en llevarse todo el conocimiento e información posible del destino que visitan», señala Rafa, «son personas preocupadas por el lugar que visitan, por cómo vive su gente y hasta de los sueldos medios, no solo vienen a disfrutar del sol y la playa como ocurre en otros casos, que hay turistas que les da igual Gran Canaria, Marruecos o Túnez». Explica Rafa que ha tenido clientes que han viajado durante 15 años a la isla y no salían del hotel. «Después de hacer una ruta etnográfica me dijeron que era la primera vez que podían decir que conocían la isla de verdad y que durante años vivieron un teatro», relata el guía. «Ahora tenemos turistas atraídos por lo nuestro y no traídos por turoperadores».

Turismo regenerativo

Estos turistas no solo apuestan por una actividad sostenible, dice Rafa, sino por un «turismo regenerativo». «Es ir un paso más allá, que el turismo sostenible no solo sea compensar la huella de carbono o reducir los residuos, sino que mejore todavía más las condiciones medioambientales generando más sector primario», señala.

«Mogán ha mirado siempre hacia la costa costa pero ya se da cuenta del valor del turismo sostenible»

Entre las rutas más demandadas por los visitantes están las vinculadas al pastoreo y la elaboración de quesos artesanales con paseos por las zonas altas de Gáldar, Guía y Moya, y también por el entorno de la presa de Las Niñas, donde cuenta con la colaboración de la Ganadería Naroy, de las hermanas Mayor. Pero también tira para la caldera de Bandama para sumergir a los turistas en el mundo del vino con la visita a bodegas como la de San Juan, Mondalón o Los Lirios. «Es muy bonito que la gente entienda qué hay detrás de los vinos de la isla, y también ver cómo se llevan el producto porque han entendido la calidad y el valor que tienen», detalla el guía, quien reconoce a cada persona vinculada a la tierra primero porque les abona las visitas y segundo porque logra que los turistas consuman en sus negocios. «La gente del campo es la primera que se tiene que ver recompensada».

Aunque no dispone de datos registrados, Rafa Molina sí ha notado un importante crecimiento en este tipo de turismo, sobre todo después de la pandemia. «La gente quiere ahora excursiones personalizadas y no grupos grandes», señala.

Excursión organizada por Rafa Molina.

Excursión organizada por Rafa Molina. / LP/DLP

Entre todos esos nuevos senderistas se encuentran multitud de isleños que a través de estas rutas descubren una Gran Canaria desconocida. «Es bonito cuando acaba una ruta y los residentes dan las gracias porque no sabían todas las cosas de valor que tenemos en esta tierra, a pesar de haber viajado mucho», dice, «además cogen mucha conciencia ambiental».

Entre tanto pateo por Gran Canaria, Rafa ha sacado tiempo para dar a conocer la macro ruta ‘Tamaranae, entre riscos y barrancos’, que el Ayuntamiento de Mogán ha impulsado regenerando 32 kilómetros se senderos por todo el municipio. «Mogán ha mirado siempre hacia el turismo de costa pero ahora está empezando a darse cuenta del valor que tiene ese otro tipo de turismo más sostenible; y esta es una de las rutas más atractivas de la isla, porque pasa entre pinares y por espacios deshabitados y en silencio, y eso los turistas lo valoran mucho», agrega el guía.

Para Rafa, su trabajo va más allá que enseñar la isla, y con los turistas acaba teniendo una relación de amistad. “Yo les muestro nuestra identidad, pero el enriquecimiento siempre es mutuo”, concluye.

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