Un lagar histórico en total abandono

El conjunto arquitectónico del siglo XIX de La Fuente de Los Berros se deteriora pese a su alto valor etnográfico

Lagar de La Fuente de Los Berros, en el Monte Lentiscal de Santa Brígida

Lagar de La Fuente de Los Berros, en el Monte Lentiscal de Santa Brígida / LP/DLP

El lagar de La Fuente de Los Berros, un conjunto arquitectónico de «calidad excepcional» construido a mitad del siglo XIX en el Monte Lentiscal, sufre un «alarmante deterioro» a pesar de sus valores históricos y etnográficos a causa del abandono por parte de su propietario. La degradación y pérdida de ese patrimonio ha sido denunciada por la Asociación Sociocultural Amigos de Bandama y reconocida por el Cabildo de Gran Canaria, cuyos técnicos han propuesto siete actuaciones prioritarias para salvaguardar esa antigua explotación vitivinícola. 

Después de lograr que el Cabildo se involucre en la recuperación del lagar de Bandama, con la compra de una parte de ese caserío, el colectivo ciudadano que preside el geógrafo Alex Hansen Machín se dirigió al Cabildo el pasado mes de mayo para alertar del daño que conlleva la desatención de esos inmuebles «y la subsiguiente expoliación a la que se viene sometiendo a esta infraestructura histórica, con el consiguiente deterioro y pérdida del valor patrimonial». 

El lagar está situado en el antiguo camino que conduce desde La Fuente de Los Berros hasta la carretera de la Atalaya, en el municipio de Santa Brígida. Pese a que está en el Inventario del Patrimonio Etnográfico de Gran Canaria, desde hace mucho tiempo se encuentra sin puerta de entrada, «facilitando el acceso y expolio del mismo».

Protección integral

La carta de la Fedac le otorga un nivel de protección 9, un grado de protección integral y solo permite intervenciones de restauración. «Este lagar -sostiene Hansen en su escrito al Cabildo- reúne una serie de elementos que lo hacen único por el formato de la edificación en la que se localiza, así como por la viga de la prensa, que creemos es la única de una sola pieza de todo el entorno, un solo tronco de pino con unos 12 metros de longitud y una sección de entre 50-60 centímetros”. 

Además, merece su protección «por la ermita-oratorio anexa al mismo; por el buen estado de conservación aún de la tina del lagar así como de su lagareta y vica, todo ello elaborado en fina cantería de Arucas y conservando aun sus güarderas y traviesas; por el patio y el tipo de cerramiento de su muro; por el buen estado de conservación que aun mantiene su techumbre y también la de la bodega; por los múltiples utensilios del ajuar, como los canteros elaborados de piedra de Arucas; o por gran número de bocoys que aún permanecen en el interior de la bodega». 

La Asociación señala que los vecinos del lugar son testigos de los actos vandálicos y avisan a la Guardia Civil y a la Policía Municipal de Santa Brígida, pero «sin conseguir nada». Por tanto, en su  denuncia solicitó al Cabildo una inspección por parte de la Unidad de Patrimonio Histórico, para que los técnicos especialistas «actúen en consecuencia, tomando las medidas necesarias para su conservación o al menos evitar su continuo deterioro y expolio, obligando al cierre del lugar por parte de su propietario o a lo que acuerden dichos técnicos con arreglo a la Ley del Patrimonio Cultural o cualquiera otra que venga al caso para lograr este objetivo». 

El colectivo Amigos de Bandama alerta al Cabildo sobre los daños a un emblema del sector vitivinícola

Los técnicos del Cabildo realizaron la visita el 10 de junio y en su informe detallan su situación actual. Así, comprobaron que el conjunto está integrado el lagar, bodega, ermita y una pequeña vivienda que estuvo destinada a la casa del mayordomo. 

«Todo este conjunto -añade el informe- estaba formado por un complejo agrícola destinado a la producción de vino, integrado en una unidad de paisaje cultural propio de la zona de Tafira-Bandama, a la que se añade la casa principal de la propiedad, cuartos de aperos y suelos de cultivo, segregados ahora y separados por la servidumbre pública del Camino del Roquete». 

Construido en 1849

El complejo, según la información disponible, fue construido en 1849 y ha ido cambiando de propietarios por herencia o venta. La Carta Etnográfica de Santa Brígida, en la ficha elaborada a finales de la década de 1990, advertía que ya no contaba con el husillo de la viga de prensa y tampoco disponía de puerta al camino

Los técnicos destacan que «los materiales de fábrica del conjunto, el sistema constructivo, la ordenación y composición de los elementos que lo conforman son de una calidad excepcional», con el empleo de sillares labrados en cantería en el lagar, la lagareta y en elementos del pórtico de acceso y los solados. «Entre estos elementos sobresale por su tamaño la viga de prensa del lagar realizada en una sola pieza, y quizás una de las más grandes de Gran Canaria», precisa el informe, que valora también «los forjados a dos aguas alineados en una crujía con remate en tejas sobre pares de madera.

Ermita sin campana

El estado de conservación es bueno en los muros de carga, pero la cubierta del lagar tiene al menos tres vigas partidas en el forjado y apuntaladas desde el interior. Del pavimento han sido arrancadas y robadas piezas de cantería, mientras que en la cubierta de la bodega han cedido algunas vigas de madera. La vegetación ha invadido gran parte del conjunto, dentro y fuera, y también ha desaparecido la campana que coronaba el frontis de la ermita. 

La bodega ha sufrido expolios y la campana de la ermita ha desaparecido

«Todo ello está poniendo en peligro la conservación de este destacado conjunto del Patrimonio Etnográfico de Gran Canaria, que requiere de actuaciones urgentes a corto y medio plazo para su salvaguarda», especifica el informe. 

Las siete acciones prioritarias son retirar la vegetación para prevenir los daños de un posible incendio en los elementos de madera; cerrar el patio con la instalación de una puerta; limpiar el interior; reparar las cubiertas; realizar un estudio técnico y definir medidas de intervención en las estructuras de forjados que pueden presentar distintas patologías que amenazan su estabilidad; la restauración de elementos estructurales de muros de carga de los inmuebles y el cerramiento; y por último, incluir el conjunto en alguna de la figuras de protección previstas en la legislación sectorial vigente.   

Además de los valores arquitectónicos y etnográficos, «sobresalen también los referidos al capítulo histórico», pues su ermita albergó importantes obras de arte, entre ellas una talla de Santa Ana de finales del siglo XV.

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