Un informe de hace dos años avisó de amenazas de Castellano a los técnicos del Instituto de Deportes del Cabildo

El escrito de enero de 2021 afirma que el consejero gritó al jefe de servicio que le ha denunciado por acoso laboral: «Me voy a cargar a todo el equipo de funcionarios»

Francisco Castellano, a la derecha, en un Pleno del Cabildo con el consejero Miguel Hidalgo

Francisco Castellano, a la derecha, en un Pleno del Cabildo con el consejero Miguel Hidalgo / David Delfour

Los enfrentamientos en el Instituto Insular de Deportes (IID) entre el consejero Francisco Castellano y los funcionarios encargados del control administrativo y económico de ese organismo del Cabildo de Gran Canaria se remontan casi al inicio del mandato en 2019 y ha dejado un reguero de despidos, traslados forzosos, querellas, bajas laborales y finalmente una denuncia por acoso laboral del jefe del Servicio de Gestión Deportiva, Agustín Morales.

Aunque las acusaciones por acoso se han desvelado ahora, un informe de la Gerencia del IID dirigido al Cabildo y a la Inspección de Trabajo, del 8 de enero de 2021, ya advertía de amenazas y tratos vejatorios por parte de Castellano hacia Morales y otros técnicos de esa entidad, con frases a gritos como «me voy a cargar a todo el equipo de funcionarios». 

El informe remitido a la Consejería de Función Pública del Cabildo, al que ha tenido acceso este periódico, se refiere a las «actuaciones acontecidas con el jefe de Gestión Deportiva» y comienza exponiendo que Agustín Morales envió un correo electrónico a la Gerencia, que tiene las funciones de jefatura de personal de dicho organismo, y al propio Castellano, en su condición de presidente del Instituto, con el siguiente texto literal: «Ayer tuve conocimiento por el técnico responsable de la Ciudad Deportiva de 7 Palmas de la orden verbal tuya dirigida al mismo para desalojar urgentemente los puestos de trabajo y despacho que ocupa el Servicio de Gestión Deportiva. Por favor, solicito, conforme procedimientos normalizados de comunicación, se indique la motivación del traslado».

Sin conocimiento

Ante ello, la directora-gerente señala que «no se tiene conocimiento de tales instrucciones», lo que «se hace constar en el presente informe transgrediéndose, la letra b) del artículo 19 de los Estatutos del IID, que encomienda la labor de dirigir e inspeccionar, bajo la subordinación del Presidente, todos los servicios y dependencias, ejerciendo su dirección inmediata y la jefatura del personal». 

En tercer lugar, la Gerencia añade que «asimismo se viene observando desde hace meses conductas no adecuadas que pueden ser calificadas de violencia psicológica dirigidas de forma reiterada y prolongada en el tiempo contra jefes de servicio del IID y técnicos para doblegar sus criterios profesionales y también contra el jefe de Gestión Deportiva del IID, don Agustín Morales Quintero, en abuso de una situación jerárquica que pueden ser calificadas de acoso moral, laboral o psicológico, creándose sobre él un entorno intimidatorio u hostil con el efecto de perturbar su prestación laboral, escuchándose por esta directora-gerencia frases como ‘me voy a cargar a todo el equipo de funcionarios’ o frases intimidatorias como ‘quiero que te vayas fuera de mi despacho y por dignidad deberías renunciar a tu jefatura de servicio’. O cuando va a despachar asuntos con el Presidente del IID afirmaciones como ‘vete, no quiero verte’».

Conducta «despótica»

Según se relata en el informe, «esas conductas, a las que podría considerarse como despóticas, se han acompañado de desprecios repetidos hacia su persona, en el marco de una relación de trabajo donde Agustín Morales, con un currículum y trayectoria profesional relevante en esta organización, ha realizado su actividad de forma satisfactoria cumpliendo con los objetivos estratégicos marcados por esta Dirección-Gerencia y reflejados en la memoria de los presupuestos del IID y en sus planes operativos». 

En su escrito al departamento de Recursos Humanos del Cabildo, la Gerencia subraya que «prevaliéndose de su situación de superioridad de presidente del IID, se detecta de forma reiterada delante de otras personas la difusión de rumores sobre su profesión y actividad profesional, al igual que sucede con otros empleados de este organismo». 

El informe concluye con una solicitud a los responsables de Recursos Humanos para que intercedan en ese conflicto: «Por todo lo anterior es por lo que se recomienda la apertura e inicio del Protocolo de Actuación frente al Acoso Laboral del Cabildo de Gran Canaria por si esta fuera situación constitutiva o calificable de acoso laboral». 

El mismo informe se remitió a la Inspección de Trabajo, y a la entidad Previs, la mutua de prevención de riesgos laborales en el IID. Para resolver estos conflictos existe el llamado Protocolo de actuación frente al acoso laboral, que se debe activar ante los escritos de denuncia del propio afectado, de sus representantes legales, de los sindicatos o de los titulares de los órganos administrativos que tengan conocimiento de ese posible abuso. Puesto que el IID no tiene protocolo propio, se aplica el del Cabildo, un documento de 15 páginas que recogen la definición y el objeto del acoso laboral; los procedimientos a seguir; el seguimiento y control; los criterios a los que se debe ajustar la actuación y garantías del procedimiento; las empresas externas; y dos anexos sobre la formación del comité asesor y el modelo de instancia de denuncia.  

Despidos

Ese informe no tuvo consecuencias para el consejero, pero sí para los funcionarios. La gerente que lo envió al Cabildo, que había sido seleccionada en una convocatoria pública con los criterios y méritos decididos por el propio Castellano un año antes, fue despedida al poco tiempo con un sonado escándalo y denuncias a la Fiscalía por presunta corrupción que acabaron archivadas. 

El expediente con el cese de la gerente hizo muchos viajes entre el IID y el Cabildo. Finalmente, como ningún funcionario quiso avalar esa destitución, el gobierno insular tuvo que justificarlo con el informe de unas abogadas externas, una de las cuales fue elegida gerente con posterioridad.  

El siguiente despido fue el de la trabajadora que ocupaba la jefatura del Servicio Administrativo. Como era funcionaria de carrera, pero pertenecía al Cabildo y no al IID, Castellano no le renovó la comisión de servicio. Ésta acudió a los tribunales y consiguió tumbarle el decreto de su destitución, pero no volvió al Instituto de Deportes. 

Al despido de esas trabajadoras y a las tensiones internas con los demás técnicos se achaca la situación «caótica» en ese departamento en los meses siguientes, con expedientes paralizados, contratos pendientes, reparos de los interventores y una muy baja ejecución presupuestaria, hasta el punto de que al área de Deportes se le redujeron cinco millones de euros en las Cuentas de este año 2022.

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