Arqueología
El Cenobio de Valerón recupera su precipicio de vértigo y rescata entre rellenos de tierra su legado aborigen
Una obra errónea ejecutada hace medio siglo rompió parte de la identidad del yacimiento de Guía y ahora se va a tratar de revertir el despropósito

Andrés Cruz

El Cenobio de Valerón de Guía sigue dando sorpresas. La ejecución de un proyecto permitirá devolver la imagen panorámica original de vértigo sobre el barranco que ha tenido este granero milenario, remediando la «dura» actuación llevada a cabo en el año 1974 que transformó su fisonomía, mediante la sustitución del actual muro de seguridad y la plataforma de paso por una pasarela en forma de voladizo.
La actuación del Cabildo de Gran Canaria iniciada hace dos meses permite, a su vez, sacar a la luz restos aborígenes «de gran calidad» para desentrañar la vida de los antiguos pobladores, en el que sobresalen restos de cerámica negra decorada, callaos labrados de una forma muy artesanal y detallista, fragmentos de vidrio volcánico (obsidiana) empleados como cuchillos, pintaderas, coladores, tapaderas y huesos, entre otros objetos. Además, servirá para recolectar semillas olvidadas entre los rellenos, para acometer un estudio más profundo que date el origen de este espacio de origen prehispánico.
La estampa original del granero cambió hace casi medio siglo. Hasta ahora, cuando se trata de poner remedio a una errónea reforma llevada a cabo en uno de los espacios aborígenes más relevantes de Gran Canaria para facilitar, en ese momento, el paseo de los turistas.
Como hace mil años
La obra iniciada hace dos meses por la empresa Arqueocanaria con una subvención de 300.000 euros de Patrimonio Histórico del Cabildo consiste en devolverle la estampa primigenia, lo que supone dar pasos atrás y situarnos en el tiempo antes de las construcción de los muros en 1954 y, sobre todo, en 1974. La pared de piedra que oculta parte del yacimiento se sustituirá por una pasarela volada, lo que permitirá ver la roca y la cavidad en su conjunto, como la debieron ver los canarios hace 1.000 años, y con un mínimo impacto, según los técnicos. La estructura metálica estará formada por un pilar central y apoyos laterales
«Aquella intervención dura supuso un enorme daño para el patrimonio», reconocía el presidente del Cabildo, Antonio Morales, durante la visita que llevó a cabo este martes junto a representantes del Cabildo, del Ayuntamiento de Guía y las empresas contratadas. Morales destaca que este espacio es uno de los vestigios más emblemáticos de Canarias. Y «la pasarela ocupa ahora gran parte del yacimiento», añadió, para resaltar la importancia de esta obra.
El Cenobio de Valerón se emplazó en un lugar de difícil acceso en visera de un barranco como zona de resguardo, pero parte de ese encanto del precipicio se perdió, según admite el codirector de Arqueocanaria, Valentín Barroso, responsable del trabajo arqueológico. «Un granero siempre era de difícil acceso, y ahora no da esa sensación, porque los visitantes llegan cómodamente; y lo que queremos es que los visitantes vean ese precipicio bajo sus pies, y lo vamos a conseguir con la pasarela».
Pero el contrato va más allá.
Tesoros usados de relleno
En aquel trabajo erróneo del siglo pasado se usó como relleno todo el material depositado dentro de las cuevas y silos para levantar los muros. Y se sacó de una forma bruta, usando sachos y baldes, muy lejos de las técnicas modernas de arqueología. De ahí que todo esa riqueza patrimonial esté volviendo a salir a la luz en este trabajo de excavación, que cuenta también con la participación de estudiantes de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Y lo visto hasta ahora refleja que «la calidad es espectacular».
Algunos aborígenes vivían en el lugar, datado hace 1.000 años, para custodiar el granero, según nuevos datos
Según el investigador, durante el bum del turismo se pretendía mostrar restos aborígenes, pero «con las cuevas limpias». No se tuvo en cuenta el valor de lo que se estaba extrayendo, y ese material se empleó como relleno, pero no se perdió. «La ventaja es que se puede ahora recuperar», aunque esté todo mezclado.
El cribado de la tierra ha permitido rescatar del olvido todo ese legado, que ya pueden descubrir los visitantes que llegan en gran número al lugar, ya que se expone en una vitrina.
Además, se ha reservado tierra para luego poder estudiar las semillas que se guardaban también en los silos. En el lugar se han encontrado en años pasados cebada, trigo y semillas de higo, «en un ciclo de vida corto, que nos da la fecha del Cenobio. Con los datos que hay se sitúa entre el siglo nueve y el 11, que no quiere decir que sea más antiguo, pero solo se ha datado con lo mirado hasta la fecha», afirma Valentín Barroso.
Sociedad agrícola avanzada
La presencia de semillas demuestra que los antiguos pobladores no sólo guardaban el grano, sino la materia prima para luego cultivar, tratando con prepararse para las posibles plagas. El hallazgo mostraría, según el arqueólogo del Cabildo, Javier Guillén, que era una sociedad con muchos avances en la agricultura. «Es una organización social de una enorme complejidad, que no se observa en otras islas. Su agricultura era muy avanzada».
Aunque el material rescatado hasta el momento está descontextualizado, porque se mezcló en su momento, sí aporta mucha información. De momento, un dato relevante es que no es una cerámica basta, sino decorada y de calidad.
Valentín Barroso señala que está apareciendo restos que habitualmente surgen en los antiguos poblados, lo que podría demostrar que había personas que vivían de forma permanente en el lugar, para proteger su sustento. Por tanto, era más que un almacén. De ahí que desde hace poco tiempo se hayan reconstruido dos cuevas, para mostrar cómo era la vida en el lugar con la información que se tiene, usando para ello material que hallado en el entorno.
En estas pequeñas viviendas se pueden ver pieles secándose y usadas para una cama, piedras para moler el grano y otros enseres.
El material rescatado hasta el momento es típico de los aborígenes, pero también de los años posteriores a la Conquista, por lo que muestra que ya con los castellanos se siguió usando el granero.

Reportaje sobre el Parque Arqueológico Cenobio de Valerón / Andrés Cruz
Rescate de enseres del hogar
Entre los vestigios que han salido a la luz en este corto tiempo de búsqueda surgen numerosos trozas de cerámica pintada. Pero también fragmentos de vidrio volcánico, esto es, la obsidiana, que proviene exclusivamente de La Aldea y usa como cuchillos, dado que es muy afilada. También una pintadera casi entera. Y entre ellas sobresale una cerámica negra con formas geométricas tradicionales, que según se expuso, no se ha hallado hasta la fecha en la Cueva Pintada de Gáldar, lo que le confiere un mayor valor.
También han salido lapas y burgados en enormes cantidades, y que sirvieron para sustento de los moradores. Y enseres de hogar, como coladores y tapaderas de recipientes aborígenes y piedras pulidas, tal y como detalló Cheli Marrero, la codirectora de Arqueocanaria.
Uno de los elementos más significativos son los callaos con figuras muy bien definidas, labradas con manos de artesano. Al igual que muchos restos óseos, en principio de animales, algunos de los cuales se emplearon como herramientas para la actividad cotidiana de los antiguos pobladores.
Por otro lado, durante la visita Arqueocanaria planteó también la posibilidad de acometer una mejora en la carretera general a su paso por el yacimiento, para ganar en seguridad de los visitantes y reducir la velocidad de los vehículos en esta antigua carretera general del Norte, que fue vital hasta inaugurarse el puente de Silva.
El Cenobio de Valerón recibió a 40.000 visitantes durante el año pasado, y en estas últimas semanas se han contado por decenas, lo que muestra el enorme interés que se está generando a su alrededor. La intervención arqueológica que lleva a cabo Arqueocanaria con el apoyo de la empresa Rodríguez Luján en este conjunto, declarado Bien de Interés Cultural (BIC) en 1978, se inició hace dos meses y se prolongará otros tres o cuatro meses más, sin que sea necesario el cierre a los visitantes del centro cuando se vaya eliminando por parte la pasarela de acceso, ya que se llevará cabo los días en los que permanece habitualmente cerrado y fuera del horario de visita.
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