Entrevista | Rosario López Santana 'Sor Rosario' Hija Adoptiva de Ingenio

"Si pudiera nacer de nuevo volvería a ser enfermera y monja"

Sor Rosario el día que recibió la distinción de hija adoptiva en Ingenio

Sor Rosario el día que recibió la distinción de hija adoptiva en Ingenio / LP/DLP

Rosario López Santana, también conocida como Sor Rosario (Santa Brígida, 1933) ha dedicado su vida al cuidado desinteresado de las personas enfermas para luego poner rumbo al convento, donde se formó como monja. Su dedicación a los más necesitados en el centro de antituberculosos y en la clínica Santa Catalina, así como su posterior aterrizaje en África para ser misionera en Guinea, han hecho que el municipio de Ingenio la nombrase el pasado jueves 26 de enero como Hija Adoptiva.

¿Cómo resumiría su trayectoria? 

Nací en Santa Brígida en una familia de siete hermanos. Me quedé huérfana a los seis años, estuve yendo a la escuela del pueblo, y más adelante empecé a trabajar en el centro de antituberculosos. Mi madre no me quería en su casa por trabajar ahí porque decía que iba a contagiar a mis hermanos, pero a mí me gustaba estar con enfermos, cuidarlos y curarlos. Recuerdo familias enteras ingresadas por la tuberculosis, algo tremendo. Veías muchos muertos y fue el momento de vivir la cercanía con el dolor, algo muy interesante e impactante. Trabajando en el centro de antituberculosos conozco a las hijas de la caridad y después estuve en la clínica Santa Catalina y de ahí me fui al convento.

¿Cómo vivió la época de la tuberculosis?

Muy feliz porque nunca tuve miedo a enfermarme y nunca me enfermé. Trataba con los enfermos como si estuviesen sanos y no pasara nada, y eso es muy bueno porque no te alejas de ellos. 

¿Le marcó esa época?

Sí, porque estaban en un lado los hombres, en otro mujeres, niños, niñas… todos separados y era muy triste que no pudiesen estar esas familias juntas. Me impactó pero a la vez me llenó. 

"Cuidar y curar a los enfermos ha sido un regalo de Dios"

Si volviera a nacer, ¿volvería a dedicarse a lo mismo?

Sin duda, siempre seria monja y enfermera.

¿Con qué edad decide hacerse monja?

A los nueve años, cuando hice la Primera Comunión, recuerdo ir por mi pueblo y decir: “yo seré monja el día de mañana”. No sé cómo ni por qué me salió ese pensamiento, pero recuerdo el sitio en el que lo pensé, y ya toda la vida pensé en eso.

¿Cómo recuerda su vida en el convento? 

Para no olvidarla nunca. Es un regalo por lo que te aporta y porque todo lo haces desinteresadamente.

¿Qué le aportó ser monja?

La felicidad total, seguir a Jesucristo y servir a los demás. Mas no se puede pedir. 

"Esta vocación me ha enriquecido mucho. Mi vida ha sido muy gratificante"

De todas las experiencias que ha vivido, ¿con cuál se queda?

Yo me quedaría con lo vivido en la clínica Santa Catalina. Me pasaba las noches de guardia hablando con unos y otros, porque todos tenían sus penas y sus cosas y tengo una recuerdo muy feliz de esa época. 

¿Qué significa este premio para usted?

Es algo que me sobrepasa, porque yo nunca pensé en premios ni en nada, mi idea siempre ha sido servir a los demás y que me premien por esto me sobrepasa.

¿Cómo reacciona cuando se entera que va a ser premiada?

Me impacta, porque como Franciscana nunca quiero tener protagonismo y que te ofrezcan este premio, que de alguna forma tiene un prestigio, es algo que me llena de gratitud. 

¿Cómo describiría en una palabra Ingenio?

Ingenio es ingeniosa, porque siempre esta creando cosas. Todo ha crecido montón y se ha enriquecido todo.

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