Tejeda

Los 50 ‘almendros’ de Luis y Ángel en Tejeda

Dos creadores de la fiesta rememoran el medio siglo de parrandas por las calles de Tejeda | La falta de aparcamientos y el caos circulatorio deslucen el aniversario

Fiestas del Almendro en Flor en Tejeda

Juan Castro

La Fiesta del Almendro de Tejeda celebró su 50 aniversario con el pueblo desbordado de vehículos y una meteorología casi acorde al himno grancanario que pregona que «hay nieve y sol en la cumbre». Tras una mañana soleada, la lluvia y una granizada sorprendieron a los que regresaban a casa tras disfrutar de las actuaciones folclóricas, las comidas canarias y todos los productos imaginables de una almendra.

En el año 1970, cuando un grupo de jóvenes de Tejeda crearon la Fiesta del Almendro en Flor, nadie imaginó que acudiría tanta gente a aquella primera convocatoria. Faltó comida y bebida para atender a los centenares de visitantes de los municipios cercanos y de la capital, que lógicamente se quejaron porque en aquella época llegar y volver del pueblo Tejeda suponía unas cuantas horas.

Vehículos con problemas por la lluvia y la granizada | | J.CASTRO

Vehículos con problemas por la lluvia y la granizada | | J.CASTRO / Jesús Montesdeoca

Lo recordaban Luis Suárez Pérez y Ángel León Hernández, dos de aquellos vecinos que fundaron la fiesta y que ayer se volvieron a poner la vestimenta típica canaria para conmemorar juntos sus 50 almendros. «Éramos de 15 a 20 jóvenes que estábamos luchando por prosperar en nuestro pueblo y se nos ocurrió porque Suso, Berta y Manolo Suárez fueron a una excursión por la Península y de allí trajeron la idea», recordó Luis Suárez, que ahora tiene 74 años.

Imagen de la calle Doctor Domingo Hernández Guerra a mediodía de ayer | | JUAN CASTRO

Imagen de la calle Doctor Domingo Hernández Guerra a mediodía de ayer | | JUAN CASTRO / Jesús Montesdeoca

Aunque el turismo había relajado las costumbres, las fiestas del régimen franquista tenían un fuerte componente religioso, por lo que una celebración laica y popular de la canariedad no era muy bien vista por las autoridades. «La iglesia no se opuso y hasta nos ayudó; teníamos a los curas a favor por si acaso», bromeó.

Ángel León y Luis Suárez, dos de los creadores de la Fiesta del Almendro en Flor en el año 1970 | | JUAN CASTRO

Ángel León y Luis Suárez, dos de los creadores de la Fiesta del Almendro en Flor en el año 1970 | | JUAN CASTRO / Jesús Montesdeoca

La primera edición superó todas las expectativas de público, por lo que en los siguientes años ya se fue perfeccionando la intendencia y se definió el espíritu de la fiesta, que no era otro que promocionar los productos derivados de la almendra y rescatar herramientas de labranza y objetos antiguos con el propósito de crear un museo. Se creó un equipo de jóvenes que iba «casa por casa» buscando antigüedades para decorar el pueblo durante el fin de semana .

Voluntarias de Caritas de Tejeda  en el ventorrillo para recaudar fondos para Mali  | | JUAN CASTRO

Voluntarias de Caritas de Tejeda en el ventorrillo para recaudar fondos para Mali | | JUAN CASTRO / Jesús Montesdeoca

El Almendro en Flor creció en número de asistentes al llegar la transición y la democracia, y al igual que las demás fiestas populares de las islas fueron utilizadas para las reivindicaciones políticas, sobre todo por parte de los partidos que aún seguían en la clandestinidad. También por los grupos independentistas, que en una de las ediciones desplegaron banderas con las siete estrellas verdes y hubo detenidos.

Los alojamientos de la cumbre se ocuparon al cien por cien y la alternativa fue dormir en autocaravanas

En el año 1983 se suspendió la fiesta por primera vez, unos dicen que para frenar los ímpetus partidistas de la época y otros aseguran que fue por las protestas de algunos vecinos ante el ruido de las verbenas. Los bailes se prolongaban hasta el amanecer y los jóvenes empataban las jornadas del sábado y el domingo, por lo que seguían «de marcha» por las pocas calles del pueblo.

«No nos pareció bien que se intentara politizar la fiesta, eso no fue lo que montamos nosotros, la idea era rescatar la artesanía y lo típico», contó Luis, que se recuerda hace medio siglo paseando a la gente por el pueblo «con una burra que daba patadas hasta al viento, pero por alguna extraña razón aquel día de portó bien».

Diferencias

Ángel León, que ahora tiene 71 años, explicó que al principio todas las parrandas se concentraban en los callejones de alrededor de la iglesia y en la Cuesta de Don Benito, no en la calle principal, como ahora. La otra diferencia que percibe con respecto a hace 50 años, negativa, es que muy poca gente acude al Almendro en Flor con la vestimenta canaria. Solo algunos vecinos de los distintos caseríos del municipios se ven ataviados, pues ni siquiera se requiere el traje típico a los comerciantes que montan sus chiringuitos por las calles de pueblo.

Juan Manuel, Amelia, Lucía, Margarita e Inma, que estuvieron toda la mañana haciendo tortillas de carnaval y arroz con leche, sí lucieron bonitos atuendos de la zona cumbrera. Llegaron desde el barrio de El Espinillo, donde solo quedan «dos o tres» habitantes fijos, pero suficientes tejedenses de fin de semana para montar un ventorrillo y sacar unas perras.

En el puesto de Cáritas, uno de los más concurridos por la frenética actividad de sus seis voluntarias, la recaudación irá a la cooperación internacional con África, en concreto a Mali, comentó Mari Pérez, coordinadora del arciprestazgo de la zona. Junto a Cornelia, Margarita, Victoria, Fefita y Pimpina despacharon centenares de cafés, cortados, tortillas y bollos de almendras, todo a precios de un euro o a 1,50. Todas viven en Tejeda y empezaron hace un mes a preparar su ventorrillo y los alimentos.

Francisco Perera: «El aniversario ha sido un éxito extraordinario, pero hay que fomentar el transporte público»

Muchos tejedenses se movilizaron este fin de semana para conmemorar los 50 años de su fiesta principal, que en realidad son 54 porque otras tres veces tuvo que suspenderse. En el año 2018 por una fuerte nevada sobre la cumbre grancanaria que obligó a cerrar las carreteras de acceso al pueblo y en 2021 y 2022 por la pandemia de coronavirus.

El aniversario ha sido «un éxito extraordinario de participación», manifestó el alcalde, Francisco Perera, que achacó la masiva afluencia a la alta calidad de las actuaciones musicales que se programaron, entre ellas las de Los Sabandeños, Los Gofiones o Los Cebolleros de Gáldar.

Parranderos

Tras los conciertos de la noche del sábado, ayer domingo los grupos folclóricos y los parranderos se desplegaron por todo el pueblo para animar a los visitantes con canciones muy reconocibles.

Los componentes de la Agrupación Amigos de Tejeda eligieron un puesto privilegiado en una punta de la calle principal, con el Roque Bentayga como imagen de fondo. Todos son del pueblo y se juntaron como grupo estable hace 11 años, resaltó Jesús Martín, su director. Algunos de los tocadores también han participado en casi todos los Almendros de las últimas décadas.

En el otro extremo de la calle, una parte de los 18 músicos y cantantes de Los Cebolleros deleitaban a unos turistas italianos con las isas y folias de su repertorio habitual. Los dirigió esta vez el subdirector del grupo, Carmelo Jiménez. Los demás miembros del grupo se quedaron en Gáldar para hospedar al grupo folclórico palmero Tagonane, de Tijarafe, que hicieron doblete en ambas localidades en su gira por Gran Canaria.

Los alojamientos turísticos de Tejeda estuvieron al cien por cien este fin de semana y muchos visitantes se vieron obligados a regresar a sus casas ante la falta de camas disponibles. Otros optaron por pasar las noches en autocaravanas.

Como en años precedentes, el caos circulatorio por la falta de estacionamientos fue la nota negativa de la fiesta. «El gran problema que tenemos aquí es el aparcamiento, es una lucha continua y aún no hemos encontrado la solución porque en el pueblo no hay espacios para tantos coches», admitió el alcalde.

La única solución que ve Perera es fomentar el transporte público, pero eso también exige un cambio de mentalidad de la población. Los aparcamientos preparados para la fiesta en las cercanías del pueblo se llenaron desde la tarde del viernes, por lo que las colas para llegar fueron kilométricas. Ayer, desde las 10.00 horas de la mañana los vehículos debían seguir hacia Ayacata en un busca de un hueco en la orilla de la carretera.

Algunas familias o chóferes tuvieron que caminar hasta media hora para regresar al casco urbano de Tejeda. Muchos visitantes, ante esa perspectiva, prefirieron continuar hasta los restaurantes de Ayacata o pasar el día en las zonas recreativas de Los Llanos de la Pez o de Ana López. Se quedaron sin fiesta.

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