Una nieve de quita y pon

La nevada de este jueves no pasará a la historia como sí lo han hecho en este siglo XXI la del año 2005, que duró dos semanas, o la del caos circulatorio del 2011

Así está el Pico de las Nieves tras la nevada

Juanjo Jiménez

Juanjo Jiménez

Un pequeño chasco, el de ayer en la cumbre, para decenas de personas que se acercaron a ver si aún quedaba algo de la nieve caída en la noche del jueves, una nevada que dejaba una capa de unos cinco a seis centímetros de manto blanco, en según qué zonas, pero que apenas sobrevivió a la mañana de este viernes para desilusión de un personal que subía armado de tarecos más propios del Ártico que del subtrópico de Cáncer para disfrutar del día.

La que es la primera nevada del año 2023, y que resultó al andar de las horas de evidente quita y pon, obligaba al Cabildo durante la mañana del jueves a cerrar las vías de acceso al Pozo de Las Nieves desde la Caldera de Los Marteles y el cruce que sube a la parte más alta de Gran Canaria por Llanos de la Pez y Cruz de Tejeda, unas vías que se abrían sobre el mediodía gracias al trabajo de los equipos del Consorcio de Emergencias de Gran Canaria, que activaron su quitanieves, así como los de la Guardia Civil, Protección Civil, Cruz Roja y Policía Canaria, entre otros dispositivos, sin tener que reportar tras el paso de cientos de visitantes, incidentes de importancia.

Esto durante un día en el que las temperaturas continuaban haciendo de las suyas en toda la zona, un frío que también se mantenía durante la mañana del viernes, con apenas 3 grados centígrados a primeras horas, tras tocar fondo de madrugada en la estación meteorológica de Llanos de la Pez, con un registro de apenas 0,7 grados centígrados.

Pero, con todo, no fue suficiente para mantener la granizada golosina durante 24 horas más. Así que la de este 16 de febrero se queda muy lejos de otras nevadas que en este siglo sí que han conseguido marcar la agenda de la novelería isleña en vigor durante varios días, con sustos incluidos.

Así se podría remontar a la que cayó en el año 2005, que tuvo en vilo a la isla durante dos largas semanas, en las que las borrascas se llegaban al archipiélago en cadena. Todo empezó la noche del 31 de enero con una generosa entrega que, dos días después, no solo se mantenía vivita y coleando, sino que se congelaba formando grandes placas de hielo por un desplome de las temperaturas, lo que a su vez provoca nuevas nevadas los días 8 y 9 de febrero. Para esos dos días ya el manto tenía medio metro de espesor.

Las informaciones de aquellas gélidas jornadas relatan que los quitanieves bajaban hasta Cueva Grande, y que el hielo en las principales vías de comunicación se extendía hasta cotas tan bajas como los accesos de municipios como Valleseco, Fontanales o la villa de Santa Brígida. Con todo el paisaje crionegizado se llega al 14 de febrero, Día de los Enamorados, que es cuando se monta la marimorena. El idílico escenario y la coincidencia con la fecha provoca un aluvión de visitantes que obliga a la Guardia Civil a cerrar los accesos, y algunos visitantes «se llevaron hasta las vallas amarillas que cerraban las carreteras».

Otras para recordar de este siglo XXI son las del 2009, con cuatro episodios desde el 5 de febrero hasta el 2 de marzo, mucho más suaves; la del 17 de febrero de 2010; y la caótica del 2011, que empieza el 8 de febrero y de forma gradual e intermitente culmina el día 15 para, dos jornadas después, terminar en un absoluto desastre circulatorio en forma de un gigantesco atasco que involucra a cientos de vehículos.

De hecho, hay quién antes de subir, como ocurría ayer en la cumbre, citaba ese último episodio para pensárselo dos veces.

Aunque por ahora, y para los próximo días, no habrá que enfrentarse a semejante dilema vistos los pronósticos de la Agencia Estatal de Meteorología, y que apuntan a una ligera mejoría del tiempo para este fin de semana.

Al detalle, la previsión señala para hoy sábado unas precipitaciones débiles y ocasionales en el norte durante la primera mitad del día, pero con unas vertientes sur y sudeste de las islas de Gran Canaria y Tenerife con un tiempo algo más inestable, donde no se descartan chubascos, mientras que en La Graciosa, Lanzarote y Fuerteventura se pasaran de unos intervalos nubosos durante la mañana a la apertura de claros a partir del mediodía, todo ello con unas temperaturas con pocos cambios o en ligero ascenso, y un viento flojo.

Para el domingo la agencia estatal reduce la probabilidad de lluvias, que serían débiles y ocasionales en el norte de las islas de mayor relieve y en las vertiente sureste tanto de Gran Canaria como de la isla de Tenerife durante las horas centrales del día, con temperaturas similares a las del sábado y un viento del nordeste de flojo a moderado.

Un fin de semana, pues, algo más benévolo para un Carnaval tras unas lluvias que han dejado este viernes más de 14 litros por metro cuadrado en la estación meteorológica de La Laguna, en la isla de Tenerife;otros 8 litros por metro cuadrado en Cruz de Tejeda; 7 litros por metro cuadrado en el municipio conejero de Haría; y 6,2 litros por metro cuadrado en el pueblo de Valleseco.

También son significativos los registros de las temperaturas mínimas con casi 5 grados bajo cero en Izaña donde, ahí sí, se mantenía en todo su esplendor la nevada caída sobre el Parque Nacional del Teide durante la noche del jueves, mientras se apuntaban en su misma estación meteorológica rachas de viento superiores de los 81 kilómetros.

El contraste a este tiempo invernal en este archipiélago capaz de ofrecer todo el menú dentro de un mismo mapa, se localizaba en zonas como el sur de la isla de La Palma, donde a las cinco y diez de la tarde se disfrutaban de casi 24 grados centígrados, o en La Aldea de San Nicolás, con otros apacibles 23,3 grados centígrados.

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