ANÁLISIS

De la Candelaria a la Virgen de Guía

A fecha de hoy aún no se ha podido determinar a razón por la que Sancho de Vargas dedicó a Santa María de Guía la ermita fundada en el norte de Gran Canaria

De la Candelaria a la Virgen de Guía

De la Candelaria a la Virgen de Guía / Pedro González-Sosa

Pedro González-Sosa

El restaurador Francisco Díaz Guerra está procediendo a la restauración de la muy venerada imagen de la Virgen de Guía, patrona de aquella localidad que, según el artista, se encontraba en un estado preocupante como consecuencia de los daños producidos por la acción de los insectos xilófagos que han mermado la madera en la que está tallada. Se comprenderá al estado preocupante de esta imagen si conocemos que se encuentra entronizada en aquella iglesia desde principios del siglo XVI, primero con la advocación mariana de Candelaria y desde principios del XVII como Virgen de Guía, titular de dicho templo y, por supuesto, patrona de la localidad.

Esta circunstancia ha movido al cronista a hilvanar estos folios con algunos datos que se refieren no solo al origen de la advocación mariana, sino a la presencia de esta imagen en Guía. No vamos a repetir el origen de la citada advocación, impuesta por el fundador de la localidad, Sancho de Vargas, quien expresamente señala en su testamento la fundación y construcción de la pequeña ermita y la entronización de Virgen de Guía como patrona de la misma. El fundador colocó en aquella iglesia una pequeña imagen de madera que fue sustituida a principios del XVII por la actual que tenían en el propio altar la familia Riverol, genoveses que llegaron a Canarias, parte de la cual se estableció en Guía donde pusieron en marcha un ingenio de azúcar en la zona de San Juan y que creó un topónimo todavía existente conocido como Ingenio Blanco en los primeros años del XVI, aprovechando las aguas del Heredamiento del Palmital que bajaban por el barranco de Las Garzas.

La primera noticia -documentada- que vemos de la primitiva imagen, la supuestamente puesta por el conquistador, la encontramos en un inventario fechado en 1602, Libro Primero de su Fábrica Parroquial. Es aquella que dice: «primeramente está en el altar mayor un retablo de madera en que está de bulto (léase de talla) la presentación dorada con un niño Jesús en sus brazos». Podría ser la colocada por el fundador a principios del siglo XVI. En el mismo inventario y refiriéndose a la visita del prelado a los altares se dice que «Luego visitó S.l. el altar de María Santísima de Candelaria, con un niño en sus brazos. Ella tiene una corona y los vestidos están en poder de Isabel de Vargas».

Hay que suponer que todavía en 1602 se venera en el altar mayor la imagen puesta por Sancho, y en otro altar -el hoy conocido por el de Las Mercedes, pero en la pared que da a la calle de San José-, aún estaba bajo la advocaci6n de Candelaria, la Virgen de vestir traída desde Génova por la familia de Riverol.

Cuatro años más tarde, en 1606, en otro inventario de las imágenes de la parroquia averiguamos que «primeramente está en el altar mayor un retablo y la figura de busto (de vestir) de Candelaria», mientras que se reseña que «está en un tabernáculo, una imagen pequeña dorada y de bulto (léase, de talla) de María Santísima». Adviértase que es la misma que en 1602 sitúa el prelado que hace la visita pastoral, en el altar mayor, según puede colegirse.

Algún tiempo después, en 1621 y al hacer relación o inventario de nuevo, se dice que «en el altar de Nuestra Señora está la imagen de la Virgen de busto, vestida».

Y como por altar de Nuestra Señora ha de entenderse, por antonomasia, el de la Virgen-patrona, es lógico presumir que mientras en 1602 el prelado ve en el altar mayor la imagen pequeña y de talla, posiblemente la puesta por el fundador, y posteriormente en 1621, ya se venera en dicho altar la Virgen vestida que había tenido la advocación de Candelaria.

¿Qué pasó entre uno y otro tiempo? La respuesta ha de encontrarse en el manuscrito Relación Genealógica de fray Juan Suárez de Quintana, quien al hacer el estudio genealógico de la familia Merino y referirse a Blas, recoge lo siguiente:

«El cual Blas Merino manda en su testamento sepultarse en una de las sepulturas de su sobrino Roque Merino que tiene delante de altar de Nuestra Señora de Guía, de donde se convence, con otras noticias mas, que la imagen de Nuestra Señora de Guía qe hoy está en el altar mayor fue de la familia de Los Riveroles. quienes la tenían en su altar propio, el cual estaba pegado al arco de la capilla de Nuestra Señora del Rosario, la cual Santísima imagen se llamó e intituló en lo antiguo de Candelaria, a quien, y en cuyo culto dejaron los dichos Riveroles muchas memorias; y después que dieron dicha Santísima imagen para colocarla en el altar mayor se desvaneció dicho altar».

Esta imagen fue traída posiblemente por Juan Batista de Riverol que fue el primero de este apellido llegado a Gran Canaria en tiempos de la Conquista cuando ya era casado con Francisca de Quixada. Es presumible que la trajo lógicamente desde su Génova natal mucho después de 1509 que es cuando Sancho de Vargas termina la construcción de la primera ermita. Se presume que en 1527 ya estaba entronizada en su capilla, donde estuvo hasta principios del siglo XVII ya que la familia la donó a la iglesia para sustituir a la puesta por el fundador llamándose desde entonces Santa María de Guía en lugar de Virgen de Candelaria. En Gran Canaria Batista de Riverol se convierte en uno de los poderosos productores y exportadores de azúcar y fue el fundador y puesta en marcha del famoso Ingenio Blanco. La actual imagen de la Patrona de Guía tiene como se ha dicho, factura de Virgen de Candelaria, pues una de sus manos, aquella que no sostiene al Niño-Dios, tiene dispuestos sus dedos para la colocación de la candela o vela que justifica dicha advocación. Es de tamaño casi natural y tiene un rostro en proporción al cuerpo, con unos grandes ojos que miran dulcemente hacia abajo y parece -a quien se fije en el1a-, que su vista esta clavada en quien la contemple; por el contrario, si se la mira desde lejos parecerá que tiene los ojos cerrados. Es, efectivamente, de vestir, pero no de talla completa como ocurre con la Patrona de Gran Canaria Nuestra Señora del Pino; la Virgen de Guía tiene una armazón formando el cuerpo y tallados solo la cabeza y las manos.

No se ha podido determinar exactamente la razón por la que Vargas puso la ermita fundada en el norte de Gran Canaria como de Santa María de Guía. En la comarca de Cantabria, de donde procedía, solo conocemos en la localidad de Llanes una pequeña ermita con la advocación de Santa María de la Guía. Es posible que como al llegar a Gran Canaria para la conquista procedía de la zona andaluza-extremeña viniera influenciado por las muchas advocaciones de este título mariano que si predominan allí, donde todavía existen muchas iglesias y ermitas con imágenes bajo la advocación de Santa María de Guía. Y como simple indicación al respecto, digamos que en la catedral de Córdoba existe un cuadro en la capilla de Nuestra Señora del Mayor Dolor, en el muro Norte, que representa a la Virgen de Guía y que data, dicen, del siglo XVI, pintura mural que fue arrancada del Palacio Episcopal en 1842 y colocada allí. También en la misma capital cordobesa está una escultura -se señala que la mejor legada del célebre escultor Gómez de Sandoval, que representa a la Virgen de la Guía. Se halla en el altar colateral de la iglesia de Santa Marina.

En Sevilla hay dos imágenes bajo la advocación de la Virgen de Guía. Una, en la iglesia de San Martin y que pertenece a la Cofradía de la Sagrada Lanzada, que sale el Miércoles Santo acompañada de otras imágenes y que es una Virgen Dolorosa de vestir.

La otra, de gran devoción en ésta y en otras zonas andaluzas, en una ermita, a la entrada de pueblo en la localidad de Castilleja de la Cuesta. También es de vestir y tiene un Niño-Jesús en sus brazos. Esta imagen, antiquísima, estuvo algún tiempo en la iglesia parroquial de Santiago hasta tanto se restauró su ermita titular.

En Badajoz, nos dicen, no se conoce ninguna iglesia o ermita bajo la advocación de Santa María de Guía o Nuestra Señora de Guía, así como tampoco en Cádiz, Jerez y Cáceres. En Plasencia, existe una imagen esculpida en piedra y que está colocada en una hornacina exterior de la fachada de su carretera nacional N-630, de veneración muy antigua, bajo la advocación de Santa María de Guía.

En Huelva y en la iglesia parroquial de Palma del Condado existe una imagen de Nuestra Señora de Guía, pero no es primitiva, sino que se mandó tallar después de 1936 en que se quemó aquella.

La Virgen de Guía de Palma del Condado fue desde siempre patrona de la localidad hasta principios del siglo XVIII, cuando con motivo de una epidemia de cólera los vecinos la sacaron en procesión a cuya intervención se atribuyó la desaparición de la enfermedad. A partir de ese momento creció la devoción a la Virgen del Valle que se convirtió en patrona y así fue designada, incluso, canónicamente. La antigua imagen también era de vestir y tenía un Niño en sus brazos.

¿Que fue de aquella primitiva imagen de bulto, dorada y pequeña, presumiblemente la que pusiera Sancho de Vargas?

Quién sabe si es una de las víctimas de la peregrina hazaña de un cura-coadjutor que tuvo la parroquia de Guía a principios del siglo XIX llamado Francisco Quintana Amaral, quien por mor de aliviar de trastos y antiguallas las dependencias parroquiales, enterró en un osario cercano a la iglesia una porción de imágenes, cogiendo para paños de cocina los lienzos de algunos cuadros que también tenía arrinconados el templo.

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