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Juan Ortega, en uno de los laboratorios del centro de termodinámica de la ULPGC. | |Andrés Cruz

Honores y Distinciones del Cabildo (XIV ) | Can de las Ciencias

«Hay que mimar a los investigadores para que no se vayan fuera de la isla»

El investigador Juan Ortega (Las Palmas de Gran Canaria, 1951) recibe el reconocimiento del Cabildo por su labor pionera como científico en la ULPGC, su capacidad organizativa, su calidad humana y su contribución a la formación de jóvenes científicos. En esta entrevista recuerda sus inicios en la docencia y se muestra muy crítico con el equipo rectoral por la falta de apoyo a los investigadores de su departamento.  

Por su labor científica en el campo de la ingeniera térmica y la ingeniería química ya ha recibido numerosos reconocimientos, ¿qué significa para usted este premio del Cabildo?

Es una gran satisfacción porque es el reconocimiento de toda la isla, no solo de una localidad o una institución. Extiendo el agradecimiento a todos las personas que han estado trabajando en la ULPGC y conmigo en particular.

¿Cómo llegó a la investigación y la docencia?

Desde muy joven, con 15 años. Por problemas económicos, empecé a dar clases a compañeros míos. En la plazoleta de La Isleta donde jugábamos intentaba explicarle cosas sencillas a los chicos, sumas y restas. También enseñaba a leer porque era un barrio pobre y había mucho analfabetismo. Cuando terminé la carrera de Ingeniería Superior, en el año 1976, me ofrecieron trabajar con el grupo de la Escuela de Ingenieros de los profesores Ocón y Gómez Gotor. Entré como becario, daba clases y empecé a hacer investigaciones. Ese gusanillo lo mantuve hasta el día de hoy y espero que para siempre.

Fue pionero de la investigación científica en la ULPGC. ¿Qué recuerdos le quedan del pleito universitario con Tenerife y de aquellos primeros años de la Universidad grancanaria?

Como anécdota puede decir que yo pertenecí, sin moverme del sitio, a cuatro universidades distintas. Digamos que nací en la de La Laguna, me fui formado en Politécnica de Las Palmas y la Politécnica de Canarias, y por último viví en la ULPGC. La situación era bastante compleja. Las personas que estábamos en las carreras de ciencias teníamos un apego especial a los centros politécnicos y yo defendí que debía haber una Universidad Politécnica que agrupara a los centros de las dos universidades canarias. Que tengamos una universidad completa en Gran Canaria es maravilloso, los problemas aparecen porque los centros técnicos y humanísticos tienen una idiosincracia un tanto especial. Por ejemplo, yo he propuesto a una persona, varias veces candidato al Nobel, para ser elegido aquí Doctor Honoris Causa, y tuvo votos en contra. Esto no se entiende, pero es porque hay personas en los foros de decisión de la ULPGC que tienen opiniones muy diferentes. Quizá si alguien de humanidades propone a una persona, los técnicos se opondrán.

Fue pionero de la investigación en la ULPGC y aquí sigue. ¿Nunca le llamaron la atención otros campos de la ingeniería mejor pagados y reconocidos?

La carrera investigadora, y la docente en general, es realmente dura. En mi época hubo que pasar por una serie de oposiciones y realizar tesis doctorales pese a que no había medios. La ULPGC estaba naciendo y no había nada, no había doctores que dirigieran tesis y no era fácil poner en marcha todo esto. Reconozco que lo sufrí, pero al mismo tiempo fue una alegría ser una especie de innovador en las investigaciones que estaban apareciendo en aquel momento. Alguien tenía que hacerlo. Hubo muchos problemas para arrancar, pero mirando hacia atrás no me arrepiento. Tras acabar la carrera me presenté a un trabajo en IBM, pero se lo dieron a un compañero. Y gracias a eso me quedé en la investigación, ganaba 17.000 pesetas de la época, que era una auténtica porquería de suelto, pero dando pasos llegué en el año 1986 a la posición más alta en la universidad, que es la de catedrático.

Es habitual escuchar quejas por la falta de fondos. ¿En qué situación se encuentra actualmente la investigación en España y en Canarias en particular?

En España ha avanzado muchísimo desde los años 70 para acá. Yo estuve nueve años en el Ministerio, en gestión de fondos dentro de la Agencia Nacional de Evaluación de Proyectos de Investigación y responsable del área tecnológica relacionada con medio ambiente e ingeniería química. Y allí pude ver muchos de los problemas que nos afectan. Hay proyectos muy buenos que por cualquier circunstancia, incluso políticas, no son financiados. Y otros proyectos regulares, o más bien tirando a malos, que sí logran el apoyo económico. La componente política era importante, pues a veces aparecen personajes dentro del Ministerio y dicen que este o aquel proyecto hay que darlo o no darlo. En Canarias la investigación ha dado un salto importante. Antes de la ULPGC estaba La Laguna y habría que recordar al profesor Antonio González, que siendo rector provocó un tremendo avance y convirtió a La Laguna en centro de referencia en muchos campos. Con la ULPGC también se dado un salto importante y precisamente porque el Cabildo ha sido siempre un baluarte por su respaldo económico. Yo mismo fui siempre becario del Cabildo.

La docencia me gustó desde joven. Con 15 años daba clase a compañeros en una plaza de La Isleta

¿Es cierto que hay fuga de cerebros hacia otros países por la falta de oportunidades aquí?

Sí, totalmente cierto. Es uno de los graves problemas que veo en esta universidad. No conozco lo que ocurre en otras, pero hay gente muy buena que se ha marchado. O lo contrario, gente muy buena que ha hecho una tremenda labor investigadora en centros de reconocido prestigio en el extranjero y no han podido venir a esta universidad a continuar sus investigaciones. ¿Cuál es la causa? A mi juicio, el problema fundamental es la gestión. No hay una adecuada gestión. Dicen que somos mimosos, pero quien es mimosa es la investigación, hay que mimarla, no se puede abandonar a la gente que trabaja en ella. Lo que no se debe hacer es ignorar a estos chicos jóvenes que están aquí. Hace falta que venga alguien del equipo rectoral a decirles que lo están haciendo bien. Por ponerle un ejemplo, es llamativo que después de recibir está distinción del Cabildo, yo no he recibido una sola felicitación por parte de ningún miembro del equipo rectoral, ni siquiera de mi escuela. Eso da idea de como funcionan las cosas a veces.

¿Qué trabajos realizan actualmente en su departamento?

Afortunadamente, desde el comienzo se reconoció nuestra labor a nivel nacional y seguimos teniendo proyectos y financiación. El problema, repito, es la gestión de esos fondos, que los administran otros dentro de la universidad y a veces no podemos realizar todo lo pretendemos. Nuestro trabajo fundamental es la termodinámica, la ciencia que intenta analizar y comprender todo lo relacionado con el tema energético. En todos los sitios, tanto en el cuerpo humano como en cualquier sitio del universo. Ahora estamos centrados en los fluidos, gases y líquidos, dirigidos a mejorar procesos químicos o físicos de cualquier tipo en el campo de la ingeniería. La primera de las acciones es la experimentación, pues sin datos reales no hacemos nada. La segunda es la modelización, la representación matemática de lo que hemos hecho en la experimentación. Y por último, la simulación y el diseño de procesos, llevar a un ordenador y hacer allí lo que luego se haría en la práctica Hay dos terrenos donde hemos hincado el diente, los combustibles y la mejora de ciertos procesos relacionados con los biocombustibles.

¿Qué necesita la ULPGC para elevar su prestigio entre las universidades españolas?

El problema fundamental son las personas. Si hay gente que no quiere trabajar, ya puede decir lo que sea que no va a funcionar. Lo importante es elegir a las personas que tengan vocación universitaria, tanto científica como de docencia. La investigación lo que va a generar es conocimiento nuevo y eso haya que transmitirlo a los alumnos, es un ciclo. Si ponemos a enseñar a alguien que no sabe, vamos al fracaso. En edificios y material estamos muy bien, pero si las personas no llenan esos edificios de conocimientos y de gente que siga con esa linea, también va al fracaso. Es conocido que aproximadamente una tercera parte del profesorado de la universidad es la que trabaja. Esto es lamentable. Ha habido cierto favoritismo a la hora de otorgar las plazas, dejar entrar a personas que nunca debieron estar en la ULPGC. Han entrado personas sin ninguna vocación y aquí los elevamos a los altares, pero no hacen nada. El 70% del profesorado hace bastante poco, no vamos a decir que nada, de lo que tienen que hacer. Lo vemos aquí en el Parque Científico-Tecnológico. Si salimos fuera vemos el aparcamiento vacío, cuando en otro centro de investigación estaría lleno.

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