De Agüimes al Teatro Real de Madrid

Román Bordón cogió sus maletas con 17 años para ir en busca de su sueño | Alterna sus estudios de Canto con la carrera de Historia del Arte en la Universidad Complutense

Román Bordón Méndez durante el concurso de canto de Teror en el año 2022.

Román Bordón Méndez durante el concurso de canto de Teror en el año 2022. / LP/DLP

Román Bordón Méndez (Agüimes, 2002) ha sido seleccionado entre 130 participantes para el programa Crescendo del Teatro Real de Madrid. Después de tres años en la escuela superior de canto, Román ha conseguido colocarse como uno de los mejores cantantes de lírica de su edad, pisando los escenarios de numerosos teatros alrededor de la geografía española. Su objetivo, poder hacerlo en el Alfredo Kraus. 

Tan sólo tiene 21 años y ya apunta maneras en el mundo del canto lírico. Se marchó a Madrid siendo menor de edad, cuando la pandemia aún estaba presente en nuestras vidas con un claro objetivo: estudiar en la escuela superior de canto de Madrid. Román Bordón Méndez es un claro ejemplo de que con esfuerzo y trabajo, las cosas se pueden conseguir sin importar lo difíciles que sean. Con la intención de estudiar empresariales o derecho, un viaje con su familia a Italia le cambió todas sus ideas de futuro. «Fue extraño. Hice un viaje a Verona y al ver el Arena de Verona dije que si por favor podíamos entrar a ver la ópera. Entramos y yo salí encantado. Lo primero que hice al llegar a Agüimes fue ir a la escuela de música y meterme en clases de canto» , asegura.

Desde ese momento, su visión de la vida cambió. Empezó sus clases de canto en el municipio del sureste de la isla, donde ha crecido y donde ha dado sus primeros pasos en el mundo de la música. Su amistad con Judith Pezoa, fue clave para que Román haya empezado a escalar hacia la cima. «Yo conocía a Judith Pezoa, que estaba en Madrid como profesora. Ya había trabajado con ella y me gustaba mucho y un día hablando me dijo que probara suerte e hiciera las audiciones en Madrid. Yo estaba estudiando en el conservatorio de Las Palmas y dije «pues pruebo» y me salió bien» , narra con una sonrisa.

De un momento a otro, la vida de Román había dado un giro inesperado, y aunque muchas personas suelen pensar que la voz de la ópera es algo innato, se equivocan. «Al final hay voces que tienen más facilidad, que son más bonitas o más agudas, pero todo el mundo puede cantar si se lo propone, lo único que requiere mucho trabajo y dedicación. Siempre hay margen de mejora, pero yo no conozco a nadie que haya nacido cantando ópera. Todo es trabajar y aunque es un camino largo, se llega» , explica.

«Diría que mi forma de cantar es honesta. Siempre intento dar lo que tengo sin opulencia y sin camuflar nada»

Aterrizó en la capital española en medio de la pandemia, cuando el toque de queda aún estaba presente y los bares estaban cerrados, algo que trastocó a Román. Un año que, según explica, fue raro para un estudiante que llega a Madrid y lo que quiere es vivir el ambiente de la capital. Entró en una residencia hasta que encontró un piso en el centro de la ciudad, aunque la mayoría de su tiempo lo pasa en la escuela debido a que siempre hay cosas que hacer, si no es una audición es un montaje o un concierto, algo que mantiene a los alumnos ocupados la mayor parte del tiempo.

Ahora mismo, afronta su tercer año en la escuela superior de canto de Madrid, lo que significa que el próximo año terminará sus estudios. Sin embargo, el tiempo no es algo que agobie al joven agüimense, menos aún cuando tiene las ideas tan claras. «Mi plan es acabar la escuela, presentarme a algún máster en Madrid o en otro país europeo y audicionar mucho, concursar, buscar representantes, agencias y trabajar» , explica. El apoyo que ha sentido desde el principio tanto de su familia como de todo el pueblo de Agüimes ha sido clave, sobre todo en estos últimos meses con el programa Crescendo. Un programa de apoyo que tiene el Teatro Real de Madrid para jóvenes cantantes líricos. «Se hacen unas audiciones primero online, posteriormente seleccionan en este caso a 130 cantantes y después seleccionan a otros 14. Esos catorce tienen acceso primero a un programa de formación de tres meses en el que tenemos masterclass casi todos los días con profesionales del Teatro Real tanto a nivel escénico como a nivel de técnica vocal, gestión de redes etcétera» , argumenta Bordón.

Román Bordón junto al cartel del programa Crescendo

Román Bordón junto al cartel del programa Crescendo / LP/DLP

Una vez finaliza el periodo de formación, el Teatro Real da acceso a oportunidades laborales en forma de conciertos patrocinados por ellos o a becas. Dentro de ese proyecto, tienen una especie de competición en el que los vídeos mas votados ganan una masterclass con una persona importante del mundo de la lírica que aun no se sabe quién es. Una competición que Román ha ganado y está a la espera de conocer la identidad de su próximo maestro. Ser seleccionado entre tantos aspirantes fue «una auténtica locura» , tal y como relata Román. «En las audiciones todos nos conocemos y había mucho talento. Fueron muy duras y que te seleccionen es un orgullo y una muestra de que vas por buen camino, y ya después la oportunidad no solo laboral, sino de formación con gente con tanto recorrido es impresionante. El hecho de estar formándote en las instalaciones del Teatro Real de Madrid es un salto enorme y estoy muy agradecido» , asegura con una notable felicidad.

Tres años en la escuela superior de canto de Madrid le han dotado de experiencias que se llevará siempre consigo, aunque hay una en concreto que guarda con mucho cariño. «En la escuela hay una audición que se llama Voces de mi Tierra y es un concierto que hacen los alumnos de nuevo acceso y que cantan algo típico del sitio del que vienen. Yo canté Las noches de Arguinegín con el piano. No creo que haya sido el proyecto de más repercusión que haya hecho, pero fue algo muy bonito que me encantó» , explica.

«Mi referente no puede ser otro que Alfredo Kraus y cantar algún día en el Auditorio sería una auténtica fantasía»

Con sus primeros pasos en el mundo de la lírica, Román tuvo que enfrentarse a los nervios, a los escenarios y a un público que normalmente es muy exigente. «La primera vez que me subí a un escenario fue en la escuela de música de Agüimes y no podía dejar de temblar» , asegura. Y aunque todavía se pone nervioso, como es normal, con el tiempo los ha intentado controlar, tiene más confianza y se desenvuelve con mas tranquilidad. Los días de concierto, sin embargo, intenta tener una rutina que le haga estar al cien por cien. «Sigo unas pautas de alimentación que considero que es lo mejor que le va a mi cuerpo, intento dormir bien, si tengo que cantar por la mañana, levantarme con algunas horas de margen o cuando canto por la tarde me gusta hacer algo de deporte. Son muchas cosas que son psicológicas y por otra que noto que mi cuerpo va mejor» .

Las claves del éxito que han hecho a este joven aterrizar en el Teatro Real de Madrid han sido varias: desde el apoyo de su familia y amigos hasta dar por el camino con maestros que han sabido orientarle, algo que Román califica como «una suerte» . El trabajo y el sacrificio no pueden faltar al hablar de éxito, pues si ha llegado hasta la capital, ha sido seleccionado entre 130 aspirantes para una beca y a sus 21 años se gana la vida como cantante, es porque lo ha luchado y porque ha conseguido transmitir con su voz honestidad. «Siempre intento dar lo que tengo sin mayor opulencia y sin intentar camuflarla y eso es lo que al publico le llega» .

Román en una masterclass con Sabina Puértolas

Román en una masterclass con Sabina Puértolas / LP/DLP

Hace tres años que cogió sus maletas y cambió la isla por la capital, Agüimes por el centro de Madrid. Sin embargo, son muchas las frases en las que Román muestra su amor por Las Palmas de Gran Canaria. «Donde esté Canarias que se quite todo lo demás» , asegura entre risas. Un amor que se ve reflejado a la hora de decantarse por un referente, que no puede ser otro que Alfredo Kraus. «Kraus me parece una persona que tenía una técnica impresionante y que eso permitió que su carrera fuera tan larga y brillante» , argumenta tras reconocer que cantar algún día en el Auditorio Alfredo Kraus sería «una fantasía» .

Tanto sus padres como su hermana son sus fans número uno y le siguen por todas partes, algo que ha llevado a Román en volandas a luchar por su mayor sueño: vivir del canto y pasarse la vida cantando por diversos teatros, transmitiendo a su público tanto risas como llantos. Porque tal y como asegura, «la sensación de estar encima del escenario y ver que conectas con la gente que te está viendo es insuperable» . Un sueño en el que se verá arropado por todos los vecinos de su municipio, Agüimes, y también por la isla de Gran Canaria en general, a la que guarda un gran amor.

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