Análisis

La Heredad de Aguatona

Una nueva directiva encabezada por Juana Lina Sánchez se hace cargo de la centenaria institución para superar los difíciles momentos por la reducción del caudal

Fachada de la Casa del Reloj, propiedad de la Heredad Acequia Real de Aguatona de Ingenio. | | LP/DLP

Fachada de la Casa del Reloj, propiedad de la Heredad Acequia Real de Aguatona de Ingenio. | | LP/DLP / Rafael Sánchez Valerón

Rafael Sánchez Valerón

En virtud de lo acordado en la Junta General de herederos celebrada el pasado 29 de enero, una nueva directiva rige los destinos de la Heredad Acequia Real de Aguatona de Ingenio, institución hidráulica con cinco siglos de existencia ininterrumpida, constituyendo la más antigua entidad comunitaria de cualquier naturaleza en plena actividad de todo el municipio de Ingenio. Conocida primitivamente como Heredad Acequia Real de la Vega de Aguatona, su caudal procedente de la extensa cuenca de Guayadeque fue destinado en un principio al riego de fértiles tierras cultivadas de caña de azúcar y vid en un amplio interfluvio entre el barranco de Guayadeque y el de Aguatona, al que se conoció como Vega de Aguatona (toponimia perdida). Al mismo tiempo fue utilizada como fuerza motriz para mover el rodezno del ingenio azucarero que dio origen al nombre de la primitiva trama urbana en torno al complejo de transformación de la caña de azúcar y por extensión a lo que en siglos posteriores configuró la jurisdicción municipal de Ingenio. También dio vida a seis molinos de grano distribuidos a lo largo de su acequia principal y durante mucho tiempo fue el motor que dio impulso al desarrollo de la economía ingeniense en la actividad agropecuaria.

La entidad, al igual que las tantas que existieron en Gran Canaria, la mayoría desaparecidas, pasa hoy por difíciles momentos, debido al agotamiento del acuífero, con un caudal cada día más exiguo que se mantiene gracias al entusiasmo e iniciativas de un grupo de dirigentes que de manera desinteresada y casi anónima luchan por su pervivencia modernizando sus infraestructuras, adaptándolas a los nuevos sistemas de producción agrícola que supo iniciar en el último tercio del siglo XX un grupo de jóvenes a cuyo frente como presidente se encontraba José Pérez Estupiñán, con la construcción de dos grandes depósitos reguladores, red de tuberías y válvulas volumétricas que ha hecho desaparecer el ruinoso riego a manta, regadas nocturnas y paralelamente preservar el legado de nuestros antepasados con la conservación de acequias y cantoneras y custodia de un rico patrimonio documental, destacando lo referente a la singular Sociedad de Pastos. Acumula esta comunidad de regantes otros bienes, como son el histórico edificio de juntas y casa del reloj, oficinas, pozos y galerías, además de propietaria de extensas zonas de subsuelo.

La actual Junta Directiva está compuesta de un heterogéneo grupo de partícipes, avalados por su larga experiencia en tareas agrícolas en las tradicionales labranzas a la que se dedicaron sus padres y antepasados y aunque la mayoría ha ejercido profesiones liberales con una sólida preparación académica, tuvieron que labrarse su futuro desde la infancia en las duras tareas del campo. Por ello los anima el deseo de preservar una tradición de siglos para que las pequeñas parcelas heredadas en su casi totalidad continúen en producción, siendo un elemento fundamental el agua y su planificada gestión.

Por primera vez y a pesar de la crisis hídrica, se ha conseguido reunir sin demasiadas dificultades un grupo dispuesto a abordar el difícil reto de una labor en muchos casos incomprendida, ya que con anterioridad eran muy pocos los dispuestos a comprometerse en estas tareas, poco reconocidas pero necesarias para que no desaparezca esta singular comunidad de regantes.

Si retrocedemos en el tiempo nos encontramos con sus antepasados que desde tiempo inmemorial formaron parte de la sociedad ingeniense y labraron el futuro de lo que hoy es una próspera comunidad.

Juana Lina Sánchez Alcántara. | | LP/DLP

Juana Lina Sánchez Alcántara. | | / LP/DLP

Al frente de la nueva Junta Rectora como presidenta se encuentra Juana Lina Sánchez Alcántara, a la que conocimos desde niña ayudando a su padre en sus cultivos y dedicarse a lo largo de su vida a las tareas docentes en el Centro Público Doctor Espino Sánchez y en el Instituto de Ingenio; caracterizándose siempre por su entusiasmo y efectividad a la hora de organizar tareas extraescolares (excursiones, festivales, viajes de fin de curso, carnavales…), además de poseer amplios conocimientos en el campo de la jurisprudencia que sin duda tendrá que aplicar para llevar a cabo su gestión; dándose el caso de ser la primera mujer en ocupar un cargo de esta naturaleza en la Heredad en tantos siglos de existencia. El cargo de vicepresidente lo ocupa Manuel Romero Rodríguez, curtido en la labranza de su padre en Las Leonas y profesionalmente empleado en el sector bancario; su abuelo Matías Romero Pérez fue alcalde de Ingenio (1910-1912 y 1914-1915). La secretaría la ostenta el profesor de Historia Juan Diego Martín Romero, que tiene detrás toda una saga de agricultores y de influyentes personajes en la vida pública, desde su tatarabuelo, Juan Martín Sánchez, que se estableció en Ingenio procedente de Gáldar como vendedor de plata, llegando a ocupar la alcaldía entre 1835-36 y 1842; también fue alcalde su bisabuelo Gregorio Martín García de 1891 a 1893.

En la vicesecretaría está Francisco Pérez Sánchez, hijo de agricultor y sobrino de José Pérez, al que se conoció como el cura ciego. Ostenta el cargo de depositario Juan Espino Romero, amante de la historia local, ejerció de administrativo municipal, hijo del que fue ranchero-repartidor de las aguas a la vieja usanza, el popular Jeromito, ocupado en ajustar y dar a los labradores las horas de entrada del agua en sus predios. Como interventor, Nicolás Caballero Sánchez, conocedor y apasionado divulgador de las pequeñas historias de la localidad, hijo de labrador, profesional de la electricidad; su amplia experiencia en la anterior directiva será un acicate para el resto de sus compañeros. Repite igualmente, como controlador de las aguas, José Valido González, conocedor del funcionamiento y distribución a través de la red de tuberías. Siguen distintos vocales, todos muy conocidos y apreciados pequeños agricultores de los que omitimos sus particularidades, el veterano profesor de autoescuela José Rodríguez Díaz; el profesor de EGB Melquiades Pérez Estupiñán; Antonio Ojeda Vera, Ibrahim Espino Martín, Manuel Alemán Sosa y como suplente, Antonio Alonso Rodríguez.

La propiedad del agua

Para completar este trabajo consideramos necesaria una aproximación al conocimiento de nuestro heredamiento al menos en lo que se refiere a la propiedad y beneficio del agua y algunos aspectos técnicos, sin entrar en otros que harían interminable este artículo periodístico.

Los heredamientos constituyen una parte interesante y atractiva a la vez que casi desconocida en la historia de nuestra tierra. Su existencia ha contribuido a la formación de las distintas tramas urbanas. La gran mayoría de los pueblos de Gran Canaria están identificados con su propio heredamiento.

A finales del siglo XV se produce el reparto de tierras y aguas por parte de los Reyes Católicos entre aquellos que habían financiado o participado de alguna manera en la conquista de Gran Canaria. En el caso de la propiedad del agua, se establece en años posteriores la creación de múltiples heredamientos (comunidad de propietarios) como forma de explotar, racionalizar y administrar las distintas porciones adquiridas en razón a las áreas de riego, determinadas territorialmente por la cercanía a las cuencas hidrográficas (barrancos). Queda también establecida la dula (tiempo entre regadas), en la mayoría de los casos cada mes; las azadas, en razón a la «gruesa» (total del caudal de los nacientes) y las entradas a los predios un día concreto en la dula o convencional, determinada por el ranchero o repartidor cada año.

En un principio el agua estaba en manos de escasos propietarios, en general ricos hacendados e instituciones del clero secular y regular, cuya posesión se fija por unidades de tiempo: suerte (dos días y dos noches), media suerte (un día y una noche) y cuarta (cuarta parte de un día).

En siglos posteriores se fue fragmentando en virtud del aumento del número de herederos determinado por las herencias, compra-ventas y otras transacciones, para paulatinamente convertirse en horas, minutos y hasta segundos, si bien, para «adularse» se necesita unir en una sola persona como mínimo media hora de a mes (un cuarto en la dula). Hay que reseñar en este sentido que en la Heredad Acequia Real de Aguatona de Ingenio, que es la que nos ocupa en este trabajo, la propiedad se establece cada mes, pero se riega (dula) en la mitad de ese tiempo el 50% de la que le corresponde, a lo que se añade un día más para su venta al público en general mediante remate, destinada a sufragar el mantenimiento de las infraestructuras hidráulicas y gastos administrativos, por lo que la posesión se establece en tiempo de 32 días. Se daba también el caso de reagrupamientos de dueños en función de compras por parte de grandes potentados a pequeños propietarios, llevados por la necesidad de desprenderse de este bien tan preciado para cubrir necesidades urgentes o sufragar los fletes para emigrar a América, especialmente a lo largo del siglo XIX.

La Heredad Acequia Real de Aguatona, en función del caudal de la «gruesa», dispone de cuatro azadas durante la dula de 30 días, distribuidas entre el número total de herederos en mayor o menor proporción. Los adelantos técnicos introducidos en época reciente con la construcción de dos grandes depósitos, red de tuberías y válvulas volumétricas hace que cambie sustancialmente el sistema tradicional de medidas y se emplee como unidad el metro cúbico, determinado también por la merma del acuífero y como forma de racionalizar el reparto, abandonándose el ancestral sistema de la «gruesa» donde el caudal se reducía en la época veraniega.

Un reciente trabajo del profesor Quintana Andrés titulado El agua en Canarias, distribución uso y propiedad, da a conocer un informe presentado en 1958 por la Heredad en el que se manifiesta que su regadío abarcaba toda la jurisdicción de Ingenio con una extensión de riego de 170 fanegadas, quedando otras 900 con posibilidad de sumarse a las anteriores al encontrase por debajo de la cota de la acequia general. Se habían solicitado concesiones de galerías y pozos, dos en cauces públicos y otras dos en terrenos privados, además de tres presas y otra en tramitación. El presidente Juan Espino Sánchez indicaba que la Heredad cumplía con el fin social debido a que, según su reglamento, no estaba vinculada a un determinado terreno, sino que se podía regar en toda la jurisdicción de Ingenio.

De las 27 heredades de agua que formaban la federación de heredades de Gran Canaria, la Heredad de Aguatona era la que tenía el mayor número de integrantes en el año 1958, con 776 partícipes o herederos (en la actualidad 922). Le siguen los heredamientos de Arucas y Firgas que no llega a los 700, y a bastante distancia en orden decreciente: Vega Mayor de Gáldar, Telde, Santa María (Agüimes); Chorros, Propios y Laurel, El Palmital (Guía), Los Parrales (Agüimes), Acequia Alta (Sardina), San Andrés, El Dragonal, El Bucio, Vegueta, La Zarcilla (Santa Lucía), Tenoya, El Sao (Agaete), San Bartolomé de Tirajana, Triana, Barranco Hondo (Gáldar), Los Llanos (Teror), Fuente de Morales, Briviesca, El Pajarito (Moya), Satautejo y La Higuera, Molinillo (Tejeda), Fuente del Álamo (Agaete), Tafira, Arbejales (Teror), Lechuza y Masetilla, Cueva Grande (San Mateo), Los Sauces (San Mateo), Utiaca (San Mateo), Azuaje y San Felipe.

Jornadas divulgativas

En colaboración con la nueva junta de gobierno del heredamiento de Aguatona, la agrupación cultural Cupacan ha programado dos jornadas de divulgación, bajo el título genérico Las aguas del barranco de Guayadeque, conociendo su huella histórica y cultural. La primera a celebrar el día 24 de marzo a las 19.00 horas en la sala de juntas de la Heredad en la que participarán como ponentes el profesor Manuel Lobo Cabrera, desarrollando el tema De los heredamientos a los ingenios azucareros en Gran Canaria, y el historiador local Aurelio Torres Santana, que presentará Apuntes sobre la organización y funcionamiento del Señorío de Agüimes. La segunda jornada tendrá lugar la mañana del 1 de abril con el paseo cultural La ruta del oro blanco, con un itinerario siguiendo el curso de la acequia general desde la Boca de la Sierra en Guayadeque hasta el lugar donde estuvo ubicado el ingenio azucarero, con distintas paradas en lugares emblemáticos como cantoneras, albercones y molinos, en la que participarán como informantes, entre otros, los directivos Juan Martín Romero y Francisco Pérez Sánchez.

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