Pascual Calabuig denuncia acoso laboral tras ser expedientado por el Cabildo de Gran Canaria

La Consejería de Medio Ambiente pide sancionar al coordinador del Centro de Recuperación de Fauna por trasladar una tortuga sin la autorización de Madrid

La tortuga ‘Pandora’, el día que fue devuelta al mar en Las Canteras con un dispositivo de localización de la ULPGC.

La tortuga ‘Pandora’, el día que fue devuelta al mar en Las Canteras con un dispositivo de localización de la ULPGC. / Alberto Aguiar

El Cabildo de Gran Canaria tramita un expediente disciplinario por «desobediencia» contra Pascual Calabuig Miranda, coordinador del Centro de Recuperación de Fauna Silvestre y Pinzonario de Tafira, que el conocido veterinario considera una persecución personal y un acoso laboral por parte de varios responsables de la Consejería de Medio Ambiente. Según denuncia en sus alegaciones, han llegado a pedirle que dejara morir a los pollos de pinzón azul que ha estado criando en los últimos años, a lo que sí se negó. 

El detonante de la última propuesta de sanción a Calabuig fue el traslado de una tortuga hasta las piscinas del acuario Poema del Mar sin una autorización expresa del Ministerio de Transición Ecológica. Por contra, el trabajador del Cabildo considera que su actuación fue correcta, ajustada a las leyes de bienestar animal y a la práctica veterinaria, pues el permiso de Madrid llegó con «varios meses» de retraso, pese a las reiteradas solicitudes al Ministerio, y la salud de la tortuga corría peligro si no se concluía su recuperación en un depósito de agua de mayores dimensiones. 

Tortuga salvada

Pandora, una tortuga boba rescatada por unos buceadores en Arinaga cuando estaba a punto de morir, fue recuperada por el equipo de veterinarios de Calabuig tras una complicada intervención quirúrgica y actualmente se encuentra frente a las costas de Senegal, localizada con un dispositivo de seguimiento del departamento de Ciencias del Mar de la ULPGC para un análisis científico sobre la situación de esa especie. 

El aparato acoplado al caparazón de Pandora también permite medir la temperatura del mar en esas costas del África Occidental, unos datos de gran relevancia para el estudio del cambio climático.  

Trayectoria de la tortuga 'Pandora'  desde  su suelta en la Playa de Las Canteras hasta el pasado 8 de marzo.

Trayectoria de la tortuga 'Pandora' desde su suelta en la Playa de Las Canteras hasta el pasado 8 de marzo. / LP/DLP

El expediente, al que ha tenido acceso este periódico, se incoó el 2 de noviembre de 2022 por parte de la Consejería de Recursos Humanos, después de que el Servicio Técnico de Medio Ambiente solicitara, el 19 de julio de 2022, una primera sanción disciplinaria contra Calabuig por «incumplimiento de la norma del Gobierno de Canarias en la que se deniega al Cabildo su solicitud para la liberación en la Caldera de Los Marteles de ejemplares de pinzón azul de Gran Canaria criados en cautividad», así como el uso de especies protegidas para la reproducción de ese pájaro en cautividad. También se responsabilizó a Calabuig de desobediencia al haber derivado al Pinzonario a personal contratado para el Centro de Recuperación.

En un segundo escrito, del 1 de agosto de 2022, el Servicio Técnico de Medio Ambiente remitió otro informe por desobediencia, en este caso por no haber entregado en plazo la memoria de la cría en cautividad del año 2021. 

Por último, el 12 de septiembre de 2022, el mismo alto funcionario de la Consejería pide que se incorpore al resto de documentación un «nuevo incumplimiento de normativa y desobediencia cometida por Pascual Calabuig al trasladar una tortuga boba, especie considerada como vulnerable, sin la pertinente autorización del Ministerio competente en la materia, a pesar de haber sido advertido por la jefa de Servicio».   

Infracciones muy graves, graves y una leve

El área de Recursos Humanos del Cabildo tipificó el 22 de septiembre las posibles faltas disciplinarias y citó dos infracciones muy graves, dos graves y una leve. No obstante, la instructora del expediente, el 2 de febrero de este año, solo le ha imputado el cargo de «desobediencia abierta a las órdenes o instrucciones de un superior, salvo que constituyan infracción manifiesta del ordenamiento jurídico», tipificado como falta disciplinaria muy grave y que podría ser castigada por un despido o la suspensión de empleo y sueldo con una duración máxima de seis años.  

En su defensa, el veterinario presentó un escrito de alegaciones de una veintena de folios en el que rechaza todas esas acusaciones y argumenta que en ninguna de sus actuaciones hubo desobediencia. Respecto al último episodio, el de Pandora, sostiene que el centro de Tafira «no dispone de instalaciones donde recuperar adecuadamente las tortugas marinas en rehabilitación». 

Pascual Calabuig y su equipo veterinario durante la operación a la tortuga Pandora

Pascual Calabuig y su equipo veterinario durante la operación a la tortuga Pandora / LP/DLP

Dado que el Gobierno de Canarias decidió en su día no ampliar las instalaciones, se decidió «poner en marcha una red de colaboradores gracias a cuyas altruistas cesiones se pudo disponer de las piscinas y tanques adecuados para realizar el entrenamiento de las tortugas. Así, durante décadas, las tortugas operadas en Tafira se han albergado en lugares tan dispares como el restaurante La Fragata, en Sardina de Gáldar, las tanquetas de filtrado de marisco de las empresas Martín Dorado y Jaime Llorca, en la capital, e incluso en piscinas privadas. 

Finalmente, el director del Instituto Canario de Ciencias Marinas de Taliarte, Octavio Llinás, cedió media docena de piscinas instaladas en un lugar oficial y perteneciente por entonces al Cabildo, por lo que estableció un convenio de colaboración para recuperar allí las tortugas.  

Instalaciones arruinadas

«Una vez que esas instalaciones fueron transferidas a la Consejería de Educación, dependiendo ahora de la ULPGC, entramos en una fase sin convenio y estamos allí, de prestado, en unas instalaciones que, por falta de mantenimiento, están arruinadas y suponen un grave peligro, por lo que se debieron suspender las visitas de colegios y colectivos, señala el veterinario, que quien subraya que «esa parte de las carencias tan graves en la atención a las tortugas marinas parece no importar a nadie en nuestro Cabildo, ni en el Gobierno de Canarias, ni en el Ministerio en Madrid». A su juicio, las interferencias para rehabilitar en 2021 a Machote y en 2022 a Pandora surgen de la Oficina de Biodiversidad del Gobierno de Canarias.

Tras detallar el cruce de comunicaciones con el Ministerio para llevar la tortuga al Poema del Mar, con el que sí existe un acuerdo, Calabuig pregunta si cada vez que se ha trasladó una tortuga de Tafira a Taliarte también se desobedeció a Madrid, pues son hechos similares «a los que motivan esta absurda acusación del expediente disciplinario». 

«Si ocurriera que nos ingresara una gran tortuga marina que no pudiéramos albergar en las piscinas de Taliarte por su tamaño, caso de las grandes tortugas laúd, no dispondríamos de lugar donde albergarla, razón por la cual no nos quedaría más remedio que, de manera urgente, utilizar la gran piscina de cuarentena que nos han ofrecido en Poema del Mar. ¿Deberíamos esperar con la tortuga en la playa hasta que el Ministerio nos contestara que podríamos trasladarla al Poema del Mar?», pregunta el veterinario en sus alegaciones.

Y se responde: «Dada la agilidad demostrada en contestar por parte del Ministerio, que no fue capaz, en varios meses, de respondernos al respecto del traslado de Pandora, pues, evidentemente, no. ¿Y ello supondría una acción de desobediencia por mi parte? Pues, a tenor de lo que estamos viendo en todo este procedimiento, es probable que fuera expedientado por mi propio Cabildo, siendo por tanto lo más recomendable dejar morir al animal en la orilla y no hacer nada por salvarlo».

Según Calabuig, como responsable de la recuperación de la fauna silvestre en la isla, según el decreto de transferencias de ese servicio al Cabildo, dispone de la necesaria autonomía de acción para realizarla allá donde sea más apropiado en todo momento, tanto con las tortugas como con los mamíferos marinos, como con las aves, mientras éstas estén en fase de tratamiento y recuperación y no se haga exposición pública de los ejemplares, donde ya intervienen otro tipo de autorizaciones. «Así se ha venido actuando durante décadas, algo que resulta evidente que desconocía el responsable del Ministerio, Fernando Magdaleno, por estar recién aterrizado en el cargo», añade.

Respecto a la supuesta desobediencia en el caso de los pinzones azules, Calabuig explica que desde el Gobierno de Canarias «se remitió un Acuerdo, sin venir a cuento», para que no se realizara la cría en cautividad de los pinzones azules en Tafira. Sin embargo, siempre según su relato, una vez cautivos y en buen estado los animales, el Cabildo no precisa de autorización y así se ha criado desde 2002 sin realizar solicitud alguna para que se nos permitiera, pues la cría es un requisito importante para mantener la buena salud de las aves y, sobre todo, para el bienestar animal de las mismas.

«Es por esa razón -prosigue- que presento las oportunas alegaciones ante la necesidad de realizar los emparejamientos, pero semanas más tarde pregunto por el estado de las alegaciones presentadas y se me informa de que la consejera, Inés Jiménez, no está dispuesta a dar trámite a las recomendaciones del experto y es entonces que acudo a reunirme con la señora consejera, advirtiéndole de lo anómalo de su comportamiento. A ello, aduce que no presenta las alegaciones pues “no es momento adecuado para andar pisando callos en la Viceconsejería de Medio Ambiente ahora que nos tienen que ayudar con el Proyecto de Chira-Soria”. Alucinado con semejante respuesta le comunico que eso es una anomalía que raya la corrupción administrativa y que no cuente conmigo para semejantes componendas del todo ilegales».

Según añade Calabuig en su escrito, «resulta curioso que al poco tiempo, por iniciativa del jefe de Servicio de Medio Ambiente del Cabildo, se inicie este nuevo expediente disciplinario por supuestas desobediencias, pero no se incorpore al mismo la orden de dejar morir al pollo de pinzón azul y que, esa sí, desobedecí tajantemente; en nuestra opinión se trata de un caso de manifiesto acoso y muy relacionado con la inminente comparecencia por mi parte como perito para declarar al respecto de los graves e ilegales incumplimientos que se vienen produciendo con el pinzón azul».

En las alegaciones anuncia que acudirá a los Juzgados para defenderse del «acoso laboral» por parte de dos altos cargos de la Consejería de Medio Ambiente.

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