Cum laude para “Más alto que el cielo, nosotros”

Estreno teatral exitoso de la obra de Javier Estévez sobre episodios de la resistencia del Norte grancanario en 1936

El elenco artístico y técnico de la producción, con Javier Estévez, agradecen la acogida del público desde el escenario.

El elenco artístico y técnico de la producción, con Javier Estévez, agradecen la acogida del público desde el escenario. / Mónica Rodríguez Medina.

'Con más alto que el cielo, nosotros', producción teatral de Raúl Morán Ortega estrenada recientemente en Guía, Javier Estévez ascendió un peldaño más en su lenta pero sólida carrera como dramaturgo y autor literario. No constituye sorpresa este nuevo éxito de público, que rubrica la crítica de expertos, tras los precedentes con otros títulos suyos, “Yo soy Jessie Etchells” y “Tránsitos”. A estos deben sumarse sus textos clasificados en el apartado de novela histórica como “Días de paso” y Azulmadre”, después de su primera publicación en 2005, “Gigantes en las Hespérides”, un catálogo literario y fotográfico de árboles singulares de Canarias.

Sin renunciar a la imaginación y creatividad exigibles a todo autor que se precie, Javier Estévez demuestra también en este último estreno un celo exquisito por la fidelidad a unos hechos históricos ocurridos en julio de 1936, inicio de una guerra en España, y protagonizados en tal caso por personajes locales, muchos de ellos reconocibles. Recrea situaciones que abarcan a diversos municipios canarios, enmarcadas con episodios en los que el guionista intenta controlar la fuga de propaganda ideológica o sectaria, aunque no siempre lo consigue porque la realidad era la que era y no ha de hurtarse al espectador.

Pone el foco en la zozobra del alcalde guíense, debatiéndose entre sus convicciones republicanas y un pragmatismo humanista para impedir derramamientos de sangre. El 18 de julio de 1936 Severino Rodríguez Alemán empuñaba las riendas del ayuntamiento. Para evitar una confrontación civil se opondría a armar a la población local. Sin embargo, su nombre apareció pocos días después en una relación de detenidos, insertada en el periódico “Diario de Las Palmas” de la época.

La representación de hora y media elevó el listón del texto teatral con la calidad y fiabilidad  de los cuatro actores, Yanara Moreno, Miguel Ángel Maciel, Rubén Darío y María Quintana. identificados plenamente con sus papeles al interpretar una superposición de los personajes que demandaba cada pasaje o circunstancia. Admirables.

Segundos antes de bajarse definitivamente el telón, la joven actriz María Quintana puso el broche a la función. Desesperada por el drama familiar y la separación de su esposo (el alcalde) impuesta por la contienda, apeló compungida desde el interior de una jaula a los versos inmortales de Lope de Vega:

“Creer que un cielo en un infierno cabe,

dar la vida y el alma a un desengaño;

esto es amor, quien lo probó lo sabe”.

Dimensión humana

Javier Estévez, inspirador de la obra, se muestra ampliamente satisfecho al hacer balance del espectáculo, que ha contado con el respaldo de la presidencia del  Cabildo de Gran Canaria, ayuntamiento de Guía y Fundación Néstor Álamo: “Tuvimos la fortuna de comprobar esa capacidad infinita que tiene el teatro de anular la muerte y el tiempo y de conseguir que hombres y mujeres de distintas épocas (los de 1936 y nosotros) estemos juntos en un mismo espacio -precisó-. Ver al elenco en acción, interpretando a esos personajes de ambos bandos, a quienes la memoria no consiguió convertir en historia, me conmovió sobremanera. Me emocionó la palabra, la acción, la luz”.

 Agregó que ha sido la oportunidad de entender la dimensión humana de un episodio de nuestra historia reciente: miedos, expectativas, ilusiones, determinaciones. Y el dolor. “Todo aquello que, en definitiva, nos hace humanos. Sentimos el latido del teatro, la más política de las artes, trinchera necesaria para emocionarnos. Para encontrarnos los unos con los otros. Y, sobre todo, para entendernos”, sentencia.

Poesía y reflexión

La profesora María Teresa Ojeda, objeto de una dedicatoria afectuosa del autor en la edición de la misma obra, “por ser y estar”, no regatea elogios después de ver el estreno: “Lorca decía que el teatro es poesía que se levanta del libro y se hace humana, y al hacerse humana habla y grita, llora y se desespera. Esta obra es un fiel reflejo. La extraordinaria sensibilidad de Javier Estévez ha hecho salir a flor los sentimientos del espectador que ríe y llora con las vivencias de sus personajes . La original e impactante escenificaciòn  de Luis O’Malley resalta el horror vivido. Encierra en una jaula a los protagonistas. Son víctimas faltas de libertad que nos transmiten su miedo a morir y el deseo de vivir, de amar. Cum laude a todos los que intervinieron en el montaje de la obra que consolida a Javier como un excelente dramaturgo”.

Rubén Darío, Yanara Moreno, María Quintana y Miguel Ángel Maciel en un momento de su interpretación

Rubén Darío, Yanara Moreno, María Quintana y Miguel Ángel Maciel en un momento de su interpretación. / Mónica Rodríguez Medina.

Por su parte, el historiador y filólogo Sergio Aguiar tampoco escatima reconocimientos al valor del texto y puesta en escena “tan brillantemente por Ángulo Producciones con la dirección escénica de Luis O'malley, y un elenco de actores que bordaron su intervención. La obra encara un tema que aún hoy sigue abriendo heridas, que no es otro que el de la Guerra Civil. En esta ocasión ambientado en lo que aconteció en los primeros días del golpe de Estado en 1936 en Las Palmas de Gran Canaria con el general Orgaz como protagonista, y en la ciudad de Guía de Gran Canaria, con su alcalde Severino Rodríguez Alemán. El municipio norteño tuvo la suerte de no contar con ningún desaparecido en manos de falangistas, si bien algún “rojo” guiense fue obligado a comerse su corbata, precisamente roja. En ese contexto –añade- Javier Estévez desarrolla las dos caras de la moneda, en una recreación donde hechos históricos y ficción se entremezclan con fortuna”.

Épico

El relato teatral aviva la memoria de Sergio Aguiar para recordar “mis viejos estudios filológicos, en el teatro épico alemán, en Bertolt Brecht. Un teatro que por definición busca las reflexiones del espectador, aunque Javier se permite ciertos gags, quizás para rebajar la carga de la trama que suscita tanta controversia”.

Al margen de estas últimas disquisiciones, concluye afirmando que “Javier Estévez con sus creaciones teatrales se reafirma como un autor puntero, demostrando que en nuestra tierra hay grandes valores de las artes escénicas”.

La misma productora del montaje teatral y las instituciones que lo apoyan tienen el propósito de llevar “Más alto que el cielo, nosotros” a otros municipios canarios referidos en la obra de Javier Estévez,  escenarios de tensiones provocadas por la rebelión militar de 1936 y conexión con el Norte de Gran Canaria.