Firgas / Moya

Un agricultor afectado por el vertido de Azuaje: «El agua venía canela, la toqué y supe enseguida que era sosa cáustica»

Las berreras y ñameras que cuida 'Pepín' Castellano dentro del barranco de Las Madres sufrieron los efectos del vertido, que La Vinca estima en 20.000 litros

Javier Bolaños

Javier Bolaños

Los barrancos de Las Madres, Guadalupe y Azuaje (Firgas-Moya) tardará algún tiempo en reponerse de los daños ocasionados por el vertido de unos 20.000 litros de sosa cáustica, según estimaciones de La Vinca Ecologistas en Acción, procedente de la embotelladora Agua de Firgas, que afectó a tres trabajadores. José ‘Pepín’ Castellano ya advirtió de esta cascada tóxica en la tarde del martes de la semana pasada.

«El agua venía canela, la toqué y supe enseguida que era sosa cáustica», señala este curtido agricultor, quien detalla que además de los cultivos de los berros y ñameras, se vio afectado uno de sus perros, que tuvo que ser atendido por un veterinario. Mientras, el alcalde de Firgas, Jaime Hernández, se mostró prudente a la espera de los resultados de las analíticas que recibirá en días, tras una reunión que mantuvo este miércoles con la consejera insular de Medio Ambiente, Inés Jiménez, y con sus técnicos para evaluar los posibles los daños en esta Reserva Natural Especial de Gran Canaria, donde abundan las pollas de agua, y una rica fauna y vegetación, gracias a la abundante agua que discurre por el cauce.

‘Pepín’ Castellano se encontraba en el fondo del barranco de Las Madres en Firgas echándole una mano en las fincas a un familiar, cuando notó algo fuera de lo común. Recuerda que sobre las cuatro de la tarde del martes de la semana pasada comenzó a ver el agua canela, metió el dedo y supo sin lugar a dudas que era el producto corrosivo, porque le quemaba un poco. «Yo he trabajado limpiando máquinas con sosa cáustica y supe enseguida lo que era, y llamé».

Una semana después sigue habiendo en el cauce algo de espuma en alguno tramo, pero poco a poco se ha ido diluyendo por el tiempo transcurrido y la filtración. «Tengo las manos muy duras del campo, pero al día siguiente las tenía escamadas, aunque estaban bien», señala este hombre, curtido en las faenas del campo.

Un perro se quemó las patas

Peor suerte tuvo uno de los perros, que se quemó las patas y dejó de comer, por lo que tuvieron que llevarlo al veterinario, donde estuvo varios días en tratamiento y ahora están en recuperación.

La finca está situada a unos 600 metros de la planta embotelladora barranco abajo y a más de 50 metros de altura sobre la carretera general, donde se cultivan papas, frutales y, sobre todo, berros y algunas ñameras. El producto químico ha quemado varios tajos de berros, cuyas plantas se pueden observar podridas en el fondo, entre las aguas turbias y restos de espuma.

Restos del agua recogida el martes, tras el vertido de la embotelladora.

Restos del agua recogida el martes, tras el vertido de la embotelladora. / J. B.

Al igual que a ellos, a un vecino también le ha afectado a ñameras, que han sido en principio los cultivos más perjudicados de la zona, porque se abastecen del caudal del barranco.

Pepín admite que tendrán que limpiar el fondo de los tajos para poder retomar el cultivo, además de acometer la limpieza de un pequeño estanque que también se abastece con el agua del barranco, para evitar futuros problemas.

En un cuarto conserva un par de botellas de plástico de litro y medio con el agua recogida aquella tarde del pasada martes como prueba. Todavía siguen completamente oscuras.

El propietario se puso al día siguiente ya en contacto con la empresa para advertirles de lo que había pasando, y ya se han preocupado por valorar los daños para tratar de solucionarlos.

Al parecer, tres trabajadores se vieron afectados por el escape. Según algunas fuentes, el problema pudo deberse a la rotura de una válvula. Dos de los afectados son de Firgas y trabajan en la planta, y el tercero es de una empresa externa, y fue el más afectado.

El vertido de unos 20.000 litros de sosa cáustica, según una estimación de La Vinca tras alertar de esta contaminación, puede causar un daño ambiental a esta vegetación frondosa del barranco de Las Madres, por lo que las autoridades están estudiando las consecuencias y las medidas a tomar.

El alcalde se muestra prudente sobre los daños en este paraje a la espera de recibir en días las analíticas

La sosa cáustica (hidróxido de sodio (NaOH) es un hidróxido cáustico, que es altamente alcalina, corrosivo, absorbe la humedad y el dióxido de carbono del aire y descompone las proteínas a temperatura ambiente. Entre otros usos industriales, las embotelladoras la emplean para limpiar los envases, y tiene un efecto corrosivo, y si no se usa bien puede resultar perjudicial para la piel.

Jaime Hernández avanzó que la primera inspección ocultar ofrece una primera sensación de tranquilidad, a la espera de los resultados de las pruebas tomadas en el domingo y que espera recibir en días. Parece que los daños han sido menos graves de lo que se podía pensar en un primer momento. El alcalde de Firgas no se atrevió a estimar los litros que se vertieron al barranco, a pesar de los datos aportados por el grupo ecologista.

«Esta es una joya, y espero que los daños sean menos de los esperados», manifestó el regidor, que se muestra de momento cauto.

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