Es doctor en Derecho y se ha embarcado ahora en los estudios de Matemáticas. Pero la gran pasión de Eugenio ‘Geño’ Aguiar (Guía, 1956) es el dibujo. No con técnicas al uso, sino que ha desarrollado su habilidad con tinta china a plumilla sobre el papel, en obras en las que trata de ‘plasmar el alma’ de esos personajes de la comarca. Aguiar expone durante este mes 29 retratos y perspectivas urbanas en el Casino de Gáldar.
A plumilla y con la clásica tinta china de toda la vida. Estas son las herramientas que emplea Eugenio Aguiar para dar forma a sus obras de arte. En algunos casos, también recurre al lápiz, pero son los menos. El artista ha hecho de esta metodología de los blancos y negros su forma de inmortalizar a sus personajes y paisajes, con la que persigue encontrar ese alma que lleva dentro cada persona, y que forma parte de su personalidad. Ese gesto, esa forma de mirar, o de actuar. El otro yo de sus protagonistas, que unas veces son reputadas personalidades y en otros son anónimas, aunque todos forman parte de la idiosincrasia de la comarca, que traspasan la ficticia frontera territorial.
Las paredes de la galería superior del centenario Casino de Gáldar muestran 28 obras del artista guiense, además del que da la bienvenida en la entrada, en el que comparten protagonismo las panorámicas de los cascos históricos de su municipio natal con el entorno de la iglesia de Santiago galdense, los rostros de personas populares en la vida de la comarca, conocidos y algunos más anónimos para las distintas generaciones, que representan de la intrahistoria de la sociedad.
En la relación surgen nombres muy reconocidos como es el caso de Rosa María Martinón, Pedro Espinosa, Sebastián Monzón y Javier Tadeo. «Son personas muy significativas, como exponentes de las figuras señeras de la cultura del norte-Noroeste de Gran Canaria», señala Eugenio Aguiar, que matiza también que junto a ellos aparecen personajes casi anónimos, sin importar su condición social, pero muy intrincados a la vida. Unos están vivos, y otros dejaron su sello de identidad.
«Lo difícil no es tanto el retrato y buscarle el parecido físico, sino que trato de sonsacarle el alma». Y para ello, añade el artista, los ojos, la forma de mirar, un gesto, un detalle o su indumentaria, le dan ese toque particular. Es un tópico para cualquier artista, pero trata de hacerlo más real. «Los ojos dan vida», añade cuando pasa al lado del escritor galdense Ángel Sánchez, que ha colocado junto a los Espinosa, de los que fue vecino.
Junto a ellos, majestuosas panorámicas dibujadas con una visión arquitectónica. Este es el caso de distintas piezas que reflejan los cascos históricos de Gáldar y de Guía, pero también la plaza de Santa Ana y el quiosco modernista del parque de San Telmo, en Las Palmas de Gran Canaria. Todo ello, con la majestuosidad del lugar. La vista de Gáldar, por ejemplo, mide un metro de ancho, y medio metro de altura.
Son obras, estas paisajísticas, que muestran grandes dimensiones, cónicas, vistas desde las alturas, con una visión del arquitecto urbanista, que conoce mejor que nadie la dificultad de este método que tanto emplearon en las escuelas universitarias.
El público amante del dibujo y de las artes plásticas se adentra en la traza técnica de la plumilla del artista de Guía quien, a través de sus obras, logra captar, con la sutileza y la firmeza de la tinta china, la esencia vital de las personas retratadas y el carácter único de los espacios arquitectónicos transformado en arte.
La espectacularidad de sus panorámicas queda patente. Pero también el sello de identidad. Y en esto entra en juego su materia prima. En unos caso el lápiz número 2, y en la mayoría de las ocasiones la plumilla impregnada de tinta china. El resultado son obras que buscan el movimiento, el trazo, las rayas infinitas, que luchan contra el paisaje estático, y donde el cielo es parte fundamental de ese paso de esa vida.
El artista parece buscar la complicidad de los movimientos propios del taoísmo y del pintor Katsushika Hokusai, que derivaron luego en el impresionismo, donde dejaron su sello los maestros Paul Gauguin y Vincent van Gogh. Pero aquí la tinta china sustituye a los colores vivos y pinturas maestras.
Las obras han sido realizadas en los dos últimos años, salvo alguna excepción, en la que hay que remontarse a 2016. Algunos protagonistas están vivos, otros pasaron a otra vida física, aunque Aguiar los inmortaliza en sus papeles.
En su inauguración en el Casino contó con la presentación del Cronista de Gáldar, Juan Sebastián López.
Eugenio Aguiar muestra una de sus obras expuestas, con una perspectiva del centro histórico de Gáldar, con el Casino como protagonista. Debajo, los retratos de Ángel Sánchez (Premio Canarias de Literatura en 2018), Celso Martín de Guzmán (arqueólogo e impulsor de la Cueva Pintada) y y Angélica García (una mujer apasionada por el teatro). |