La primera promoción de viviendas colaborativas (‘cohousing’) de Canarias echa a andar. La Junta de Gobierno del Ayuntamiento de Arucas acaba de dar vía libre a la licencia urbanística del proyecto de construcción de 26 viviendas de 60 metros cuadrados con amplias zonas comunes sobre una parcela de 3.113 metros cuadrados en el barrio de Santidad, promovido por la cooperativa privada El Ciempiés. La inversión global ronda los cinco millones de euros, y la promotora espera inaugurarla antes de que acabe el año 2025.
Un modelo autogestionado de convivencia, en el que las casas «no son para comprar, alquilar o invertir, sino que es un modelo sin ánimo de lucro, propiedad de la cooperativa y cedidas para su uso a las personas socias por un canon». Así se define este modelo inmobiliario denominado ‘cohousing’ o edificio con uso de equipamiento de viviendas colaborativas. El proyecto ofrece la combinación de un hogar privado equipado e independiente, con amplios espacios comunes (que puede rondar la mitad de la parcela), y en el que se fomenta la autogestión participativa y cooperativa de espacios y servicios comunes.
Aspiran a que nueve socios reciban subvenciones del Instituto Canario de la Vivienda
La presidenta de la cooperativa, Paqui Martín, resalta la enorme satisfacción de contar ya con esta licencia. Entre otras razones, porque la semana que viene se acaba el plazo para optar a una subvención del Instituto Canario de la Vivienda, en la que unos nueve socios pueden aspirar a ayudas de 50.000 euros cada uno por este proyecto. A su vez, también aspiran a percibir nuevas aportaciones públicas de derechos sociales como cooperativa integral de vivienda, y consumidores y usuarios (denominación que recibe ahora en Canarias este modelo de alojamientos).
El inmueble diseñado por Arquitectos de Familia se distribuye en cuatro niveles. El denominado nivel cero bajo tierra se destinará a plazas de aparcamiento, trasteros individuales y comunitarios, y tendrá un taller para el reciclaje.
Jardines y huertos
El nivel uno contará con un salón–comedor y cocina comunitarios, despensas, aseos, dos espacios para talleres, dos despachos, cuatro viviendas, una terraza cubierta, un graderío, una zona para silencio, relajación y una amplia zona para jardines, huertos y la zona de árboles. El nivel dos y tres albergará 22 viviendas. Y, por último, el nivel cuatro acogerá en su cubierta el cuarto de lavado, paneles solares para ser más autosuficientes energéticamente y las zonas de cultivo.
Fomenta la interrelación entre familias de distinta generación
La cooperativa está formada por socios de edades comprendidas entre los 38 y 78 años (en este último caso una de las fundadoras). En un primer momento sus socios solo eran personas mayores, aunque en el proceso han ido abriendo los brazos a personas de mediana edad, para fomentar la interrelación generacional.
Y prácticamente tiene toda la promoción de 26 viviendas asignadas, ya que solo faltan unas pocas que están pendientes del último proceso de elección de los últimas interesados en entrar a vivir, y que deben pasar ahora un proceso de convivencia durante varios meses antes de su aprobación por el resto de vecinos, y que se resolverá antes de fin de año.
La aportación inicial es de unos 43.000 euros, a lo que se sumará las cantidades para pagar a un banco ético con el que la cooperativa quieren cerrar el préstamo.
El inmueble se localiza entre las calles Alonso Quintero, Aldonza Lorenzo, Escudero Sancho Panza y un callejón sin denominación, en el barrio de Santidad de Arucas. Y es la primera promoción de viviendas colaborativas de las Islas.
El proyecto ocupa una superficie de 3.113 metros cuadrados, en el que se construirán las casas particulares de unos 60 metros cuadrados cada una, con un cocina y servicios esenciales.
Uno de los aspectos diferenciadores respeto a otras promociones privadas es que la comunidad compartirá servicios y tendrá para ello unas amplias zonas comunes, que pueden suponer cerca de la mitad del total. Entre ellos, un comedor, la librería, sala de estar, lavandería, cuarto de herramientas, y un huerto dentro de amplias zonas ajardinadas, y en el que sus integrantes podrán hasta compartir vehículos, con lo que se persigue hacer una vida que fomente las actividades conjuntas dentro de la comunidad.
El diseño prima la gestión responsable de los recursos, minimizando el gasto energético
El diseño del proyecto ha durado cerca de tres años, ya que se llevaron a cabo múltiples reuniones para diseñar el edificio ‘de sus vidas’, además de que el estudio de arquitectura puso sobre la mesa distintas alternativas para su elección final.
El diseño prima la gestión responsable de los recursos, minimizando el gasto energético, que el inmueble sea duradero y de calidad y el aprovechamiento de fuentes de energía renovable. Además de los paneles sociales, se estudian nuevas fuentes de abastecimiento naturales.
La cooperativa El Ciempiés nació en 2018 por un grupo de personas que buscaban un modelo de vida para la última etapa de sus vidas. Según sus estatutos, «ha sido un proceso largo... que empezó en marzo de 2020 y en el que la participación individual y colectiva han supuesto un papel fundamental para lograr el modelo deseado».
La inversión total rondará los cinco millones, tanto en la compra de solar como la ejecución de la obra. Y ya negocian con dos constructoras para empezar este año los trabajos.
El modelo de ‘cohousing’ se basa en la cesión de uso. Según detallan las normas de la cooperativa, «el derecho o cesión de uso consiste en que la propiedad del inmueble es colectiva, es decir, pertenece a la cooperativa. Las cooperativas de vivienda de cesión de uso no se disuelven al terminar la construcción sino que existen mientras dure el edificio. El derecho de uso puede ser indefinido en el tiempo, transmitido y heredado. La persona cooperativista lo adquiere mediante el pago de una cuota de entrada inicial que recupera al abandonar la vivienda y lo mantiene con una cuota mensual equivalente a un alquiler. Este modelo pretende sustituir la especulación inmobiliaria». | J. B.