El Sabio de la Tierra Pepe Guedes tiene en La Pasadilla, en las medianías del municipio de Ingenio, su particular Arca de Noé. Allí echa los días entre más de un centenar de gallinas de diferentes especies, ocas, pavos reales, palomas, patos, cabras y ovejas, a la vez que cuida con mimo las tierras que heredó de su familia. 

Sus manos son ásperas y duras, y cuando saludan lo hacen con fuerza y la nobleza que guarda la gente que se ha criado en el mundo rural, donde la palabra de una persona es uno de sus mayores tesoros. 

Enseña con orgullo todo lo que le da vida y prefiere los ratos de conversación al fresco de la cueva que tiene como refugio del sol y de la lluvia, cuando viene. 

Pepe Guedes dice que no siente que haya hecho nada para merecerse el calificativo de Sabio de la Tierra. «Quizás sea por la inquietud que tiene uno por estar en el campo siempre haciendo cosas, que no diferentes, sino sacando de la hucha y tirando del baúl de los recuerdos, y lo que hago es ponerlas en práctica. Quizás haya sido todo eso lo que ha llamado la atención de otras personas para llamarme así».

«Aquí, cuando los años venían malos y había niños pequeños, alguien tenía que salir a hacer la vida por fuera»

La Pasadilla siempre ha sido su casa, «lo que pasa es que me he criado por fuera. Mis padres hacían trashumancias y también plantaron tomateros en la costa. Aquí, cuando los años cuando venían malos y había niños pequeños alguien tenía que salir a hacer la vida por fuera. Entonces hacían zafras y en la época de recoger los campos veníamos aquí, que teníamos una cueva de vivienda. Estábamos para arriba y para abajo todo el día, pero mis raíces las tengo aquí», explica Guedes.

Desde su balcón natural, donde se divisa toda la costa desde Arinaga hasta Telde y a un lado la imponencia del barranco de Guayadeque, también intenta entender lo que está pasando con el clima y cómo le afecta, no solo a la tierra sino también a los animales. Dice que lo del clima, los que mejor pueden explicar lo que está pasando son los científicos, aunque él intenta dar respuestas. «Yo lo único que le puedo decir de este clima que estamos viviendo es que antes, en algunos momentos, se llegó a ver cosas muy parecidas, quizás no tan fuertes, aunque este año ha sido demasiado porque ha venido más constante».

Las manos fuertes y rudas de Pepe Guedes, Sabio de la Tierra José A. Neketán / LP/DLP

Emigración por la sequía

Pepe Guedes recuerda que escuchó a sus antepasados que hubo, allá por los años 1944 o 1946, cuatro años que no llovió. «Eso hizo que mucha gente mayor de aquella época tuviera que emigrar de aquí. Y aquí se quedaban las mujeres con los niños, con la cochinita para criar cochinitos y cuatro cabras, pero los animales que comían mucho, como el burro, se los tenían que llevar con ellos a la zona de costa o a sitios donde podían echarles de comer para mantenerlos. Eso fue lo que me decían mi padre y mis abuelos, que fueron años fatales para mucha gente, pero que después volvía la lluvia y las cosas volvían otra vez a su cauce».

El agricultor dice el clima en estos años se ha mantenido fuerte y quizás tenga más grados de temperatura. Hace algunos años recuerda que llegó a medir en su finca 46 grados y medio durante una semana, «y no podía salir fuera porque ni los animalitos salían a caminar. No se podía. Y era todos los días, entre las 10 de la mañana cerrados aquí en la cueva hasta las 7 de la tarde. Yo recuerdo que eso también es una historia que yo la he vivido en mis propias carnes».

José Guedes: El sabio de la tierra Juan Castro

Señales de la naturaleza

Pepe Guedes asegura que las señales que daba antes la naturaleza a la gente del campo, como los pitones de las pitas, la visión de Fuerteventura desde Gran Canaria, que solía abarruntar lluvias, o cuando cantaban los alcaravanes, ‘Alcaraván cantado, tiempo cambiado’, cuando vuelan de forma desordenada los vencejos o golondrinas, o las gaviotas que suben de altura y cantan, o la situación del lucero Venus, «ya no valen, aunque a veces coincide. Yo digo que la mejor seña es cuando está lloviendo».

Apunta que antes también se decía que cuando se veían las hormigas el año iba a ser malo. «¿Por qué? Porque las hormigas en la época que estamos no paran de caminar y trabajar. Ellas desde que se abarruntan el invierno ya se refugian a comer de sus reservas. Ahora las hormigas están corriendo por todos los sitios a sus anchas. Pero con las temperaturas que tenemos, pues es normal, porque lo que tenemos ahora mismo no sabemos si es enero, si es diciembre o febrero, si es primavera, verano u otoño, pues como lo dije antes, en cualquier época, en cualquier día tenemos dos o tres variedades de temperatura y eso hace que todo se desequilibre, e igual mantiene a los animales desequilibrados, y es que todo está un poco fuera del sitio. No corresponde a la época del año en la que estamos».

José Guedes: El sabio de la tierra Juan Castro

La higuera como ejemplo

Cuando se le pregunta cómo están dando frutos los árboles, no duda en salir en busca de una higuera para dar sus explicaciones. «Cuando las temperaturas no vienen bien, afecta a toda la naturaleza porque todo viene al revés. Las plantas, ahora en diciembre, tenían que estar peladas, dormidas, y están como en primavera, echando hojas, echando frutos. ¿Qué pasa con eso? Que ahora, si algún día Dios quiere, la lluvia viene por diciembre o enero, o eso espero. Que vengan días con agua, días que no hay sol y bruma. Todo eso llega a las plantas y baja la temperatura del suelo. Pero esta temperatura a las plantas no les viene demasiado bien. Eso las hace dormirse. Entonces cuando las plantas se duermen, ¿qué pasa?, que la savia no circula bien y la hoja se muere y la planta duerme y descansa. Cuando empieza el solito y la planta está dormida, está descansada. Si la planta está regadita, que ha tenido un buen invierno, sale con fuerza, linda, llenita de hojas, echando los frutos que tiene que echar y demás, de esta manera, ¿no? Porque si ahora viene la temperatura y no viene como tiene que venir, toda esa planta que ya está echando la hoja nueva, se le va a seguir manteniendo la hoja. Y la planta que tiene que echar la fruta a un tiempo con la hoja o antes de la hoja, o por ejemplo higuera, ya no la va a echar porque esa fuerza que ella tenía que emplear echando el higo, ya se la ha comido la hoja. Entonces ya no va a echar ni el higo, ni el almendrero, ni el ciruelero, ni el albaricoque porque la mayoría de las fuerzas, de la energía, ya se la ha llevado la hoja y la hoja se le cae cuando se va acercando el invierno, por el frío y porque se le tiene que caer la hoja. Y cuando llega la primavera se viste de nuevo otra vez. O sea, que estas temperaturas y el clima que estamos viviendo hace que se confundan las plantas, los animales, y hasta nosotros, que nos levantamos por la mañana y no sabemos qué ropa ponernos».

José Guedes: El sabio de la tierra Juan Castro

La recuperación posible

Con la visión desde su finca de terrenos que antes se cultivaban y ahora duermen abandonados en el tiempo, afirma con esperanza que aún hay tiempo de volver al campo y recuperar esas gavias, aunque es contundente en su respuesta. «Si los gobiernos se dedicaran menos a la política barata y a la corrupción, y se dedicaran más al pueblo, al ciudadano y a aquellas cosas que lo necesitan, pues todos estaríamos mejor. Todos seríamos un poquito menos dependientes, más sostenibles y cuidaríamos más de la naturaleza y quizás no habría paro. Nosotros estamos haciendo lo que nos gusta, bien por sostenibilidad, por ver el campo bonito, por tener tus animales bonitos, por tener algo para tu familia, por no tener que ir a la tienda a comprarlo todo. Porque casi todo sale de la tierra. Y entre mejor la tratamos y mejor la cuidamos, más cosas tendríamos de ella. Además, cuando hay mucha arboleda y vegetación, el mundo está mejor porque se oxigena más y hay menos calor».

También reflexiona y admite que para algunas cosas ya llegamos un poco tarde. «Me refiero a que muchas plantas ya se están muriendo, y son necesarias. Aunque sea que estén verdes ahí en el campo, porque todas las plantas son buenas, solo que alguna no ha nacido en el lugar adecuado. Pero todas las plantas son buenas. Todo lo que sea verde en naturaleza es bueno», e insiste que hay que convencer a las personas para que vuelvan al campo. «Y eso es muy importante. Entonces, ¿se puede recuperar todo? Claro que sí. Si hay buena voluntad, si hay ganas de hacer cosas».

«Hoy nadie se preocupa de guardar comida. Todo el mundo es rico y es cuando más pobres estamos»

También habla Pepe Guedes en su conversación de los tiempos que vivió. «Antes todo el mundo comía para trabajar y mantenerse, y de lo único lo que se preocupaba era de tener su sustento. O sea, que ya desde este momento estaban preparando semillas, los animales, los aperos y todo lo demás para el próximo año porque no se sabía cómo iban a venir las cosas. Hoy nadie se preocupa de eso porque hoy todo el mundo es rico, y es cuando más pobres estamos. Y me explico, antes cualquier pobre tenía sus víveres para mantenerse tres o cuatro meses. Hoy tenemos que ir casi todos los días a la tienda. No somos capaces de tener un stock de nada. Entonces eso para mí es pobreza».

José Guedes: El sabio de la tierra Juan Castro

Cambio climático

Guedes es de las personas que consideran que el cambio climático influye en todo lo que está ocurriendo. «Vamos a ver. Yo no soy fanático de nada, pero yo creo que no hace falta ser muy inteligente para ver que el clima está cambiando y cada año más. Eso lo vemos todos. Lo que no sé es cómo ayudar más y mejor a que esto cambie a lo que había. Por ejemplo, antes también había sequías, pero después llovía. Ahora vemos que llueve poco y cada vez menos, y este año ya se lleva la palma. Pero sí, sí, está claro que el cambio climático está cambiando la naturaleza. También creo que la gente que escucha lo que hay que hacer para combatirlo y no obedece tiene que ser sancionada, pero claro, la mayoría son los poderosos y no les importa. Ellos creerán que nos están jodiendo, pero es que en este mundo vivimos todos, y a todos, a unos más a que otros, nos afecta. Y para los campos es la muerte. A lo mejor en los lugares urbanos y en las capitales, pues viven manera diferente, y esto no lo echan de menos porque como se dice, no se puede echar de menos una cosa que no se ha tenido nunca. Pero la gente del campo que lo hemos tenido toda la vida, que nos hemos criado y hemos conocido lo importante que es la naturaleza y todo lo que nos da, pues a veces se me escapa alguna lágrima cuando miro para el campo y lo veo así». 

Y mientras, mira al cielo y espera que la lluvia lo vuelva a convertir todo en un vergel.

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José Guedes: El sabio de la tierra

Una infancia que crece alejada de la naturaleza

A Pepe Guedes le gusta compartir su sabiduría con los escolares que a veces visitan su finca. Muchos de ellos ven allí por primera vez una cabra o una oveja. Tampoco saben diferenciar qué tipo de fruto dan los árboles que se van encontrando. Se queja de que muchos de esos niños y niñas están creciendo en un entorno educativo que no tiene en cuenta a la naturaleza y son auténticos desconocedores de la importancia que tiene la tierra y el Sector Primario. «Es que veo que los niños y niñas no saben ni caminar en el campo, y yo le digo al profesorado que los tienen que sacar más para que aprendan lo que es una pared de piedra, lo que es un sacho, cómo es una cabra, la tierra de donde salen papas, tomates coles y judías. Lo importante que ha sido la agricultura y la ganadería para las familias canarias».

Guedes repite que tienen que saber que la leche no sale en tetrabriks de la nevera, al igual que la mantequilla o el queso, sino que lo dan las cabras, las ovejas y las vacas, los huevos que ponen las gallinas y que ellos ven a diario en sus casas. «Luego vienen aquí y los ves que se quedan asombrados porque no han tocado o visto un animal tan cerca, y les gusta vivir todo eso, y yo disfruto al verlos tener ese contacto en la naturaleza». Confiesa que antes tenía muchos más animales, pero el aumento del coste de los alimentos y el forraje ha hecho que los vaya quitando. El hombre también observa que hay algunos escolares que no se comportan de forma adecuada en el ámbito natural, sin respetar la naturaleza ni a los compañeros, por lo que siempre recuerda que «los maestros están para enseñar a los niños en la cultura, en las Matemáticas, en Historia, pero la educación, la formación, el cariño y la cercanía es trabajo de sus padres y sus madres. Es la familia que la que debe darle esos valores».