Entrevista | Marco Moreno Arqueólogo, gerente de Tibicena

Marco Moreno: «99 pasan por un yacimiento sin dejar rastro y basta uno para un estropicio»

«La idea del descubrimiento a lo Indiana Jones está desfasada, prima la investigación», destaca el arqueólogo

Marco Moreno, arqueólogo director gerente de Tibicena.

Marco Moreno, arqueólogo director gerente de Tibicena. / La Provincia.

Agüimes

Tibicena cumple 20 años con 15 empleados. La empresa gestiona el yacimiento de La Fortaleza. Marco Moreno conoce casos por vandalismo, como el de ‘Vane’ en La Audiencia, y «expedientes que o caducan, o no van a ninguna parte». Critica el ‘peso’ de Tragsa, lamenta que «dejen de lado a su empresa, que no recibe subvención y crea empleo», y que «algunas administraciones encargan a la universidad que emplea becarios».  

Arqueólogo, director y gerente de Tibicena, empresa con 20 años y que gestiona el yacimiento de La Fortaleza en Santa Lucía de Tirajana. ¿Cómo ha evolucionado el modelo para dar visibilidad a los trabajos arqueológicos?

Algo ha cambiado, pero siempre se podrá mejorar. Ya se piensa en modelos más participativos y activos de gestión. Se ha visto que es posible y además solo trae ventajas. Partimos de la base de que en los años 90 se pensaban abrir 12 Parques Arqueológicos en Gran Canaria, y se creía inocentemente, que por si mismo iban a ser rentables económicamente solo a través del turismo. Esto fue un sueño plácido del que nos estamos despertando. Ese modelo no funcionó y de ahí lo cierres de los espacios arqueológicos del Bentayga o de Arteara. Se pensaba de forma errónea que con abrir la puerta íbamos a convertir esos espacios en lugares rentables, pero no se pensó nunca en que la gestión se debía hacer más allá de abrir la puerta. Ahora creo que se están haciendo las cosas de otra manera, pero hace falta todavía cambiar muchas cosas para que este nuevo modelo cercano y que ponga en el centro a la población local y no solo al turista. 

Ha madurado el modelo.

Cualquier persona dedicada a la arqueología debería tener un gestor público en su interior ya que trabajamos, principalmente, con dinero público y si algo sabemos que es finito, por lo que hay que gestionarlo adecuadamente. Pero esto no quiere decir que ser arqueólogo te capacite para ser buen gestor, hay varios casos que lo demuestran, ya que varias empresas que no supieron adaptarse cuya dependencia a determinadas instituciones las volvieron vulnerables y pasarlo mal en determinadas coyunturas. Hoy en día hay un gran número de equipos (Arqueocanaria, Prored o Cultania) que además de su saber-hacer patrimonial deben cuidar su gestión diaria. Sin una buena gestión interna no se puede prestar ningún buen servicio patrimonial.

El atropello al patrimonio en el sitio aborigen en La Audiencia de Temisas, donde alguien pintó en rojo Vane 28/4/2024 en pintura roja Vane ha sido uno más ¿Ve alguna solución?

En estos años hemos visto de todo y ya pocas cosas nos sorprenden. Desde excavaciones ilegales en casas aborígenes, a grafitis y rayones en monumentos y paneles con manifestaciones rupestres. Por ejemplo, los grabados de Morro Cuervo han sido atacados varias veces, y varias veces el Cabildo lo ha restaurado. En La Fortaleza, al estar el espacio abierto, hemos visto en estos años un poco de todo, gente pernoctando, asaderos, grafitis, o incluso expolios de forma reciente, etcétera ¿Una solución? A medio y corto plazo creo que lo que funciona es la gestión activa, es decir, que los lugares estén gestionados de forma que la realización de actividades, visitas, etcétera, evite que esos espacios queden a la deriva.

Da la sensación de que buena parte del patrimonio arqueológico anda en la cuerda floja en cuanto a seguridad.

Como todas las sensaciones, puede ser cierta o no. Para el caso de Gran Canaria se dispone de un inventario de unos 1.200 espacios arqueológicos catalogados en 1.250 kilómetros cuadrados. En los años 90 el Cabildo marcó una línea de trabajo muy clara, y fruto de ese trabajo es consecuencia directa la denominación de Risco Caído como Patrimonio Mundial. Sin embargo, hemos notado, como algo común a todas las administraciones, una mayor ralentización de los procesos administrativos, y por otro lado, fenómenos con los que antes no contábamos. Ahora las redes sociales se han convertido, en muchos casos, en un gran problema. Sobre todo, porque determinados espacios se ponen de moda y todo el mundo va a visitarlos o quieren dejar su huella. Y eso es un problema, sobre todo teniendo en cuenta que 99 personas pueden pasar sin hacer ruido, pero basta con que una haga un estropicio para que todos nos demos cuenta y reclamemos a quien corresponda.

¿Tiene conocimiento de alguna sanción administrativa por atropellos al patrimonio?

No. Conozco expedientes que se inician, pero o caducan o no llegan a ninguna parte.

Qué porcentaje de los hallazgos arqueológicos estima que continúa oculto en relación a los que han salido a la luz?

Es muy difícil saberlo, pero pienso que no es una preocupación que no se tiene desde la Arqueología o desde la gestión patrimonial. La idea del descubrimiento y del protagonista del profesional está desfasada. Prima el proceso, la investigación, el equipo, no el descubrimiento a lo Indiana Jones. Es una idea desfasada. En cualquier caso, siempre faltarán recursos. El atrimonio es un campo transversal que no deja de crecer. Sin embargo, creo que, con la debida atención, entre universidad, administración y empresas, trabajando de forma coordinada, se podría generar mejores resultados. Hasta ahora, por ejemplo, ninguna administración se ha preocupado de intentar pensar qué necesitan y la situación real de las empresas en su relación con la administración. Y es una pena, porque no se observa una renovación para el futuro, y lo que no parece que se den cuenta, que las empresas son las que tiene el know-How, es decir, es saber cómo hacer las cosas, obtenida a través de su práctica habitual. La administración necesita tanto a las empresas como las empresas a la administración. 

¿En el campo de la Arqueología reciben subvenciones?

Al contrario de lo que la gente piensa, las empresas de arqueología no viven de subvenciones. Cobramos por nuestros servicios como profesionales. Nuestra contratación se debe a la existencia de un problema y a la búsqueda de una solución por nuestra parte. Sin embargo, a veces se busca la solución más rápida administrativamente dejando fuera a las empresas. Un ejemplo es el uso que hace la administración de varias islas de Tragsa (empresa pública del ministerio de Agricultura), para trabajos que antes hacían empresas de patrimonio. De hecho, el Tribunal de Cuentas de Canarias la ha denunciado por realizar trabajos que sobrepasan su objetivo social. Pero también vemos como algunas administraciones realizan encargos a la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria a través de convenios para luego acabar haciendolo con estudiantes y becarios. Mientras, una empresa tiene que tener a su personal dado de alta, asegurado y en nómina. Este tipo de soluciones rápidas solo trae la precarización del sector. Lo percibo como una falta de profesionalización de la Arqueología, sigue pesando en la imagen romántica de la profesión.

Hay voces críticas que apuntan a que los concursos públicos siempre recaen en los mismos ¿Se da por aludido?

Hay competitividad y eso es bueno. Debemos ser un sector donde la competencia nos haga mejorar y ofrecer innovación y posibilidades nuevas para la conservación y difusión del patrimonio arqueológico. Si he escuchado algunas críticas, pero no me preocupan. En muchas licitaciones, algunas empresas han recurrido y finalmente, se les ha dado la razón o no. Lo que no es lógico es protestar sin tan siquiera haberse presentado al concurso. Además, aquellos que patalean son los que luego dicen públicamente que a ellos nos les dan nada. ¿Dar?, Eso era en los 80 y 90 cuando se daban a dedo los trabajos. Las cosas han cambiado, hay personas que no se han profesionalizado. Ahora, existe un mercado de unas ocho empresas en Canarias, con muchas más personas trabajando de forma autónoma. Se generan licitaciones abiertas y públicas, ley de transparencia, etcétera y posibilidades de trabajar para siete cabildos 88 ayuntamientos y un Gobierno, además de clientes privados. Nosotros llevamos más de 20 años trabajando, conformado un equipo de más de 15 personas compacto, formado y diversificados. ¿Ganamos muchos concursos? Si, y espero poder seguir haciéndolo. Es más fácil meter ruido que trabajar o competir. 

¿Han cambiado el concepto de difundir el patrimonio?

Somos parte de una hornada de profesionales que hemos visto que la forma de llegar es ampliar la socialización de la Arqueología. Obliga a trabajar el doble, a buscar diferentes fuentes de financiación, pero merece la pena. Es la única forma, que nuestro trabajo, y me refiero a la divulgación y concienciación, arraigue. Debemos abarcar todo el espectro poblacional, desde la visita guiada a dar información en las redes sociales.

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