Los guardianes de Las Marías de Guía

La Fiesta de Las Marías cumple 213 años. Y detrás de este festejo, que nació como un voto a la Virgen de Guía por acabar con una plaga de langostas que arrasaba los cultivos y una epidemia de fiebre amarilla que provocó una alta mortalidad en el municipio, se encuentra una figura esencial, como es el de los mayordomos, que son los organizadores y guardianes de esta celebración. El grupo se rige por sus propias normas. 

Unos cumplen con una tradición familiar heredada de abuelos y padres. Otros llegaron al ser ‘reclutados’ para echar una mano. Pero a los 20 miembros les une el afán desinteresado por conservar la pureza de una celebración, declarada Bien de Interés Cultural (BIC), con categoría de ámbito local.

Pero, para convertirse en parte de este selecto grupo, han pasado por un proceso de selección. Los mayordomos deben recibir el apoyo de dos miembros y superar dos años como ayudantes, hasta que se oficializa su condición. Pero, aclaran, al igual que se gana se puede perder el título. Y una de las razones es entrar en política. En estos caso se les considera como «durmientes». Su explicación es sencilla, ya que quiere mantener su autonomía ante las instituciones oficiales como organizadores de las fiestas, aunque tengan su apoyo. 

«Hay algunas ramas familiares que se han extinguido, pero es en muchos casos porque no pueden continuar», señala uno de los integrantes, Augusto Álamo.

Hasta el año 2000 no ingresaron las primeras mujeres. Nayra, Arminda y Acoraida, provenientes del Palmital Alto, eran hijas Juan Moreno, que falleció en esa época.

Los mayordomos de Guía tienen una edad que oscila entre los 20 años (David Castellano) y los 91 años (’Agustito’ García). 

Engalanar la iglesia

Los componentes, que trabajan de una forma desinteresada y hasta pidiendo sus vacaciones en estas semanas para poder cumplir con sus obligaciones con Guía, se reparten las tareas. Unos se encargan de cortar las ramas, otros de la música, la comida, engalanar la iglesia y las calles, de las tareas burocráticas y de conseguir los carros. Hay que tener en cuenta, en este último caso, que se trata de carros particulares y tradicionales tirados por yuntas o caballos, que son cedidos por los dueños o bien son ellos los que participan con ellos. Eso sí, los organizadores señalan que antes son supervisados para que cumplan con normas básicas.

En los últimos años ha disminuido el número de pequeños carros construidos por los propios participantes. Los organizadores defienden que no están en contra de ellos, todo lo contrario, ya que así funcionó durante décadas, pero admiten que en un momento dado tuvieron que impedir el paso ante la iglesia a algunos que incumplían con un diseño básico. 

Este año habrá 17 carros grandes y 15 rondallas, la mitad de las cuales lleva su propio cuerpo de baile. Los mayordomos destacan la presencia de cuatro grupos de Tenerife que llevan en algún caso hasta 10 años repitiendo, junto a representantes de Lanzarote y Fuerteventura. 

Como anécdota, recuerdan que durante un tiempo contaron con un grupo de acordeón de La Palma, cuya presidenta vino de Alemania expresamente por las buenas palabras que les transmitió sus componentes.

La tienda para ponerse los zapatos

El origen de los mayordomos está asociado a la fiesta, ya que tras la plaga se constituyó una junta de mayordomos de la comarca para mantener vivo el compromiso con la Virgen de Guía. Sobre todo, para informar a la población de la celebración cada año y para recaudar fondos para costearla.

No hay que olvidar que antaño venían para ese día personas de todas las medianías a pie. Como anécdota, cuentan que a mediados del siglo pasado muchos participantes de la zona alta llegaban a la tienda de ultramarinos de ‘Fanito’, situada en la entrada a Ingenio Blanco (por encima de San Roque), y allí se ponían los zapatos de vestir y dejaban los faroles. A la vuelta los limpiaban, y volvían a pie a sus casas. 

Una rifa y camisetas

«Hemos sido los pioneros en controlar los trajes antes de pasar ante la imagen de la Virgen». A la vez, destacan que también se ha tratado de mentalizar para que los grupos hagan su propio control a sus compañeros, para tratar de mantener la pureza de esta centenaria celebración. Esta forma de llevar la fiesta, admiten, ha limitado la afluencia.

«Lo que funciona no se cambia», defienden, dejando claro que su fin último siempre es «ofrecer la rama a la Virgen, y el resto es un complemento para adaptarnos a los nuevos tiempos». En este caso, con el festival folclórico y la romería. «Lo que nos une es el voto, y podemos presumir de que lleva 213 años».

Hoy en día todavía se sigue haciendo una rifa para recaudar dinero. Y desde hace dos años venden camisetas, botellas y mochilas. «Vimos que algunas personas se estaban aprovechando para sacar dinero, aunque nosotros tenemos todo registrado y siempre llevará la imagen oficial y el color verde típico».  

Las Milicias

Las Marías se identifica con los tambores y su música particular, que fue una continuidad de las antiguas cajas de guerra y el toque militar. No en vano, en Guía estuvieron asentadas las antiguas Milicias, que tomaban parte en la celebración. Como también forman parte de su idiosincrasia las caracolas.

Una curiosidad es que tras algunas desavenencias hace años, ahora solo tocan las bandas de música en el Hospital y la plaza de San Roque, y en la iglesia. El resto del recorrido de la rama está animado por tambores y caracolas.

El grupo cuenta con un grupo de fieles colaboradores, como Adrián Castellano y el fallecido Tony Caballero, como antes lo fue Juan Izquier, Boro y Zaragoza. 

Y este año echarán de menos al fallecido Juan Moreno. «No soy el más viejo (tenía 82 años), sino el más antiguo», afirmaba en vida, ya que cumplía 55 años como mayordomo. Con su abuelo y padre sumaban casi dos siglos formando parte de Las Marías.

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