Continúan los terremotos: se registra uno de 4,4 al norte de Canarias

Continúa la sismicidad significativa en la Macaronesia. Aunque en este caso no ha sido en Canarias, sino en Madeira. Concretamente al noroeste de la isla de Portugal. El terremoto que se registró es de una magnitud de 4,4 a unos 29 kilómetros de profundidad. El seísmo tuvo lugar a las 08:17 de este sábado, 14 de septiembre, según ha informado el Instituto Geográfico Nacional (IGN).

Serie sísmica

El Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan) estima que la probabilidad de que un terremoto localizado en la zona del volcán de Enmedio, entre Tenerife y Gran Canaria, alcance una magnitud suficiente para causar daños a la población es "muy baja".

A raíz de la serie sísmica registrada en esa zona entre las 20:41 horas del 7 de septiembre y las 21:07 horas del 12 de septiembre, con 39 terremotos localizados, Involcan ha señalado que aunque esta actividad "no es usual en esta área, tampoco puede considerarse anormal".

Hace hincapié en que la del volcán de Enmedio es una de las zonas más activas sísmicamente de Canarias, donde de promedio se registra una decena de terremotos de baja magnitud cada semana.

La mayoría de los terremotos localizados entre Tenerife y Gran Canaria son de origen tectónico, y el archipiélago canario también se caracteriza por una moderada actividad tectónica. Algunos de los hipocentros de los sismos de esta semana se localizaron cerca del volcán de Enmedio, lo que requerirá estudios más detallados para aclarar la naturaleza de estos eventos.

Involcan recuerda terremotos pasados en esta zona, como el del 18 de enero de 2019, con una magnitud de 4,4, y el del 19 de mayo de 1989, que alcanzó una magnitud de 5,2. Aunque se han sentido en las islas, la probabilidad de que un terremoto cause daños importantes es baja.

Además, aclara que la actividad sísmica entre Tenerife y Gran Canaria no está relacionada con la actividad volcánica de Tenerife. Desde noviembre de 2016 se ha observado un incremento en la emisión de dióxido de carbono (CO2) en el cráter del Teide y un ligero aumento de la microsismicidad, lo que refleja un proceso de presurización del sistema volcánico-hidrotermal de la isla.