Regreso de militares desde Estonia: «El mejor regalo es tenerlos en casa por Navidad, como los turrones»

Las hermanas Ainhoa, Bárbara y Siria, acompañadas de su abuela, habían preparado un cartel de bienvenida para su padre, que volvía a casa después de cinco meses de ausencia en el hogar al estar en una misión internacional en Estonia. En la cartulina ellas habían dibujado la costa de Tauro, «porque es uno de los lugares que más le gusta», la bandera canaria, una palmera, cajas de regalo y un retrato de su padre dibujado por Siria, la más pequeña.

Después de una nerviosa espera por parte de las tres, al ver salir de la puerta de llegadas del aeropuerto de Gran Canaria a su padre, corrieron a abrazarlo y besarlo, sin que al soldado le diera tiempo de admirar la obra de arte casera que le habían preparado sus hijas. Les pudo más las ganas de tenerlo de nuevo con ellas. Los cuatro se fundieron en un emotivo abrazo mientras el padre regalaba besos a las tres. Este es uno de los momentos que se vivieron ayer a la llegada del contingente de la Operación Apoyo Estonia III, que regresaba a Gran Canaria tras terminar con éxito su misión en la Base Aérea de Amari (Estonia), donde realizaron funciones de apoyo y formación en el sistema antiaéreo Nasams en el país Báltico.

Familiares de diferentes grados en los que estaban esposas, maridos, tíos, sobrinos, cuñados y cuñadas y otros parentescos, a los que se sumaban las amistades, acudieron a recibir a sus héroes. Todos compartían en el pasillo de espera el nerviosismo y la satisfacción de recibirlos sanos y salvos.

«El mejor regalo es tenerlos en casa por Navidad, como los turrones», afirmó Rosa, la madre de uno de los militares. Junto a ella, su mujer, Dayana, y su pequeño hijo, Yareth, que confesó momentos antes de que saliera su padre que le iba a dar «un beso y un abrazo fuerte». Dayana confesó que se le echa de menos en casa y que la preocupación por lo que pueda pasar está presente en el día a día. El plan para estas fiestas es bien sencillo pero muy trascendente, «abrazarlo mucho, comer y disfrutar en familia. El tiempo perdido de estar juntos no se puede recuperar, pero vamos a aprovechar el que tenemos ahora», apuntó la mujer.

Vanesa vino con más de una decena de familiares al aeropuerto para recibir a Francisco. «Es un pilar fundamental en la familia», explicó, a la vez que confesó que lo han echado mucho de menos. Su intención es recogerlo y salir a comer a Guayadeque antes de volver a casa. En cuanto a los platos que prepararan para Navidad, le dan preferencia al recién llegado, «haremos lo que a él le apetezca, será el consentido». Otro de los que esperan por su pareja es Raúl. También militar, sabe lo que es estar en una misión lejos del hogar. «Aunque estés bien, sientes un poco de soledad y en esos lugares el clima es duro, con temperaturas de 16 grados bajo cero», pero destacó la labor que hacen los soldados españoles fuera del país. «Te sientes orgulloso de demostrar lo que valemos y de apoyar a otros países dándoles seguridad, además estamos muy bien vistos», aseguró. El soldado recordó que en su misión en Estonia les pidieron acondicionar un colegio para coger a niños que venían de la guerra de Ucrania. «Ellos saben que vamos a ayudar y hacemos otros trabajos que no son solo la defensa sino también la colaboración en lo que se necesiten».

Llegada de militares desde Estonia al aeropuerto de Gran Canaria

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El coronel Hurtado, jefe del regimiento, compuesto por un centenar de militares, destacó que España es uno de los mayores contribuyentes a las operaciones de la Otan, con personal y con medios.

El mando militar subrayó que cuando regresan a sus hogares, «se les da la enhorabuena por su misión y pedimos que disfruten de sus familias porque se lo merecen, porque en las misiones también contribuyen ellas y ellos. Están lejos y ahora tienen que recompensarles ese tiempo que han estado fuera», aseguró.

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