Gregorio Morales, lotero de Telde: «La suerte está en las cosas pequeñas que uno valora»

Lleva 41 años detrás del mostrador de su administración de lotería y se despide agradeciendo a la clientela y a todas las personas que lo han ayudado.

Gregorio Morales delante de su administración de lotería en el Punto Fielato de Telde.

Gregorio Morales delante de su administración de lotería en el Punto Fielato de Telde. / JUAN CASTRO

José A. Neketan

José A. Neketan

Francisco Gregorio Morales Hernández cumple 41 años detrás del mostrador de su administración de lotería en el Punto Fielato de Telde, lo que lo convierte en uno de los titulares más antiguos del municipio.

Pronto le llega el momento de retirarse, calcula el próximo mes de febrero, aunque está dispuesto a ir un poco más allá en el tiempo por si tiene que ayudar a quien se quiera quedar con el negocio  

La de Gregorio, como le conocen en el lugar donde tiene su puesto y en El Ejido, el barrio donde nació, creció y vive, es una vida llena de generosidad, recuerdos, agradecimientos y bonhomía. No tiene en cuenta el dinero que habrá podido repartir a lo largo de más de cuatro décadas, aunque en su haber tiene el primer y el quinto premio de la lotería de Navidad, entre otros muchos. «Si miramos el valor del dinero no es la cantidad, es cuando te llega y haces algo grande en ese momento, sobre todo cuando has vivido apretado porque es cuando le das valor a las cosas», afirma, y recuerda que «la suerte está en las cosas pequeñas».

Asegura que ha tenido una infancia y una juventud feliz. Las necesidades de la época ni la polio que padece desde pequeño nunca le mermaron la alegría. Sus amigos de infancia y juventud siempre lo trataron como a uno más, 

Abrió las puertas de su administración en 1984, cuando la única apuesta eran las quinielas de fútbol, a las que había que poner un sello como el de correos. O más tarde, con la lotería, tenía que revisar los décimos delante de una larga lista de números, «y si tenías un fallo había que publicarlo en el Boletín Oficial de Canarias para anularlo y después pagar los gastos». Nada que ver con el trabajo con las terminales de ahora.

Los valores de la familia

Gregorio está muy orgulloso de la familia que ha creado junto a su mujer Dolores Flores, a quien agradece todos los años junto a él haciendo piña en cada una de sus decisiones. El matrimonio se siente orgulloso de haber podido dar carreras universitarias a su hijo, ingeniero agrónomo, y a su hija, maestra de Educación Primaria. «Los valores que aporta la familia son muy importantes. El estar siempre unidos y apoyándonos hasta el final».

Tampoco escatima en agradecimientos a toda la clientela que lo ha apoyado a lo largo de todos estos años, «que me ha dado de comer». El lotero presume de tener clientes que siguen con él desde el primer día que abrió sus puertas. Y también tiene palabras de agradecimiento a amistades a las que no olvida por su ayuda, como Francisco Lozano y Aquilino Sarmiento, entre otros muchos. En su oficina también guarda la fotografía de su inolvidable amigo Benito, con el que se ganó una vez 354.000 pesetas en 1985 (2.128 euros). «Le dimos 54.000 pesetas a nuestras novias para que se fueran de compras y aquello fue una locura, y nosotros nos quedamos con 150.000 pesetas para cada uno», recuerda. Él le propuso a Benito comprar unos solares en La Herradura, pero su amigo tenía otra idea. Disfrutar de lo ganado en vida. Y razón tenía porque a los dos meses su amigo murió por culpa del síndrome de Guillain-Barré.

Recuerdos que añurgan

También guarda en su memoria la vez que le vendió un número de lotería a una vecina. La llamó en la calle para anunciarle que se había ganado 2.000 pesetas cuando ella entraba a la tienda de Mariquita a pedirle un fiado, alargando más aún la cuenta en la hoja de la libreta con su nombre. Con ese dinero ganado pudo saldar la cuenta en la tienda y comprar algo de carne. «Tú sabes que esa mujer vino y me dio dos besos, como si yo fuera algo superior», dice añurgado.

A las puertas de su jubilación ya piensa a qué dedicar su tiempo libre. En la vida ha hecho de repartidor de periódicos, de carpintero, siempre le ha gustado la agricultura, que practica en un pequeño terreno que heredó de su padre, y hace tiempo que reúne herramientas para dedicarse a hacer manualidades, que siempre se le han dado bien. Lo que no cambiará en sus planes es acompañar al San Pedro de la iglesia de El Ejido en la procesión, «y siempre en el lado izquierdo del trono, mientras pueda seguir caminando».

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