El Rancho de Ánimas de Valsequillo 'dobla el paño'

Recogen limosnas de casa en casa por los barrios de Valsequillo mientras cantan por las ánimas de los que se fueron. La letanía de su cantar traslada a quien lo escuchan a lo más ancestral del folclore canario

Los Ranchos de Ánimas siguen siendo una manifestación cultural única que cumple varios siglos de existencia y continúan vivos.

Rancho de Ánimas en Valsequillo

La Provincia

José A. Neketan

José A. Neketan

Vivir un Rancho de Ánimas es una experiencia única. Su canto de letanía no obedece a patrones melódicos ni sonoros a los que solemos estar acostumbrados. Su escucha nos transporta a lo más ancestral de las manifestaciones culturales populares de Canarias

El Rancho de Ánimas de Valsequillo salió a cantarle al niño Jesús en la iglesia en la misa del Gallo de la Nochebuena y no parará hasta el día 5 de abril por los compromisos que tiene, y que van en aumento ante el interés que despierta.

El Rancho de Ánimas de Valsequillo reunido en la casa de Paco Sánchez.

El Rancho de Ánimas de Valsequillo reunido en la casa de Paco Sánchez. / LP/DLP

El pasado sábado fueron a cantar por las casas del barrio de Las Vegas a recoger las limosnas para las ánimas. Recorrieron El Risco, El Serón, la casa de Eugenio González y Las Suertecillas. Al caer la noche, Paco Sánchez, ranchero octogenario, les brindó su casa y comida para continuar cantando y recordar a los que ya no están en esta vida.

Músicos, familiares y amistades se reunieron en el garaje, lleno de largas mesas y un círculo de sillas para los tocadores. Antes de empezar a tocar había que reponer fuerzas. «Primero come el Rancho y después come la gente», informaba una de las mujeres encargadas de organizar el encuentro. 

En el centro del círculo una mesa con mantel blanco, en la que se suele poner la comida y la cesta donde se depositan las limosnas que van ofreciendo los invitados. Para el canto de la ‘recogida del paño’, como se le conoce a este acto, las personas que forman parte del rancho se quitan el sombrero, «como señal de respeto», explicó José Antonio Sánchez, uno de los integrantes de la formación. 

Elemento simbólico

Con la música del Rancho de fondo y la voz del cantador de ‘alante’, representado en esta ocasión por el mismo José Antonio Sánchez, cuatro mujeres jóvenes, antes conocidas como ‘doncellas’, tomaron el mantel por cada una de las puntas, doblándolo al tiempo de la música hasta terminar de plegarlo y levantarlo de la mesa

José Antonio Sánchez cantanto coplas en el encuentro en la casa de Pco Sánchez, su padre, también perteneciente a la formación valsequillera.

José Antonio Sánchez cantanto coplas en el encuentro en la casa de Pco Sánchez, su padre, también perteneciente a la formación valsequillera. / LP/DLP

Tras este acto simbólico de apertura, el rancho continuó cantando estrofas improvisadas hasta pasada la medianoche, ahora con los sombreros negros sobre sus cabezas.

El antropólogo y miembro del Rancho de Ánimas de Arbejales de Teror, Óscar Vizcaíno, explicaba en sus estudios sobre el Rancho de Ánimas al que pertenece que «el ritual de las doncellas doblando el paño es el más importante y solemne elemento simbólico litúrgico de purificación, en el que el culto a las ánimas y la rememoración de los difuntos de la comunidad se transmuta en exaltación de la vida».

Agustín Calderín, ranchero mayor de la formación valsequillera, es incapaz de precisar cuándo comenzó el Rancho de Ánimas en su municipio. «No le puedo contestar a eso. Ni yo ni nadie, porque eso se pierde en el tiempo. Yo tengo 88 años y estoy en el rancho desde que tengo seis o siete.  Ya había hombres de un siglo en él, y yo hice esa misma pregunta y tampoco me supieron contestar. Nunca sabían».  

El ranchero mayor, Agustín Calderín, asegura que la historia del Rancho se pierde en el tiempo

Entre las cosas que recuerda Calderín cuenta haber escuchado que «esto vino aquí por mediación de árabes o algo de eso escuché, que se trajo en el siglo XVII. Hay incluso un canto que dice ‘en el 17 el rancho empezó y ahora seguimos nuestra tradición’, y seguimos todavía con lo mismo». 

En cuanto a los cantos que se hicieron durante la noche, Calderín, explicó que se basan en diferentes pasajes de la Biblia, como la multiplicación de los panes y los peces, la revuelta de los macabeos o las bodas de Caná y varios misterios más. «No se puede cantar exactamente lo de la Biblia pero lo sacamos de ahí, se improvisa y se sacan bonitas coplas».   

«Con más salud que hace 50 años»

Actualmente en el Rancho de Ánimas de Valsequillo coinciden hasta tres generaciones. «El Rancho hoy tiene una muy buena salud. Somos como 20 personas y muchos de ellos jóvenes, y los demás gente de 50 años o más», apuntó Agustín Calderín, quien aseguró orgulloso que el rancho «está ahora más vivo y mejor que hace 50 años, porque yo lo vi hace 50 años totalmente acabado y pensé que se terminaba, y gracias a Dios ha salido adelante». 

María Belén es una de las jóvenes que participan en el Rancho de Ánimas de Valsequillo.

María Belén es una de las jóvenes que participan en el Rancho de Ánimas de Valsequillo. / LP/DLP

Entre los invitados al encuentro en la casa de Paco Sánchez estaba Maximiano Trapero, catedrático y profesor emérito de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) y autor del libro Los Ranchos de Ánimas y de Pascua: La más singular manifestación poético-musical de Canarias, publicado en 2020 en ediciones Idea. Seguidor del Rancho de Valsequillo desde el año 1984, lo vio por primera vez en una casa particular. «Yo salí de allí conmocionado. Es algo nunca visto ni previsto. No hay nada igual en el folclore canario como esto. Salí impresionado, pero sin entender nada porque es muy difícil comprender lo que cantan», manifestó el catedrático.

El catedrático Maximiano Trapero asegura que son «la manifestación más peculiar que hay en el folclore isleño»

Trapero siempre ha sostenido, y así lo ha dejado escrito, que los Ranchos de Ánimas «ocultan mucho más que lo que manifiestan. Entonces descubrir eso que hay oculto es lo que a mí me ha llevado muchos años hasta lograr entenderlo», y se refirió a ellos como «la manifestación más peculiar que hay en Canarias del folclore isleño». Sobre el desconocimiento que tiene la sociedad de las Islas sobre esta reliquia cultural, el profesor sostuvo que no le resulta extraño que sea poco conocido, «es decir, no tiene atractivos para ser una manifestación reconocida y seguida por multitudes, no. Es una manifestación que encierra una fe en las almas del purgatorio y en la redención que la oración y el cántico tienen porque esas almas salgan lo antes posible del purgatorio. Por tanto, podríamos decir que es un acto litúrgico o religioso, o semi litúrgico, y evidentemente tiene los seguidores que tiene, no se puede pedir más».

Maximiano Trapero explicaba que lo que hace el Rancho en sus cantos «es poesía, y además en estructuras poéticas muy difíciles. Ellos les llaman deshechas pero realmente las poéticas son zéjeles, que es una estrofa absolutamente desconocida y no practicada en ninguna manifestación folclórica de España y es de la edad media». Sobre la música afirmó que es «muy monótona y repetitiva, como también lo vemos en la oración del Rosario».

Tres generaciones en el mismo Rancho

Paco Sánchez recibió al Rancho en su casa de Las Vegas. Su hijo José Antonio y sus nietos, Francisco y María Belén, también forman parte de la formación. Tres generaciones de rancheros de una misma familia. «El Rancho lo tenemos en la sangre», aseguró.

Paquito Sánchez, de Las Vegas, brindó al Rancho su casa y comida.

Paquito Sánchez, de Las Vegas, brindó al Rancho su casa y comida. / LP/DLP

En las largas mesas que ocupaban buena parte del local se sirvió rancho canario a base de papas, carne, garbanzos y fideos; vino, pata de cochino, papas arrugadas con mojo rojo, pan, queso, aceitunas, naranjas y queques caseros. Todo elaborado por la gente del lugar y todos los productos también eran de la zona.  

El ranchero Paco Sánchez explicó que recibe al Rancho en su casa por una promesa de un niño que tenía una enfermedad y pidió para que se recuperara, aunque no pudo evitar el fatal desenlace. «Eso no tiene nada que ver para que yo mantenga la promesa porque se puso mejor en ese momento que la hice. Entonces, yo la ofrecí y tengo que pagarlo porque lo debo», explicó.

María Belén es una de las más jóvenes del Rancho. Canta y recita como una más. «Lo he escuchado siempre en mi casa y mi padre dice que para dormirme cuando era chiquitita me mecía en la cuna cantándome el rancho».

Entre las fechas que tiene pendiente está el 26 de enero en las fiestas del Almendro en Flor de Valsequillo, y el 15 de febrero en Madrelagua (Valleseco) junto al Rancho de Arbejales, entre otros compromisos.

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents