Valsequillo
El Escondite muestra sus delicias en Valsequillo
Lucía Suárez Quintana empezó en su restaurante El Escondite desde abajo hacia arriba, aprendiendo y probando hasta diseñar una carta que ha convertido su local en una referencia en la zona de medianías y de la Isla

Lucía Suárez Quintana posa en la zona del comedor de su retaurante El Escondite, en Valsequillo. / La Provincia

Lucía Suárez Quintana lo tiene claro. A la pregunta qué le ofrecería a los comensales que entran por primera vez a El Escondite, el local que regenta en Valsequillo, asegura que «unos crujientes de langostino con queso y cebolla caramelizada o de morcilla Burgos con queso ahumado, que poquitas mesas son las que vienen y no lo piden porque son una golosina que se hacen a diario. Tienen una elaboración un poco latosa, pero muy buen resultado porque es como una golosina para la clientela».
A estas dos propuestas le añade un carpaccio de pato con una vinagreta de frambuesa y un bloque de fuá rallado, «y hacemos un escaldón de gofio con bacalao y langostinos o las lentejas negras, que las trabajamos como si fuera el grano de arroz, y las hacemos con un fumé de langostinos, trocitos del mismo y alioli, y lo mejor es que tiene mucha demanda».
El Escondite también ofrece ensaladas templada con rulo de cabra, de bonito con anchoas o de pollo; salteados con verduras, carajacas, lomo alto uruguayo, risotto de la casa, codillo y bacalao encebollado o con salsa de eneldo y mostaza, entre otros platos. Pero llegar hasta el diseño de esta apetitosa carta ha sido un largo camino de mucho esfuerzo, dedicación y cariño por la cocina.
Lucía Suárez montó el negocio junto a su cuñado José Carreño en un local que le había cedido su tía Teodora, a la que conocen en Valsequillo popularmente como ‘Hermana’. Entró allí con solo 23 años a cargo de la sala y los postres, pero lo que cocía en el interior de la cocina le llamaba cada vez más la atención.
Recuerda que en 2012, cuando abrieron las puertas de El Escondite, eran pocas las personas que los animaban a dedicarse a la restauración, y además aún estábamos inmersos en la crisis económica de 2008. Él venía del ámbito de la construcción y ella de hacer estudios en el campo del deporte, pero decidieron seguir adelante con la idea de abrir el restaurante. Y empezaron con lo que se les daba bien. Huevos rotos, carajacas, fideuá, alguna fabada, croquetas de espinacas o de queso y las resultonas tostas, que aún mantienen en su oferta diaria. Ya cumplen 13 años con el local en funcionamiento y Lucía Suárez se ha quedado al frente del negocio.
En los comienzos, las tostas fueron un reclamo para la clientela, y aún las mantiene en su carta
La cocinera explica que el nombre del local surgió de una lluvia de ideas hasta que se decidieron por El Escondite, «pero no es porque esté escondido ni nada, ya que está en la calle principal del pueblo, pero nos gustó el concepto de asociarlo al juego infantil al que todo el mundo ha jugado alguna vez en su infancia y todo lo divertido que era, y así lo dejamos».
La valsequillera afirma que es feliz en la cocina y con lo que hace. Después de más de dos lustros ofreciendo lo mejor de su cocina, El Escondite se ha convertido en un referente a la hora de buscar algo de originalidad en la zona de medianías, tanto en su municipio como en la Isla. «La verdad es que nos va bien, pero no te voy a mentir, es muy sacrificado, pero dentro de todo el esfuerzo que hay que hacer es muy bonito y gratificante porque tú ves cómo los clientes repiten, te felicitan tanto por el servicio que tenemos en el comedor como en la cocina y ves cómo sale todo en orden, y últimamente nos han felicitado un montón». También señala que las redes sociales son un arma de doble filo, «no me fío mucho de ellas, sí confío en el trabajo que hacemos y nos esmeramos mucho para que falle nada, pero no sabes lo que te puedes encontrar, aunque también digo que por lo general son buenas, pero no se pueden tolerar las faltas de respeto porque cada uno se está ganando su pan».
El equipo, una familia
Lucía Suárez destaca que ha convertido al personal que trabaja con ella en una «pequeña familia» comprometida con su empresa, y no es para menos porque de El Escondite viven actualmente seis, además de la de ella. En la cocina están apoyándola Paco, Ángela y Yohana, y en sala, Davinia, Zenaida y Belén. Le da tanta importancia a la familia que el local solo abre de lunes a viernes, y los sábados y domingos cierra para dedicarse a los suyos. «Si con ese horario tenemos para cubrir los gastos y para vivir, a veces no necesitas más. Creo que lo que importa no es lo que tú puedas tener en el banco, sino la calidad de vida. Yo quiero estar con mi pareja y mi hijo, y verlo crecer, acompañarlo en sus actividades y pasear, no perderme esas etapas de la vida por tener más dinero».
Las lentejas negras, que presentan con langostinos y alioli, es uno de sus platos estrella
La chef manifiesta que no cambia Valsequillo «por nada en el mundo», y explica que es aquí donde se crió, creció y tiene su negocio. «Despertarte en un lugar así, tranquilo, con el trato cercano de la gente del pueblo, ir a la plaza con tu hijo para que juegue con sus amigos. Este lugar no me quita nadie». Esa felicidad de la que goza se suma a la que le da su trabajo. «Empecé muy joven y tener este negocio me ha enseñado mucho en la vida, y siento que me lo ha dado todo». Todo ello le da fuerza y ánimos para seguir muchos años más al frente de El Escondite, «y que todo siga igual o mejor. Lo que sí tengo claro es que vamos a seguir trabajando con las mismas ganas con las que comenzamos para que la gente se vaya complacida de nuestra comida y nuestro servicio».
Apuntes
Servicio solo de lunes a viernes
- La tasquita El Escondite, contrariamente al nombre del local, está en la calle prinicipal de Valsequillo, en la avenida Juan Carlos I, número 9
- Tiene capacidad en el interior para entre 45 y 47 comensales, además de una terraza en el exterior con varias mesas y sombrillas.
- Solo abre de lunes a viernes. Los lunes y martes tiene un horario de 13.00 a 16.00 horas. Los miércoles, jueves y viernes, de 13.00 a 16.00 y de 20.00 a 23.00 horas.
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