El taller de costura de Entre Amigos de Jinámar rescata la vestimenta del siglo XVIII de municipios de Gran Canaria

Los 42 trajes de municipios de la Isla forman parte de una exposición itinerante que comienza mañana en el Museo Castillo de Mata de la capital

María Esther Brecio, María Santana,  Begoña Mujica, Javier Macario y Sara Ruano, en el taller de costura de donde han salido los 42 trajes tradicionales de Gran Canaria.

María Esther Brecio, María Santana, Begoña Mujica, Javier Macario y Sara Ruano, en el taller de costura de donde han salido los 42 trajes tradicionales de Gran Canaria. / LP/DLP

José A. Neketan

José A. Neketan

LAS PALMAS DE GRAN CANARIA

«Las vestimentas de antes estaban hechas para durar, por eso incluso se heredaban de madres a hijas. Enaguas, bustillos, los hábitos de Santa Rita o Los Dolores e incluso las mortajas aparecen en algunos testamentos de la época», explica Javier Macario, coordinador del taller de costura del proyecto comunitario de la Asociación Cultural Entre Amigos, de Jinámar, que junto a un grupo de voluntarias ha conseguido reproducir los trajes tradicionales de los siglos XVIII y XIX de la mayoría de los municipios de Gran Canaria tras dos años de trabajo.

El total de 42 conjuntos de vestimenta tradicional elaborados de forma artesanal forma parte de una exposición itinerante que tendrá su primera parada mañana en el Museo Castillo de Mata de la capital grancanaria. La inauguración será a las 19.00 horas. El presidente de Entre Amigos, Jesús Santana, subraya que la mayoría de municipios están representados en esta muestra. El coste de este proyecto ha sido de 100.000 euros, que ha aportado Presidencia del Cabildo de Gran Canaria, representado por Teodoro Sosa, «porque no solo ha sido elaborar los diferentes trajes, sino protegerlos de la humedad y de la luz con urnas de metacrilato diseñadas por David Santana». 

Jesús Santana informa que la Asociación Cultural Entre Amigos cede la exposición a todos los ayuntamientos de forma gratuita. Solo deben hacerse cargo del desplazamiento, «que hay que hacerlo con mucho cuidado y rigor, por la fragilidad del material».

Consejo regulador

El presidente de Entre Amigos afirma que uno de los objetivos que tiene esta exposición es «informar y educar a la gente en que no tenemos que disfrazarnos, sino ataviarnos», a la vez que expone la necesidad de contar con un consejo regulador, «más tarde que nunca, para empezar a reordenar la vestimenta tradicional, no solo de Gran Canaria sino de todas las Islas». Santana señala que a lo largo de este tiempo se han ido guiando de la Fundación Para El Estudio y Desarrollo de la Artesanía Canaria (Fedac), «que es un organismo del Cabildo de Gran Canaria competente para orientar el trabajo que hemos venido haciendo. Ellos los han comprobado y auspiciado». 

Javier Macario explica que esta exposición no están todos los municipios representados, «porque en el siglo XVIII no eran 21 municipios, sino 17 o 18, y el trabajo se ha centrado en recrear mediante las láminas de la Fedac lo que ellos nos han enviado». Macario destaca de toda esta labor que han realizado el rescate de los tejidos. «Han sido hechos a mano en telares auténticos, pero, desgraciadamente van quedando pocos artesanos y algunas piezas que nos interesaban, como las faldas de las niñas o los chalecos de los chicos, las hemos mandado a elaborar en Tenerife, donde queda algún artesano que trabaja con telar». El monitor adelanta que en esta muestra de vestimenta tradicional de Gran Canaria, el público podrá ver trajes de campesinado, de la zona de costa y los llamados trajes de ciudad o de domingo. Estos últimos se diferencian en la composición de la vestimenta. «Los trajes de ciudad son más enriquecidos en sedas o en tejidos de Damasco, y luego los trajes de labranza o de la zona de costa, como puede ser de vendedora de pescado, que son más ligeros, con tejidos más frescos y no tan elaborados como puede ser un traje de ciudad, que llevan blondas, camisas de vuelo y las mantillas», asegura Macario, quien añade que los trajes «también servían para diferenciar las clases sociales o el nivel económico de las personas que los portaban».

Tejedoras voluntarias

Cuatro mujeres continuaban cosiendo en el taller mientras salían las 42 indumentarias rumbo a  la capital. María Santana confiesa que le encanta coser y que este taller le ha permitido conocer la vestimenta que se usaba en cada municipio y sus detalles. Tiene un armario grande de vestimenta tradicional y asegura que el que más le gusta es el de Agüimes, «por el color vivo que tiene». 

Begoña Mujica asegura que elaborar un traje «lleva bastante tiempo. El de mujer lleva muchísimos elementos, las enaguas, el pololo, que es el antecedente de la ropa interior, y luego en la parte alta la camisa de lino, y si es fresca de bustillo o de jugón si es de abrigo, y luego ponte a hacer el pañuelo que protege la camisa que van dentro del bustillo del jugón, y luego la mantilla». En cuanto a su preferido señala que el de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, «por su colorido, es cómodo de llevar, me representa más». A María Esther Brecio le gusta el de Agüimes y el de Santa Brígida, y señala la necesidad y la importancia de ir a los centros educativos a enseñar «todas nuestras tradiciones», y pone como ejemplo la labor que hace la Asociación Cultural La Pioná en FuerteventuraSara Ruano se dedica a la confección de vestimenta tradicional por encargo y explica que el traje de Agüimes «se encontró. Es como abrir un arcón y sacarlo, mientras que los demás se han sacado por investigación». También mantiene contacto con tejedores «para mantener la vestimenta lo más pura posible».

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