Santa María de Guía
Una plataforma cuestiona el proyecto de charcas de San Felipe de Guía
Vecinos, surferos y personas vinculadas a este barrio dudan de que la iniciativa resuelva el problema de las 60 viviendas afectadas por las olas

Vista de la playa y pueblo de San Felipe, en primer término. / J. J. J.

Una plataforma formada por vecinos, surferos y personas vinculadas al litoral de San Felipe de Guía cuestionan el proyecto Life-Costadapta que se pretende desarrollar en la zona para hacer frente al impacto del cambio climático «mediante el diseño y ensayo de un sistema innovador y progresivo de arrecife-charcos», coordinado por el Cabildo con el respaldo de las universidades de Las Palmas de Gran Canaria y Cantabria, y otras entidades. Los afectados advierten de que esta actuación experimental mediante charcas intermareales, que cuenta con 3,4 millones de inversión y siete años para su ejecución, no evitará el impacto de las olas en el conjunto de las casi 60 viviendas de la primera línea de mar y, por contra, puede acabar con unas de las canchas para el surf más importantes del Norte por la calidad de la ola.
«No nos oponemos a este proyecto piloto o experimental, pero creemos que no es el adecuado en esta zona, y que no va a resolver el problema global de este barrio, que sufre de forma periódica la fuerza del mar en las viviendas. Y, en medio, puede verse afectada una ola que es muy conocida». Este es el sentir de los integrantes de esta plataforma, que se ha constituido ante «la falta de transparencia» que, según afirman, existe dentro de esta iniciativa. De momento, en apenas tres días recogieron cerca de 2.000 firmas de apoyo.
Falta transparencia
Integrantes de la plataforma entienden que se ha empezado el proyecto al revés. Esto es, que primero han escogido la zona y luego han consultado y expuesto a cuentagotas algunas ideas genéricas a los afectados, añadiendo que este mismo proyecto se intentó sin apoyos realizar antes en Arucas.
El presidente de la Asociación de Vecinos Valerón de San Felipe, César Medina, aclara que las viviendas de primera línea de mar no están en zona de dominio público, sí de servidumbre, por lo que gozan de las garantías legales. En cambio, deja claro que hace falta una actuación global, y no parcial.

Imagen de la costa de San Felipe. / J. B.
Honorio Castellano, un vecino de 50 años nacido y criado en San Felipe, defiende que el modelo de charco que se propone y que se localiza solo en una zona no es la solución que ansían los residentes. Entre otras razones, apunta, porque la fuerza del mar se desviará hacia el resto del litoral. A su juicio, conociendo la zona cree que solo sería viable «unificar, fortalecer y amarrar los fuertes como se propone para San Cristóbal o Salinetas».
El vecino y surfistas cuestiona que el proyecto pueda ser eficaz, y menos cuando se habla de siete años de plazo. «Y encima no se garantiza que sea la solución para proteger todas las casas».
Miembros el grupo recuerdan que este es un proyecto experimental para hacer frente a la subida del mar. Y que este plan solo hará una defensa selectiva para proteger unos pocos inmuebles. Y en este caso, la línea marítima contempla unas 60 viviendas en su conjunto en San Felipe, desde el paseo hasta la cancha del antiguo colegio.
Experimental
«Este proyecto experimental, se puede llevar a cabo en cualquier lugar de la costa. Pero, en principio, no es la solución al problema real» del barrio. De ahí que recuerden que en un primer momento Life-Costadapta se puso en marcha en Arucas.
Los surfistas también muestran su preocupación porque puede acabar con una cancha deportiva de un deporte olímpico, que sirve a campeones para entrenar casi todo el año. Además, esta consideración la protege por ley. «Si se hace, la calidad de la ola cambiará». En este sentido, se detalla por expertos en distintas áreas que se va a ver afectada la morfodinámica (transporte de callos), la hidrodinámica (afecta al oleaje y otros fenómenos) y la refracción en la cancha, ya que la ola perderá fuerza.
Los técnicos defienden simbólicamente que la obra será como una tirita que no ataja una herida de gran consideración, como es la defensa de las viviendas de la primera línea de mar. Además, se evacuará el oleaje al resto.
Además, afirman ni siquiera se ha garantizado que la actuación se centre en la zona que más destrozos sufre por los golpes del mar. «No hay que olvidar tampoco que es un proyecto experimental». Y también, reseñan, que pone en juego una economía complementaria en torno a las olas, ya que ni siquiera la charca sería para el baño.
Uno de los integrantes recuerda que la Mancomunidad del Norte recogía un estudio en el que se decía que los vecinos no querían más piscinas naturales en su litoral.
La plataforma, formada por vecinos, surfistas, oceanógrafos y amantes del mar, critica la falta de transparencia, ya que cuando se ha expuesto solo hay ideas generales.
Una inversión de 3,4 millones de euros y siete años de trabajo
El proyecto Life Costadapta tiene por objetivo «abordar la adaptación de la costa de Gran Canaria al aumento del nivel del mar», y está financiado por la Unión Europea. Para ello se propone «el diseño y ensayo de un sistema innovador y progresivo de arrecife-charcos, continuado con la técnica tradicional de construcción de charcas intermareales». Cofinanciado por Europa dentro del programa Life Climate Action, tiene un presupuesto de 3,4 millones de euros durante siete años de duración. Está coordinado por el Consejo Insular de Energía del Cabildo, con siete socios: las universidades de Las Palmas de Gran Canaria y Cantabria; Ingecid, Raley Estudios Costeros; Econcrete Aqua; Fundación Canaria para el Reciclaje y Desarrollo Sostenible, y Fundación Finnova. El proyecto «parte de un análisis detallado de las variables que inciden en la problemática o que pueden verse afectadas por las soluciones aprobadas bajo una óptica multisensorial». Entre ellas, un análisis histórico-morfológico de la zona, medioambiental, afecciones del planeamiento, patrimonio y paisaje, estudio socioeconómico, análisis de la dinámica costera actual y futura, y una evaluación del riesgo del cambio climático. Durante los últimos cuatro meses se han convocado distintas sesiones de trabajo, talleres y reuniones con instituciones, técnicos y vecinos para exponerles las líneas de trabajo del proyecto, así como la elaboración de una encuesta.
Suscríbete para seguir leyendo
- La boda de un hijo de Eustasio López estrena asientos en la iglesia de Agüimes
- Encantadora casa cueva con terreno en venta en Gran Canaria
- El jefe accidental de la Policía Local de Agaete renuncia por el trato político
- Ni brunch de hotel ni terraza masificada: este rincón junto a la playa conquista Gran Canaria
- La Cabra Loca de Tejeda: el sueño que Juanma convirtió en sabor y legado
- Arranca el colegio de la nueva urbanización de Arinaga
- Quevedo, ejemplo de identidad canaria entre estudiantes de Santa Lucía
- El bar San Antón: entre pizcos y enyesques