Santa Lucía de Tirajana
Lágrimas e impotencia en Vecindario: "Perdimos todo. ¿Qué hacemos ahora, adónde vamos?"
Los desalojados del edificio en peligro de derrumbe entran por primera vez a recoger lo básico solo en cinco minutos entre lloros por ver los daños en sus casas, a las que no podrán volver. Preocupación porque no hay alquileres.

La Provincia
Los vecinos desalojados del edificio de Vecindario en la avenida de Canarias hace una semana en minutos y que salieron con lo puesto por el peligro inminente de derrumbe volvieron por primera vez este viernes a sus casas de alquiler, una vez, solo cinco minutos y para recoger lo básico: dinero, medicación o documentos. Ocurre después de que el Ayuntamiento de Santa Lucía determinara eliminar el precinto la noche del jueves del área afectada, como la carretera y negocios, menos en este inmueble, que fue apuntalado pero continúa en riesgo de derrumbe. No será habitable como mínimo en un año por los daños estructurales que presenta tras hundirse un pilar hasta cinco centímetros posiblemente por obras ilegales y sobrepeso por edificación de más unidades residenciales. Ahora conviven hasta tres familias en un piso de 50 metros cuadrados y tienen incertidumbre porque "no hay casas de alquiler en Vecindario. "Nos quedamos sin nada ¿Cómo y dónde viviremos?", dijo una de las desalojadas mientras esperaba su turno para subir.
A alguno de los afectados le dio tiempo a llevarse hasta el microondas y a otros se les olvidó la medicación. Era el tiempo que tenían adjudicado uno o dos inquilinos por cada una de las 25 viviendas de alquiler para acceder con casco y en compañía de un técnico de obra.
No pudieron reprimir las lágrimas al ver por primera vez lo que ocasionó en su hogar el siniestro que resonó y movió las paredes a primera hora de la mañana, como si fuera un terremoto. Salieron de sus hogares con lo puesto, en cholas y camisetas y el móvil. Lo mismo ocurrió con parte de la casi decena de negocios. Anuncian pérdidas y que denunciarán a través de sus seguros este percance.

Los vecinos desalojados del edificio de Vecindario entran por primera vez solo para recoger lo básico / La Provincia
También volvieron a sus viviendas los residentes en otras fincas anexas al edificio siniestrado, de la empresa Construcciones Rodríguez Ravelo. El nombre del fundador de esta sociedad es Gregorio, conocido por El timplista, sobre la que pesan varios expedientes abiertos por presuntas irregularidades urbanísticas en este inmueble de la avenida de Canarias y otros de su propiedad. En unos días podrán volver a recoger más enseres.

Imagen de la puerta de acceso al inmueble, junto a la oficina de la empresa Construcciones Rodríguez Ravelo, gestión de alquiler. / Pepa Pallarés
Algunos tenían la tele puesta y un lavado en marcha y ventanas y puertas abiertas cuando salieron a las carreras de sus casas alertando unos a otros y tocando en las puertas al grito de "salgan todos, que esto se cae". No se les pasó por la cabeza que dejaban atrás sus pertenencias y recuerdos de vida y menos pensaron que no podrían volver a su vida.

Afectados con los bolsas en las que guardan propiedades que pudieron sacar. y Yasnai, en la acera llora. / Pepa Pallarés
Lágrimas sin consuelo
Yasnai Matos rompió a llorar al salir de su turno de recogida de enseres. No había palabras de consuelo. El impacto de ver las enormes grietas en paredes de su dormitorio y el salón la hicieron temblar y remover todo. "Fue impactante para ella", comentaba su marido mientras ella lloraba desconsolada apoyada en una farola y sentada en la acera mirando arriba, a la que era su casa.
Del llanto a la desolación, del miedo a la incertidumbre o pensar que podían haber perdido la vida todos, incluidos los tres menores, dos bebés de meses. Sensaciones y pensamientos que pasaron por la cabeza de casi todos los inquilinos, que se realojaron el sábado pasado tras el incidente
en otro el edificio propiedad de Sociedad Limitada Rodríguez Ravelo. "Entramos por nosotros mismos. Tenemos pagado el alquiler del mes y el dueño no se preocupó", comentó con anterioridad Alexis Sánchez.

Yoel, papá de uno de los bebés,carga con la bolsa al hombro con Rolando y Yanet. / Pepa Pallarés
No hay viviendas de alquiler
Todos trabajan y están afectados física y moralmente. Entre otras, porque no saben a donde ir. Conviven hasta tres familias en un piso de 50 metros cuadrados y sobre todo porque "no hay casas de alquiler en Vecindario "Nos quedamos sin nada ¿Cómo y dónde viviremos?", dijo una de las desalojadas mientras esperaba su turno para subir.
Agentes de la Policía Local iban llamando por su nombre cada inquilino para subir por turnos, máximo de dos personas más el técnico porque no se puede sobrecargar el edificio del que se desconocen aún los daños estructurales que ocasionó la manipulación del cimiento central y sobre todo, el sobrepeso de las viviendas que presuntamente se han ido construyendo sin permiso legal en el inmueble. Constan en el catastro pero no significa que las 25 sean legales. De hecho, un expediente municipal se encuentra en vía judicial que denuncia a la propiedad de construir 25 viviendas de las ocho iniciales.
Los inquilinos, apostados a un lado, portando grandes bolsas de rafia, se acercaba, se ponían el casco y así subían a sus casas donde guardan toda su vida y recuerdos, fotos, menaje, electrodomésticos, ropa, zapatos. "Lo que tenemos todos en una casa. Imagina que te pasa a ti y tienes que dejarlo todo. "¿Qué eliges para llevarte?", comentaba una de las afectadas

Cándida sale de nuevo del edificio tras olvidar su medicación. / Pepa Pallarés
Una de las anécdotas la protagonizó Cándida Elodia García, de 79 años, una de las primeras en acceder a recoger sus cosas y que al rato volvió a presentarse en la zona y pregunta al agente policial "Puedo subir otra vez? Se me olvidó algo importante". El agente amablemente le pregunta "¿Es importante? - Sí - respondió Cándida - "Es la caja de mis medicinas". El agente siempre amable le responde "Pero eso es lo primero que tenía que llevarse cómo se le olvidó? Venga, vamos". Se fueron juntos a la puerta del inmueble, le colocaron el casco y subió de nuevo a por sus medicinas. Todo en menos de un minuto. Al bajar dijo "Esto es porque es bueno dejar las cosas en el mismo sitio".
Cándida sufrió un doble susto el día del desalojo. "Me acababa de levantar y escuché un golpe fuerte en la puerta y pensé que iban a robar. Cuando fui a abrir la puerta estaba rabada. Del golpe se había desencajado la estructura y no podía salir. Escuché a mi vecino gritando que saliéramos todos y menos mal que me escuchó. Se puso a darle patadas a la puerta hasta que la abrió y pude salir".

Carolina Pérez reabrió también la peluquería y las clientas decían "ya me hacía falta el tinte" / Pepa Pallarés
La que casi no sale fue la propietaria de la peluquería ubicada en la calle anexa al edificio "Aquí ni nos avisaron. Menos mal que como a la media hora pasó un bombero y nos dice, pero por qué no han salido? El edificio de al lado está a punto de derrumbarse". Lo relataba este viernes día de la reapertura Mónica Pérez, la encargada, que recuerda que en ese momento salieron corriendo las empleadas "y dos clientas, que tenían tinte en la cabeza, imagina".
Giovanni dueño de una pizzería también reabrió el viernes tras una semana. Tiene claro que de este caso se encargará su seguro y que denunciará por los daños económicos ocasionados. Pero sobre todo resalta que "quienes realmente lo han pasado mal son los inquilinos. Ellos sí que son los peor parados. Aquí no hay alquileres. ¿Adónde van a ir?".
No son conscientes todavía del peligro que corrían en un edificio con expediente abierto por triplicar el número de las viviendas. Eso lo tendrán en cuenta cuando pasen esta pesadilla. Se traducirá en demanda conjunta al propietario del inmueble. Pero ahora están en otra cosa.
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